Con nervios e incertidumbre. Así vivió Cangas del Narcea la jornada de ayer, con tres incendios «estabilizados», pero con riesgo de reactivación a primera hora de la mañana y dos fuegos activos al terminar el día. Estos últimos, en Vallado y Generelo. Un balance que dejó ayer en el Principado un total de once incendios en siete concejos: Allande, Aller, Cabrales, Cangas del Narcea, Caso, Coaña y Quirós. De los cuales, a última hora, se encontraban activos los dos de Cangas del Narcea y otro más en Coaña en el que trabajaban equipos de la Brigada de Incendios. Las altas temperaturas que se esperan para el día de hoy en toda la región hacen que se mantenga el nivel 2 de emergencia.
Pasada la carretera que lleva al santuario del Acebo, el monte va dejando a un lado el tono negro para sumirse en una nube de ceniza. En Genestoso, los fuegos que en la madrugada del miércoles asolaban las localidades canguesas de Cobos, Villarino de Limés, Fonceca y El Acebo parecían lo suficientemente lejanos como para no suponer un riesgo para el pueblo.
Sin embargo, a apenas unos kilómetros, al otro lado de la divisoria, en la comarca leonesa de Laciana, concretamente en la localidad de Orallo, un incendio avanzaba con fuerza. Solo le faltaba cruzar hacia Asturias para convertirse en amenaza real. Y así ocurrió a primera hora de ayer, transformándose en el foco más preocupante de la jornada para este rincón del suroccidente.
El primero en dar la voz de alarma fue Javier Rivas. Al asomarse, no solo vio que el humo se acercaba a gran velocidad, sino que además tenía un tono negro, síntoma claro de que la quema era reciente y peligrosa. «Me asomé y ya vi cómo ardía la parte asturiana, así que lo primero que hice fue ir a por el ganado que tenía en aquella ladera», relataba ayer, todavía con la tensión en el cuerpo y la ropa impregnada del olor del humo.
Pasadas las dos de la tarde, mientras la Unidad Militar de Emergencias (UME) se desplegaba y organizaba su operativo a la entrada del pueblo, por uno de los senderos que suben hacia el Chano Los Bueyes bajaba Gerardo Pardo entre una nube espesa de humareda. Lo acompañaban una docena de vacas que guiaba con calma, pero sin pausa. «Lo mejor es sacarlas del monte y llevarlas a la ladera de enfrente para garantizar que no les pase nada», explicaba. A su lado, caminaba su hijo Alejandro, de apenas siete años, que observaba en silencio el inusual peregrinaje, con la mirada fija en las llamaradas lejanas.
La vecina Mari Paz García no se sorprendía. «Esto se veía venir, en la parte leonesa lleva una semana quemando», señalaba con resignación. Se refería a un incendio originado por una tormenta eléctrica en el valle de Laciana, que desde el pasado jueves había tenido varias reproducciones. «Ayer [por el martes], con el viento que se levantó por la noche, sabíamos que acabaría llegando», lamentaba, recordando el olor a madera quemada que ya se percibía horas antes de que el fuego cruzara la montaña.
El monolito de la ruta de El Acebo, intacto pese a las llamas. / Mario Canteli
Aunque todavía es pronto para conocer las causas exactas de la ola de incendios que afecta a Asturias, el consejero de Movilidad, Medio Ambiente y Gestión de Emergencias, Alejandro Calvo, apuntaba ayer a una posible «causa humana»: «Parece que el martes no hubo tormenta eléctrica en la zona de Cangas del Narcea, pero habrá que esperar a la investigación».
No obstante, Calvo reconocía que las condiciones meteorológicas fueron determinantes: la prolongada sequía, las altas temperaturas y la baja humedad crearon un escenario perfecto para la rápida propagación del fuego. «Con el cambio climático, las condiciones no son las que eran, los incendios se comportan de otra manera», dijo, evitando entrar en la valoración del estado de los montes o en las críticas que algunos sectores han dirigido al Principado. «En una situación de emergencia, lo importante es trabajar de manera coordinada, es muy complicado buscar soluciones a la situación del medio rural», zanjó.
Quienes sí quisieron valorar la gestión del campo fueron los propios ganaderos. Tras varias semanas advirtiendo de la falta de agua y del riesgo que suponía la sequía en el suroccidente, Borja Fernández, ganador de las últimas elecciones agrarias, aprovechó la ocasión para dirigirse «por segunda vez» al presidente del Principado, Adrián Barbón en una carta: «Estos incendios son el resultado de las políticas aplicadas durante años en nuestros montes y pueblos, hoy convertidos en polvorines», denunció.
El virulento fuego en la madrugada del miércoles obligó al Principado a activar el nivel 2 de emergencia, solicitando la ayuda de la Unidad Militar de Emergencia (UME), que movilizó a un centenar de efectivos desde la base de León a las 8.25 horas de ayer.
Lo hicieron ya con el fuego «estabilizado«: «Esto no significa que no pueda haber réplicas o reactivaciones a lo largo del día», aseguró el Consejero de Movilidad, Alejandro Calvo. Por este motivo, optaron por contar con el respaldo de medios del Ministerio: «Tenemos que estar prevenidos por si los incendios colindantes de la provincia de León saltasen al lado asturiano», explicó Calvo.
Con la incorporación de la Brigada de Incendios de Tineo –que hasta ayer se encontraba operando en Orense–, el despliegue de más medios de la UME fue considerado como «desmedido» por fuentes cercanas a la propia unidad. Dichas fuentes ponen en duda el equilibrio en la dotación de servicios: a los fuegos que estaban activos ayer en Asturias –en monte alto– los vehículos pesados no podían llegar, las poblaciones cercanas no corrían peligro y había comunidades con «mayor necesidad», critican estas mismas fuentes, que aseguran la «impotencia» al verse obligados a realizar tareas de «vigilancia». Todo ello en un contexto en el que cada vez más regiones se ven desbordadas por las llamas y solicitan refuerzo militar para combatirlas.
El presidente del Principado expresó ayer su preocupación por la situación de los incendios en Asturias e hizo un llamamiento a la prudencia ante la previsión de temperaturas extremas, que podrían alcanzar los 43 grados el viernes, y la persistente sequía.
Aunque algunos focos ya están controlados, siguen activos incendios como los de Genestoso y Lebredo (Coaña). El jefe del Ejecutivo destacó la labor de los servicios de extinción, que suman más de 200 efectivos con la incorporación de la UME y las brigadas forestales, además de bomberos, empresas auxiliares y protección civil. «Toda precaución es poca», advirtió.
Barbón defendió la creación de la Consejería de Gestión de Emergencias, una decisión que, recordó, fue criticada en su momento. «Hoy vemos la importancia que tiene, porque no existe en la mayoría de comunidades autónomas», afirmó, subrayando la implicación del consejero Alejandro Calvo, presente en los puestos de mando avanzado en las zonas afectadas.
El Presidente regional insistió en que la Consejería nació para dar respuesta a situaciones como la actual y reivindicó su utilidad frente a quienes entonces la consideraron innecesaria.
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