El sector vitivinícola canario comparte la preocupación por la aparición de focos de filoxera en Tenerife y respalda la necesidad de extremar la prevención, pero considera «desproporcionadas» algunas de las medidas planteadas por la Consejería de Agricultura para evitar su propagación. El pasado miércoles el consejero del área, Narvay Quintero, reunió a los agentes del sector vitivinícola para adelantarles que a partir del próximo martes entrará en vigor una orden que incluye reglas de obligado cumplimiento. El principal punto de fricción es la prohibición de mover uva entre comarcas o islas, una restricción que, según la DOP Islas Canarias (Canary Wine), no tiene base técnica y que será recurrida ante los tribunales si se mantiene en el texto final de la orden. «Nuestra obligación es defender a los asociados y si hace falta recurriremos a los tribunales», advierte el presidente de la junta directiva, Juan Jesús Méndez. Y así se lo transmitieron hoy, a través de un escrito, a la Consejería de Agricultura.
Los productores y bodegueros entienden la limitación que afecta al material vegetal como en el caso de estacas, plantas enraizadas o sarmientos, pero consideran exagerado que la orden incluya también a la uva fresca. Méndez sostiene que en la normativa europea la uva no se considera material vegetal capaz de portar filoxera. «Perjudicaría sin razón a viticultores y bodegas, y daría la impresión de que el problema está fuera de control», argumenta. A su juicio, esta medida afectaría directamente a bodegas de autor que trabajan con uva de distintas comarcas y a viticultores que venden fuera de su zona habitual. «No podemos hablar de plaga; el foco está muy controlado y las medidas deben ser acordes a esa realidad», añade.
«Contradictorio»
Desde Asaga Canarias, el secretario general, Theo Hernando, coincide en que el veto al movimiento de uva es «contradictorio» y recuerda que, mientras se plantea esta restricción, sigue entrando uva de la Península procedente de territorios con filoxera desde hace décadas. Explica que este asunto se lo plantearon a la Consejería en la reunión mantenida ayer con el sector y que desde el Gobierno regional les respondieron que no tienen competencias para bloquear la importación de uva de la Península, aunque sí pueden limitar los traslados entre islas.
A pesar de la contradicción, Hernando respalda que se limiten los traslados de material vegetal por ser las vías habituales de propagación, pero pide proporcionalidad. «Todo lo que implique evitar riesgos será bienvenido, pero también hay que dar un mensaje de tranquilidad y no entrar en pánico», apunta.
La filoxera se detectó por primera vez en Canarias el 31 de julio, en un parral particular de Valle de Guerra (La Laguna). Desde entonces, las prospecciones –391 en total– han identificado solo 18 plantas afectadas, todas con presencia del insecto en hojas y sin daños en raíces. La mayoría están en solares abandonados o en parras particulares sin tratar, y no se ha detectado la plaga en fincas productoras. «Con estos datos tampoco podemos hablar de plaga, son focos», subraya Hernando.
Desde el Cabildo de Gran Canaria, sin embargo, respaldan la línea más estricta. El consejero de Sector Primario, Miguel Hidalgo, asegura que, aunque la incidencia actual sea mínima, «hay que ser rigurosos para evitar que un foco muy controlado salte a otras islas y se convierta en un problema grave». Por ello, apoyan que se prohíba el traslado no solo de material vegetal y podas, sino también de uva fresca, «al menos hasta que se tenga un control exhaustivo». La vendimia acaba de empezar, por lo que se entiende que la orden, como mínimo, se alargará hasta el final de campaña, en octubre o noviembre.
Desde la Consejería de Agricultura evitan adelantar las acciones concretas que incluirá la orden, que entrará en vigor la próxima semana, y sostienen que su objetivo es contener y erradicar la plaga. n
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