La emoción no descendió ni un ápice en la noche del martes en la basílica de Santa María, con una mejor entrada que el lunes, algo habitual, con la nave y el crucero prácticamente a rebosar a excepción de las sillas con menor visibilidad. Los cantores elevaron sus voces con sentimiento a lo largo de una representación caracterizada, como es habitual, por el cambio de personajes y también de voces. Todo el cortejo era renovado con Álvaro García como María Mayor. También el ángel (Eric Navas) y los personajes de San Juan y San Pedro, protagonizados por el veterano José Manuel Guinot y el reverendo José María Íñigo. Solo Carlos Castillo repitió en el emocionante Ternari, teniendo de compañeros a Salvador Cotes (tenor) y Luis Antón (barítono).
Era un ensayo general más, pero que tuvo una incidencia poco habitual pues en la segunda parte de la representación, uno de los ángeles del Araceli, cuando este estaba posado sobre el Cadafal y se procedía a colocar sobre él la imagen de la patrona, informó que no quería subir, según explicaron fuentes del patronato al diario. En esos instantes, el Araceli se encontraba ya dentro de la tramoya baja para que los espectadores no pudieran ver cómo se colocaba la talla de la Virgen de la Asunción. Una operación en la que habitualmente no se tarda más que unos segundos. Pero el órgano estuvo tocando las mismas notas durante más de 15 minutos. El público no sabía qué estaba ocurriendo, mientras los apóstoles y judíos mantenían la compostura. El propio Mestre de Capella, Javier Gonzálvez, habló con el muchacho y entendió su petición, pero cambiar a un ángel en estas circunstancias no es nada fácil.
La incertidumbre por el cambio del ángel / M. Alarcón
Poco habituales
Las mismas fuentes explican que los niños tienen suplentes para cualquier tipo de incidencia, pero son tan poco habituales que no están preparados y vestidos, aunque aguardan en el templo. El problema es que el Araceli se encontraba en esos instantes encajado en la tramoya baja, en una zona de dificil manipulación y con los otros tres miembros colocados, como es habitual. Cuando constataron que había que realizar el cambio comenzó una compleja operación de sacar al pequeño de su lugar tras soltarlo de los arneses, mientras que el sustituto bajaba desde su ubicación en un balcón, se vestía y era atado al aparato. Todo ello, bajo un calor increíble al que se unía la lógica tensión del momento. El público, que no veía lo que estaba ocurriendo, comenzó lentamente a comentar que algo estaba pasando y el murmullo tan poco habitual comenzó a escucharse en la basílica. Los apóstoles y judíos se mantuvieron en el escenario, pero también sin poder evitar al final que sus caras mostraran la lógica preocupación, aunque nada grave estuviera sucediendo.

El Cortejo que protagoniza la María Mayor entra a la basílica de Santa María para la representación del Misteri d’Elx / Áxel Álvarez
Fueron más de 15 minutos de espera a las que puso fin el órgano, cuando cambió el tiempo y el Araceli, lentamente, comenzó su ascenso y el público prorrumpió en aplausos. Siendo una incidencia poco habitual, no fue la única, en la primera parte de la representación, el Mestre de Capella abandonó unos minutos el escenario, al parecer algo mareado, mientras se interpretaba el Ternari sobre el andador. Fue a beber agua y volvió repuesto. Pese a ello, fue abanicado por personal del Patronato unos instantes aunque no estaba acalorado, solo necesitaba beber. Regresó a su lugar en el Cadafal cuando aún el Ternari no había finalizado su interpretación y todo siguió con completa normalidad, muchos espectadores ni se dieron cuenta de lo que había sucedido.

El portaestandarte y los electos del Misteri / Áxel Álvarez
Electos
El portaestandarte, el obispo de Solsona, el ilicitano Francisco Conesa, y los electos, Jesús Andreu y María José López, disfrutaron en su segundo día viendo la representación más aún sin cabe que el primero, por el privilegio que supone el disfrutar del drama asuncionista a pie de Cadafal. En cualquier caso, fue una representación de grandes momentos, como la actuación protagonizada por el ángel, el soberbio trabajo de la María Mayor, las voces armoniosas del Ternari o la tristeza que desprende los apóstoles en muchos momentos de la representación. Una escenografía cada vez más cuidada y un final apoteósico, con una lluvia, casi una tromba, de oripel, que cerró un segundo ensayo del que aún resuena el «Gloria Patri». Quizá este martes los aplausos del público fueran más intensos porque nunca se recuerda nada parecido.

Trabajos en la tramoya alta para que la Magrana se abra / Áxel Álvarez
Invitados
En otro orden de cosas, la convalecencia del presidente del Patronato, Francisco Borja, volvió a colocar a María Teresa Botella Quirant al frente de la tribuna de la institución, que había anunciado la presencia del vicerrector de Internacionalización y Vida Universitaria del CEU, Álvaro Antón; del profesor de Derecho Financiero y Tributario de la UA, Juan José Bayona, del catedrático de Matemáticas de la UMH, Francisco José Toledo; y del presidente de Riegos de Levante (margen izquierda), Roque Bru.

San Juan saluda a la virgen en un momento de la representación / Áxel Álvarez
Mientras, a la tribuna del Ayuntamiento de Elche asistieron la diputada nacional Sandrá Pascual (nacional) y los diputados autonómicos Ramón Abad y Miguel Pascual; el alcalde de Aspe, Antonio Puerto, el oficial del Consorcio de Bomberos de Alicante, Alan Williams Clemente; la cónsul honoraria de Francia en Valencia y Castellón, Karin Nylund; el director general de Fira Alacant, Alejandro Mora; el exalcalde de Elche, Manuel Rodríguez; el arquitecto, expresidente del Misteri e Hijo Predilecto, Antonio Serrano; el escultor Juan José Quirós, autor de las esculturas de Semana Santa y de las marías; el subsecretario de Sanidad, Álvaro Cuadrado; el gerente del Hospital General, Andrés Navarro; el gerente del Hospital La Fe, José Luis Poveda, la presidenta de la Fundación del Deporte Ilicitano, Isabel Antón; y el presidente de AFAE, José Francisco Barragán.

Espectadores escuchan el canto del ángel en la Magrana / Áxel Álvarez
Luces
Cada ensayo es una prueba para el Misteri d’Elx de cara a las representaciones de los días 14 y 15. Nervios que, como ocurrió en la primera jornada, desembocan en pequeños detalles a subsanar, aunque pasen desapercibidos para los espectadores profanos. No así para el Mestre de Capella, Javier Gonzálvez, ni el de Ceremonias. El primero, siempre atento al estreno de cantores, como fue el tenor del ternari, Juan Cuenca; la María Mayor, Santiago Sánchez; o el Ángel de la Magrana, Pau Esteve, a quien el órgano el ayudó al final de su canto, de regreso al cielo.

Un momento de la representación del Misteri d’Elx / Áxel Álvarez
Y el segundo porque ha introducido variantes en la iluminación, que quizá den más protagonismo a lo que ocurre en el suelo (Cadafal y Andador) que en el cielo (Magrana, Araceli y Coronación). Hubo más movimiento de luces lo que, en un momento dado, también, desembocó en un error de dos segundos durante la Judiada, dejando prácticamente a oscuras el Cadafal. Modificaciones que, al parecer, algunos patronos desconocían. Son días, en cualquier caso, para intentar mejorar.
Suscríbete para seguir leyendo