Lejos de extinguirse, el incendio originado el pasado lunes en Puercas de Aliste, en Zamora, se ha convertido en la peor pesadilla para los vecinos de los ocho pueblos de la Sierra de la Culebra que han tenido que ser desalojados y, en especial, para los heridos por quemaduras y por inhalación de humo, que fueron evacuados en ambulancia.
Dos personas permanecen ingresadas en la UCI y otras dos se encontraban en Urgencias del Hospital Virgen de la Concha de Zamora. Además, otros vecinos han requerido asistencia sanitaria por heridas de carácter leve o intoxicación por humo.
Las rachas de viento cambiante complicaron aún más las labores de extinción del virulento incendio que, en primera instancia, se desplazó desde el noreste hacia el este y que, posteriormente, viró de norte a sur, formando un círculo en el territorio que dificultó su control, reavivando el doloroso recuerdo de los fuegos sucedidos en 2022 en la Sierra de la Culebra, que calcinaron más de 60.000 hectáreas y que se cobraron cuatro víctimas mortales.
Traslados
De hecho, la peligrosidad del fuego obligó a desalojar de nuevo a los vecinos de Puercas y Ferreruela, a los que posteriormente se sumaron Losacio, Abejera, Valer de Aliste, Riofrío, Sarracín de Aliste y Bercianos. Parte de los vecinos desalojados fueron trasladados en autobús al pabellón de Alcañices y otros optaron por dirigirse a las viviendas de familiares alejadas de los diferentes focos del incendio.
Ante el avance incontrolado del fuego, vecinos de Abejera intentaron evitar que las llamas penetraran en las calles y calcinaran sus propiedades, lo que propició que algunos resultaran heridos por quemaduras. Otros tuvieron que recibir asistencia sanitaria por la inhalación del intenso humo generado por la «lengua principal».
El esfuerzo de los efectivos del operativo de extinción y de los vecinos de Abejera no fue suficiente para impedir que el fuego calcinara vehículos o algunas edificaciones situadas en el exterior de la localidad. El fuego también obligó a cortar varias carreteras como la que conecta Gallegos del Río y Ferreruela, al margen de prohibir el paso por otras vías que enlazan Riofrío con Abejera y Puercas.
Las peores previsiones apuntaban a que el viento cambiante y la posibilidad de tormentas convectivas podían complicar la situación del incendio por la tarde y, desgraciadamente, se cumplieron.
Reactivación
Tras una mañana de intensa calma en la que algunos vecinos desalojados como los de Ferreruela pudieron regresar a sus domicilios y los de Abejera colaboraron con los medios de extinción en contener la reactivación de algunos focos, el incendio se descontroló a primera hora de la tarde.
Así, la columna principal tomó un nuevo rumbo hacia Losacio, localidad en la que vecinos y medios de extinción colaboraron para intentar evitar que las llamas alcanzaran el casco urbano, aunque finalmente no pudieron impedir que el pueblo tuviera que ser evacuado.
Un nuevo giro del viento volvió a cambiar la dirección del fuego hacia Abejera, localidad en la que, por primera vez desde que el lunes se iniciara el fuego en Puercas, se concentraron gran cantidad de efectivos del operativo de extinción desplegado en la zona, apoyados por la Unidad Militar de Emergencias y bomberos de la provincia.
Medios
Y es que muchos vecinos de la zona coincidieron al señalar la escasez de medios desplazados al epicentro del fuego en las primeras horas y a pesar de que, casi desde el inicio, fue declarado por la Junta de Castilla y León de nivel 2 por representar una seria amenaza para núcleos de población o infraestructuras, al margen de poder provocar daños importantes por su extensión o por las características de la masa forestal afectada.
De hecho, si en la tarde del lunes tan solo un medio aéreo sobrevoló el fuego, este martes no se incorporó un helicóptero hasta cerca de las 12 de la mañana, al que posteriormente se sumaron dos hidroaviones, medios aéreos que se reforzaron por la tarde, ante el imparable progreso de las llamas.
El peso de las labores de extinción recayó en los medios terrestres del operativo, apoyados por efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), a los que también se sumaron 13 bomberos y cuatro vehículos procedentes de Portugal, al margen de efectivos de otros Parques de la provincia.
Ante la previsión de que las llamas pudieran alcanzar localidades como Abejera, su alcalde, Andrés Ferreras, y varios vecinos vigilaron la evolución del incendio porque, como reconoció, «había muy pocos medios y teníamos que librar al pueblo del fuego».
Por este motivo decidieron «preparar» maquinaria para crear cortafuegos, que a última hora de la tarde, no fueron suficientes para impedir que el incendio «acorralara» Abejera.
El limitado operativo también fue criticado por Fernando Álvarez, concejal de Puercas quien, completamente abatido por el esfuerzo, aseguró que en la primera noche «estábamos rodeados por el fuego» y que hasta las seis de la mañana «no apareció un bulldozer» para frenar su avance.
«Esto parece un infierno» aseguró el concejal, quien responsabilizó en parte del incendio al «abandono» del medio rural. A modo de ejemplo recordó que «antes había ganado y limpiaba el monte», pero en la actualidad, «no se toman medidas» para ayudar a combatir incendios como el que reactivado la pesadilla vivida hace tres años en la Sierra de la Culebra.
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