«A mi padre lo dejaron morir en el campo, lo dejaron tirado debajo de un árbol. Nadie llamó a la ambulancia, nadie avisó a la familia. Murió solo», lamenta Ovidio Vranciu, hijo de Gheorghe Vranciu, el temporero de 61 años que falleció este lunes en un campo de fruta entre las localidades de Alcarràs y Torres del Segre, en Lleida. La familia explica que Gheorge se empezó a encontrar mal a las dos del mediodía, pidió auxilio a su encargada y esta le instó a que reposara bajo la sombra de un árbol, donde terminó falleciendo dos horas después. «Nadie llamó a la ambulancia», denuncia su hijo. El informe forense provisional del fallecimiento, al que ha tenido acceso este diario, determina que la causa de la muerte fue de «estrés por el calor», aunque los Mossos están realizando más pruebas complementarias.
Hacía más de 18 años que Gheorghe Vranciu vivía en Lleida, pero era oriundo de Rumanía. «Ha trabajado toda la vida de soldador, en la construcción y en el campo también», cuenta su hijo. El hombre hacía poco que se había reincorporado tras permanecer tiempo de baja, debido a dolores lumbares en la espalda y retención de líquidos en las piernas. El pasado jueves 7 de agosto, sin embargo, volvió a trabajar, según relata su hijo.
Gheorhe Vranciu, el temporero fallecido en Alcarràs el pasado lunes por la ola de calor, en una imagen cedida por su familia. / Cedida por la familia Vranciu
Vranciu estaba empleado, como la mayoría de los 12.000 temporeros que recogen fruta este verano en Catalunya, a través de una empresa de trabajo temporal (ETT). Concretamente estaba contratado por Empleo Express para la empresa Agroalimentaria El Pla SL, con sede en Mollerussa. Esta sociedad, según figura en el BORME, está administrada por Ignasi Argilés Figuerola, que también es director de producción del Grupo Nufri, uno de los principales grupos agroalimentarios de Catalunya. A preguntas de este medio, fuentes oficiales del Grupo Nufri niegan tener vinculación directa con el suceso.
Según explica la familia, Vranciu cobraba el salario mínimo. Cada mañana, tres compañeros de trabajo lo recogían en su casa de Lleida y lo llevaban en dirección al campo de fruta ubicado entre Alcarràs y Torres de Segre. Este pasado lunes ya no regresó.
«Mi padre trabajaba desde las siete de la mañana hasta las 17.30 de la tarde, con una pausa de media hora para comer allí mismo», explica el hijo. Unas 10 horas diarias y con exposición en los momentos de temperaturas más elevadas (y mayor riesgo). Los servicios de prevención de varias empresas agrícolas de la zona recomiendan estos días no recoger fruta más allá de la una del mediodía. Sin embargo, según explican desde el sindicato CCOO, es habitual que haya fincas que prolonguen los horarios.
Poco después de la pausa para comer, Vranciu se empezó a encontrar mal. «A las 14 horas mi padre avisó a la encargada de que no estaba bien. Ella le respondió que lo único que le pasaba es que iba ebrio, cuando mi padre no bebía. Le dijo que fuera al final de la hilera de los frutales que estaban recogiendo, y se sentó debajo de un árbol, en la sombra. Nadie llamó entonces a la ambulancia, ni se lo llevaron a casa, ni siquiera nos avisaron a nosotros», se queja el hijo.
La ambulancia no llegó a tiempo
Según el relato de la familia, a las 15:30 horas, una hora y media más tarde de que el temporero empezara a exteriorizar su malestar, varios de sus compañeros se acercaron para ver cómo se encontraba. «Lo vieron en el suelo, ya estaba convulsionando. Empezaron a tirarle agua y llamaron a la ambulancia», relata su hijo. Uno de los compañeros de trabajo de Vranciu confirma a este diario lo ocurrido. «A la una, mientras comíamos, le pregunté a Gheorghe cómo se encontraba y me dijo que estaba bien». Media hora después, les separaron en diferentes filas de frutales y no lo volvió a ver hasta las 15:30, debajo de la sombra de un árbol. «Estaba convulsionando, inconsciente, no respondía», cuenta. Este trabajador explica que le dio agua y llamaron a la ambulancia, pero no lograron salvarlo.
Según su relato, los efectivos del Sistema de Emergències Mèdiques (SEM) se presentó en el campo de frutales sobre las 16:30 horas de la tarde. El informe forense revela que Gheorghe Vranciu murió de una «insuficiencia cardiorespiratoria aguda en el contexto de estrés por calor«. Según esta primera autopsia, la muerte se produjo entre las 16:24 y las 16:50 horas de la tarde del lunes. «La ambulancia intentó reanimarle, pero fue imposible. Mi padre ya estaba muerto», asegura el hijo. Lamenta que la empresa no se haya puesto en contacto con la familia, y explica que se enteró de todo lo ocurrido a las ocho de la noche, gracias a una llamada del párroco de la iglesia ortodoxa de Lleida.
Amenazas de despido
«Ayer estábamos trabajando a 42ºC», se queja uno de los temporeros que trabajaba con Vranciu, que pide anonimato porque teme represalias. Según corrobora este trabajador, de lunes a viernes hacen 10 horas al día, con tan solo media hora de descanso a la una del mediodía; más seis horas adicionales el sábado, que acaban a la una del mediodía. Explica que hace semanas que estos trabajadores de la fruta piden trabajar solo hasta la una del mediodía, por las altas temperaturas, como se hace en algunas fincas.
«Pero nos dicen que no, que quien quiera trabajar hasta las cinco y media de la tarde que no vuelva al día siguiente. Es imposible trabajar a 41 o 42ºC», asegura este empleado. Este mismo empleado señala que en estas instalaciones trabajan unas 50 personas y que son habituales las quejas por calor. Este martes, después de la muerte de Vranciu, la empresa ha suspendido la recolección de la fruta y los empleados se han quedado en casa.
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