En un país con una de las edades de emancipación más tardías de Europa,—y donde más de la mitad de los jóvenes que lo logra debe destinar más del 40% de sus ingresos a la vivienda— diez de cada cuatro jóvenes emancipados sigue necesitando ayuda económica externa, principalmente de sus padres. Esta es una tendencia que el Consejo de la Juventud Española (CJE) ya identificó en su último informe semestral sobre emancipación juvenil, publicado a principios de este año, y que ahora el Observatorio Cofidis de Economía Sostenible en el Hogar 2025 ha vuelto a poner sobre la mesa.
En España, solo un 15% de los jóvenes de entre 18 y 31 años se ha emancipado, destacaba el CJE. Pero, ¿qué ocurre con quienes ya lo han hecho? Desde Cofidis señalan que “alcanzar la independencia residencial no implica necesariamente estabilidad económica”. Porque dentro del grupo de jóvenes emancipados, hay un 26,3% recibe ayuda económica de sus progenitores, un 7,6% de otros familiares y un 4,4% de personas cercanas no familiares. En conjunto, casi un 40% continúa necesitando apoyo externo, lo que evidencia la fragilidad de sus condiciones de vida incluso fuera del hogar familiar, según los datos del Observatorio.
España frente a Europa
El contraste con Europa es evidente. Según Eurostat, la edad media de emancipación en la Unión Europea es de 26,3 años. Finlandia lidera la lista con salidas tempranas a los 21,4 años, mientras que Croacia registra las más tardías, con 31,8 años. España comparte con Italia, Portugal, Grecia y Eslovaquia un patrón similar (30 años): jóvenes que se marchan tarde y, cuando lo hacen, mantienen una alta dependencia económica de su familia.
Independencia a base de deuda y renuncias
Emanciparse con tan poco margen económico tiene un impacto directo en el ahorro. Cofidis señala que hasta un 20% de los jóvenes emancipados no consigue ahorrar nada al final de mes. Entre quienes logran ahorrar, la mayoría guarda menos del 10% de sus ingresos, y solo un 19,3% supera el 30%.
De fondo, unos salarios insuficientes para afrontar el coste de la vida. Porque según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los jóvenes de 25 a 29 años ganan una media anual de 21.039 euros; los menores de 24, 15.364 euros. Con estos salarios, el informe resalta que “casi tres de cada cuatro emancipados no podrían afrontar un gasto imprevisto de 5.000 euros”. Entre quienes viven todavía con sus padres, el 24,1% no ahorra nada y el 35,5% no podría hacer frente a un gasto de 10.000 euros.
Cambio cultural sin respaldo estructural
Estos datos económicos van acompañados de transformaciones sociales. Un estudio liderado por David Gil Solsona, profesor de Sociología en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC), muestra que cada vez más jóvenes optan por pisos compartidos o vivir solos, desvinculando la emancipación de la formación de pareja. Si en 1996 un 65% se marchaba para convivir con su pareja, hoy apenas lo hace entre el 16% y el 18%. En cambio, han aumentado quienes lo hacen por estudios (del 6% al 29%) o por el deseo de independencia (del 10% al 35%).
Suscríbete para seguir leyendo