La emancipación juvenil se convierte en un ideal cuando la situación socioeconómica no acompaña a quienes quieren optar a una vida más independiente. Y mucho menos cuando se trata de adquirir un inmueble, que se convierte en algo casi impensable, a tenor de la tasa de emancipación existente en Aragón. Es entonces cuando, por elección en muchas ocasiones involuntaria, los pocos recursos abocan a los jóvenes a compartir piso de alquiler, incluso en edades cercanas a los cuarenta años.
No hay sorpresas. En Aragón, la panorámica no es muy distinta a la de la media española: precios muy altos, salarios muy bajos y poca vivienda existente para entrar a habitarla en el momento presente. Así lo explica el presidente del Consejo Aragonés de la Juventud, Tomás Aragón. «Compartir piso es la opción tristemente preferencial para los jóvenes«, sostiene. Y pone sobre la mesa el coste medio de alquiler, incide «compartiendo piso», en cada una de las tres provincias: 320 euros en Zaragoza, 290 euros en Huesca y 280 euros en Teruel.
Si hablamos de esfuerzo económico para los jóvenes aragoneses de entre 16 y 34 años, la cifra es desalentadora. En Zaragoza, un 69% del salario se destina al alquiler, mientras que es un 66% en la provincia de Huesca y un 49% en Teruel, según los datos del primer semestre de 2024 que se desprenden del informe interautonómico del Consejo de la Juventud de España.
En todos los casos, son números que superan, por mucho, la recomendación que dicta el Banco de España, que aboga por destinar un tercio del salario al alquiler de la vivienda, es decir un 33% de lo que se percibe, para poder hacer frente a los pagos y mantener un nivel de vida digno y que permita realizar otro tipo de actividades, más allá de cumplir con los pagos que llegan a fin de mes.
Este sobreesfuerzo económico, que supone una carrera de resistencia para muchos jóvenes, se convierte además en un quebradero de cabeza si se debe compaginar los estudios con el trabajo. Por eso, la opción de un alquiler de piso compartido para muchos es la «única opción». Es decir, una elección forzada por una situación que dista mucho de estar en vías de solución con la evolución de los precios de los alquileres y a pesar de las subidas de los salarios.