Saúl Craviotto (Lleida, 1984), agotado y exultante en el canal parisino de Vaires-sur-Marne después de conseguir su sexta medalla olímpica, más que nadie en España, prometió no acercarse a menos de 50 kilómetros de una piragua en bastante tiempo. No lo cumplió, porque la piragua es su vida, la cabra tira al monte, pero sí que se alejó de la competición durante una temporada.
En esas sigue, cerca de un año después, afanado ahora en tareas menos glamurosas como terminar una mudanza de casa con su familia, mientras sigue entrenando y atendiendo a sus compromisos, como el que le llevó a ser uno de los ponentes estrella del Sports Summit Madrid, celebrado hace unas semanas en Ifema. En dicho evento conversó con EL PERIÓDICO sobre su presente y su futuro, con la opción todavía abierta de competir en Los Ángeles 2028. No hace falta preguntarle, él mismo saca el tema.
¿A qué dedica ahora su tiempo Saúl Craviotto?
Estoy en una fase de relax, de ‘stand-by’. Los años posteriores a unos Juegos Olímpicos siempre hay que tomárselos un poco así, si quieres llegar a los siguientes a cuatro años vista. Pero en la fase en la que estoy ahora, ni me planteo pensar en Los Ángeles 2028. Tengo 40 años, he ido a cinco Juegos Olímpicos y tengo una serie de variables en mi vida. Si estuviera soltero, no tuviera familia, no tuviera [tres] hijas… Te digo yo que entonces iba a Los Ángeles, a Brisbane [2032] y a donde sea. Pero hay muchas variables, muchos peajes que pagar. Y bueno, pues estoy en esa fase en la que tengo que pensar en muchas cositas y ya veremos.
Si estuviera soltero, no tuviera familia, no tuviera hijas… Te digo yo que entonces iba a Los Ángeles, a Brisbane y a donde sea
La puerta la tiene abierta, en todo caso.
Digamos que voy dejando que fluya, echando balones para delante. Y cuando pete, pues diré: «Mira, hasta aquí». La satisfacción profesional ya la tengo cubierta, no tengo que demostrarme nada a mí mismo ni tengo ya esa ambición. Y a veces es necesario tener ambición para afrontar un reto así. Pero bueno, a lo mejor… Yo que sé, igual de repente el año que viene me empiezo a calentar, me pongo el cuchillo en mis dientes y tiro para adelante. Soy así, un poco impulsivo para estas cosas.
Saúl Craviotto, durante la entrevista. / XAVIER AMADO
¿Tiene un calendario para regresar a la competición?
En septiembre empezamos la temporada 2026, ahí me voy a unir al grupo, empezaré a entrenar e iremos viendo. Y luego hay otra cosa: aunque yo al final quisiera ir a Los Ángeles, me lo tendría que ganar. Hay selectivos que se deciden por milésimas y hay chavales de 20 y pico años que aprietan muy fuerte. Aunque vuelva y quiera ir a mis sextos Juegos, igual resulta que no puedo porque no me gano mi plaza.
¿Y por qué volver, aunque sea como hipótesis, con todo lo que ha ganado ya?
¿Y por qué no? Hago lo que me gusta, soy un privilegiado por poder representar a mi país y vivir una experiencia como los Juegos Olímpicos. Me llevo genial con el grupo. Son mis amigos, son casi mis hermanos. Mi entrenador todavía más, que llevo 25 años con él. Así que, ¿por qué no? Se me da bien, me gusta, me encuentro fuerte y no quiero que el DNI me retire. No me toca retirarme porque he nacido en 1984 y tengo 40 años, me tocará cuando me echen, cuando puedan conmigo. Y sobre todo va a depender de la ilusión que tenga.
¿Por qué no volver? Se me da bien, me gusta, me encuentro fuerte y no quiero que el DNI me retire
El día que ganó su sexta medalla, en París 2024, dijo que no quería estar a menos de 50 kilómetros de una piragua durante una buena temporada. ¿Lo cumplió?
Pues ni me acuerdo de lo que dije, en ese momento de euforia posiblemente lo dijera, sí. No lo pongo en duda. Pero la verdad es que no lo cumplí. Al poco tiempo de ganar la medalla ya estaba subido en una piragua. Es que es mi vida. Para mí es lo más bonito del mundo, esa sensación de navegar encima del agua. No hay nada más relajante que eso, lo necesito en mi vida, más relajante que eso no lo hay. Para mí es algo casi espiritual. Ir encima de una piragua es algo precioso, siempre y cuando sea en modo relax. Haciendo series ya te digo yo que eso es un dolor. ¡O sea, no hay por dónde cogerlo! Ahí sufres mucho, pero también es bonito.

Saul Craviotto, Carlos Arevalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade, con la medalla de bronce que consiguieron en París 2024. / AFP7 vía Europa Press
Su relación con el piragüismo, con la navegación, va mucho más allá de su deporte.
Yo es que ya tengo escamas en lugar de piel. Llevo subido en una piragua desde que tengo uso de razón, mi padre es piragüista también, lo he vivido desde pequeño. No había vacaciones en las que no nos fuéramos con la piragua en la baca del coche. No concibo mi vida sin el piragüismo.
Yo ya tengo escamas en lugar de piel. Llevo subido en una piragua desde que tengo uso de razón, no concibo mi vida sin el piragüismo
Este mes se disputa el Mundial. ¿Tiene mono de competición?
No. Cero. Ahora mismo, no. A ver, yo sigo entrenando todos los días, en el gimnasio, correr, bici, salir a remar… Pero la sensación esa de los nervios de un selectivo, de jugártela, de tal… Lo que necesito ahora mismo es parar, descansar y aflojar de todo eso. A veces, la única manera de soportar la presión es desinflando el balón.
En cierta manera está repitiendo lo que hizo en 2017, después de los Juegos de Río.
Exactamente lo mismo. Fue el año que fui a Masterchef [y lo ganó] y me vino muy bien. Yo creo que si no hubiese descansado en 2017, posiblemente hubiera llegado a Tokio 2020, pero ya no hubiera podido aguantar el ciclo olímpico de París. Cuando haces 24 horas lo mismo, te acaba quemando. A veces necesitas ese ‘reset’, un parón para hacer cosas diferentes, para no estar 24/7 hablando, pensando y rodeado de piragüistas, y piragüismo, y piragüismo, y piragüismo… Al final todo acaba quemando.
Diría que un año sabático es el sueño de la mayoría de españoles.
Bueno, tampoco es eso, yo sigo entrenando, la parcela del cuidado físico y ser el Craviotto deportista sigue estando ahí. Otra cosa es que no lo haga en el nivel de presión de la competición, tal, pero el deportista sigue ahí. Y yo también trabajo mucho la imagen personal con las marcas comerciales. Eso hay que trabajarlo y también lleva un peaje durete, aunque lo lleve bien y esté encantado.

Saúl Craviotto, durante su intervención en Sports Summit Madrid 2025. / David Fernández / EFE
Hablaba antes de sus variables, sus circunstancias, y se refería a sus tres hijas. ¿Es difícil ser un buen padre y un buen deportista profesional a la vez?
Tiene sus pros y sus contras, eso está claro. Tienes que ser deportista 24 horas, un domingo por la tarde también, aunque estés descansando. A los mejor tus hijas quieren ir a la playa y yo no me puedo permitir estar cinco horas al sol porque al día siguiente tienes que hacer unas series de tolerancia láctica, en las que tienes que estar físicamente perfecto. Esas cosas que hace una familia normal, el deportista no las puede hacer. No puedes ir al parque de atracciones y estar caminando durante ocho horas cuando al día siguiente tienes un… lo que sea. Y los viajes, yo me suelo pasar tres meses en Sevilla en invierno. Hay una serie de peajes que pagas y mis hijas se merecen un papá que no tenga que pagarlo. Es un poco lo que quería este año.
A los mejor tus hijas quieren ir a la playa y yo no me puedo permitir estar cinco horas al sol porque al día siguiente tienes que hacer unas series de tolerancia láctica
Ha sido nominado al Princesa de Asturias, pero no lo ha ganado. ¿Es una espina?
Vamos a ver, a cualquier deportista que le preguntes te dirá que le gustaría ganarlo, pero no es una espina ni nada así. Para mí ya es un honor haber estado entre los nominados. Y creo que al final dignifica mucho los a Premios Princesa de Asturias que se lo den a alguien como Serena Williams, una figura muy relevante a nivel internacional, que ha conseguido lo que ha conseguido. Me hubiese gustado ganarlo, claro, pero cuando escuché su nombre me alegré mucho de que fuera ella.
¿Le da mucha relevancia a ser el deportista español con más medallas olímpicas?
Sinceramente, no. No le quito mérito, claro, lo mío me ha costado, pero no es una cosa que yo piense en mi día a día. Igual no lo estoy sabiendo valorar y a lo mejor cuando pasen unos años y mire para atrás pensaré «ostras tío, la que he liado, macho, la que hiciste». Pienso más en mi trayectoria, en que he estado cinco ciclos olímpicos ahí arriba, de 2008 a 2024. Eso es lo realmente complicado, porque el número de medallas depende también de tu deporte, Lydia Valentín solo podía ganar una en cada edición de los Juegos y Michael Phelps podía ganar ocho o nueve. ¿Quién es mejor deportista, el que ganó el oro en maratón o un nadador que ganó varios? ¿Cómo valoras al mejor? Así que lo del número de medallas está bien para los rankings y para todo eso, pero yo lo que realmente valoro de mi carrera y de lo que estoy orgulloso es de haber estado durante veinte años arriba, arriba, arriba… Sin haber fallado en ninguna olimpiada. Eso es de lo que realmente me siento orgulloso.

Saúl Craviotto, junto a Carlos Pérez, con su primera medalla olímpica, el oro en K2 500 en Pekín 2008. / LUIS TEJIDO / EFE
¿Ha pensado en cómo le gustaría que fuera su retirada?
No es algo que piense en mi día a día, en mi rutina diaria. Como mucho pienso en ello cuando me lo preguntáis en alguna entrevista, pero voy dejando que fluya. Llegará el día en que vea que ya no pueda dar más, que sienta que lo he dado todo. Pues ya está.
Suscríbete para seguir leyendo