Losfuncionarios británicos han recibido el permiso paratrabajar desde casa durante las siete semanas que duran losJuegos Olímpicos de Londres de este verano, como manera de hacer frente a losproblemas de transporte, informa este martes el diarioThe Times.
Miles de funcionarios que trabajan en la zona gubernamental de Londres tendránhorarios laborales flexibles entre el 21 de julio, seis días antes del comienzo de los Juegos, y hasta que terminen los Paralímpicos, el 9 de septiembre, añade el rotativo.
La medida, según explica el rotativo, ha causado elmalestarde la Asociación de Servicios Empresariales, que representa a una buena parte decompañías del país. «Tener al corazón del Gobierno trabajando de forma intermitente durante siete semana es mucho tiempo. Nosotros animaríamos a los ministros y a los funcionarios a que hagan lo que hace el sector privado para impulsar la economía, con o sin Juegos Olímpicos», señaló un portavoz de esa asociación.
Temor a una parálisis laboral
Según The Times, los ministerios han establecido como objetivo durante la cita olímpicamodificar el 50% de los viajes que hacen los funcionarios. Además, se suspenderá o modificará el envío de correspondencia, lo que hace pensar que habrá unaparálisis laboral en el sector público. Además, las siete semanas coinciden con el receso parlamentario de verano y las vacaciones escolares, lo que hace pensar a los críticos que los funcionarios puedanperder la motivación para hacer sus labores.
A los trabajadores de la Administración se les han ofrecido distintas posibilidades para reducir sus viajes durante el evento deportivo, ya sea trabajar en oficinas del Gobierno que están más cerca de sus casas, ir caminando al trabajo o hacerlo desde casa, opción esta última que parece ser la más popular, añade el diario británico.
Tres ministerios importantes –Interior, Asuntos Exteriores y el de Comunidades– no han firmado este plan para recortar los viajes, pero otros 17 departamentos ya lo han hecho, según el rotativo. Al parecer, este programa ha sido firmado por el ministro de Transporte, Justine Greening, y el ministro del Gabinete, Francis Maude, sin tener en cuenta los problemas que pueda generar su puesta en marcha o la respuesta de la población.