La pausa arancelaria entre Estados Unidos y China llega a su fin este martes sin que ambos países hayan cerrado una nueva extensión de su tregua comercial.
Tras subirse mutuamente los aranceles por encima del 100% durante la pasada primavera, ambas potencias acordaron una tregua de 90 días en mayo para llegar a un acuerdo comercial. Así, Pekín y Washington fijaban el 12 de agosto como fecha límite para alcanzar un acuerdo antes de que los gravámenes volviesen a niveles punitivos del 125% para las exportaciones estadounidenses y del 145% para las chinas.
A finales de julio, delegaciones de EEUU y China se reunieron en Estocolmo para tratar de extender este período de paz comercial. Tras las reuniones, la parte asiática se mostró bastante confiada de haber llegado a un acuerdo con su contraparte estadounidense.
En estos momentos, los envíos de China hacia EEUU enfrentan un arancel del 20% relacionado con el supuesto papel del país en el tráfico de fentanilo, además de un arancel base del 10% y un gravamen del 25% sobre ciertos bienes impuesto durante el primer mandato de Trump. Los productos estadounidenses hacia China están sujetos a aranceles superiores al 32%.
Por su parte, los negociadores estadounidenses, si bien dieron señales de estar conformes con los términos propuestos por China, dejaron la decisión final en manos del presidente Donald Trump. El problema radica en que Trump no ha dado muestras claras de estar a favor de dicho acuerdo. En su lugar, el presidente estadounidense ha exigido a China que cuadruplique sus importaciones de soja.
«China está preocupada por su escasez de soja. Nuestros grandes agricultores producen la soja más robusta. Espero que China cuadruplique rápidamente sus pedidos de soja. Esta es también una forma de reducir sustancialmente el déficit comercial de China con Estados Unidos. Se brindará un servicio rápido. Gracias, presidente XI», señaló Trump en su red social, Truth Social.
LA SOJA, EN EL OJO DEL HURACÁN
Y es que China parece tener claro dónde golpear a Estados Unidos, ya que, pese a todo, sigue representando casi la mitad de las exportaciones de soja de EEUU.
China importa alrededor del 20% de su soja desde EEUU, aproximadamente la mitad de lo que hacía en 2016, antes del estallido de la guerra comercial durante el primer mandato de Trump. Además, según datos del Departamento de Agricultura, las importaciones de soja estadounidense por parte del gigante asiático cayeron un 39% en el primer semestre en términos de volumen.
Asimismo, datos de Wind Information, una firma de análisis de datos con sede en Shanghai, China ha incrementado sus compras de soja en los últimos meses, con volúmenes de importación creciendo un 36,2%, 10,4% y 18,4% en mayo, junio y julio, respectivamente, meses en los que la tregua arancelaria estaba vigente. Fuentes del sector señalan que la mayor parte de las importaciones de soja de China desde EEUU suelen producirse en noviembre, diciembre y enero.
«China comprará muy poca soja estadounidense con este nivel de aranceles. Si los aranceles no se resuelven antes del otoño, será muy difícil para nosotros y para los agricultores«, revela una fuente del sector a ‘Financial Times’.
Las medidas de represalia de China a los aranceles estadounidenses han apuntado a la soja y la carne de res, así como al cerdo, mariscos, algodón, pollo y al maíz. Los analistas creen que es un intento de Pekín de atacar a los seguidores de Trump en áreas rurales, uno de sus mayores caladeros de votos.
SEMICONDUCTORES, OTRO PROBLEMA
No obstante, las tensiones comerciales entre países tienen más de una derivada. Uno de los principales puntos de atención son los semiconductores, una pieza clave para el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) que EEUU trata de evitar que China obtenga fácilmente.
Pese a ello, Washington retiró las restricciones impuestas a Nvidia para que reanudase la exportación de chips H20, un chip diseñado para IA y diseñado exclusivamente para el mercado chino. Este semiconductor es una versión más barata y limitada en funciones del H100, uno de sus chips más potentes, y fue creado para cumplir con los requisitos de exportación de EEUU impuestos a finales de 2023.
La decisión de EEUU buscaba tender puentes entre naciones de cara a estas negociaciones, pero China se ha mostrado más dura de lo previsto. Y es que uno de los principales reguladores del país, la Administración del Ciberespacio de China (CAC, por sus siglas en inglés), ha abierto una investigación por posibles riesgos de seguridad en los chips H20, señalando que los chips de Nvidia tendrían incorporadas funciones de rastreo y localización y apagado remoto.
Ambos países saben de la importancia de este mercado estratégico. Por un lado, desde el lado norteamericano señalan su preocupación por que los productos más avanzados de Nvidia o AMD fortalezcan el pujante sector chino de la IA, así como a su ejército. Por otro lado, China sabe que representa un importantísimo mercado para las grandes compañías: en la presentación de resultados del primer trimestre fiscal, el CEO de Nvidia aseguró que sus ingresos habrían sido 2.500 millones más altos de haber podido vender sus productos en China y señaló que tenía pedidos por valor de 8.000 millones de dólares que ahora debían cancelarse.
Recientemente, Nvidia y AMD han acordado ceder al Gobierno estadounidense el 15% de los ingresos por la venta de chips en China para obtener licencias de exportación para los semiconductores. Asimismo, la semana pasada Trump anunció que implementaría un arancel del 100% a las importaciones de semiconductores y chips, a menos que una empresa estuviera «fabricando en Estados Unidos».
TIERRAS RARAS, PETRÓLEO…
Por otro lado, el dominio que China tiene en el mercado de tierras raras es otro factor a tener en cuenta en cualquier negociación comercial entre bloques.
En junio, Pekín acordó relajar su prohibición de exportar tierras raras a EEUU y aceleró el proceso de concesión de licencias tras una serie de negociaciones, aunque se dieron pocos detalles sobre su compromiso para agilizar los envíos de estos minerales críticos.
Ese mes, las exportaciones globales de tierras raras de China se dispararon un 60%, hasta 7.742 toneladas métricas, el nivel más alto desde enero de 2012, según datos de Wind Information, antes de caer a 5.994,3 toneladas métricas en julio.
Por otro lado, también se espera que las importaciones de petróleo ruso por parte de China sean un punto de fricción entre países. El gigante asiático ha sido el mayor comprador de crudo ruso, seguido de India, que vio sus aranceles estadounidenses duplicarse hasta el 50% la semana pasada por este motivo.
Las importaciones totales de China desde Rusia aumentaron en julio hasta 10.060 millones de dólares, el nivel más alto desde marzo, aunque han caído un 7,7% en lo que va del año respecto al mismo periodo de 2024, según los últimos datos aduaneros.