El deporte envuelve a la familia del nuevo fichaje del Real Zaragoza. Adrián, de 24 años, está ligado al fútbol desde pequeño, pero bien pudo haber sido tenista o jugador de baloncesto, deportes en los que también brillaba. Como en el voleibol, al que se dedicó profesionalmente su padre, Ernesto, una de las referencias de este deporte en los 90. Adrián no llegó a verlo jugar en directo, pero sí en vídeos, germen de lo que vendría después.
Ernesto, que llegó a España a los 11 años desde su Argentina natal, participó con la selección española en dos Juegos Olímpicos (Barcelona 92 y Sydney 2000) para, una vez retirado, dedicarse a entrenar y a la formación de jóvenes talentos.
El deporte de alta competición ha estado siempre presente en la casa de los Rodríguez, donde se desbordó la emoción cuando, en marzo del año pasado, Adrián debutó en Primera División con el Alavés. Las lágrimas del hispano-argentino sobre el césped y el entrañable abrazo con su padre marcarían el inicio de una etapa que continúa ahora con el fichaje por el Real Zaragoza, uno de los históricos del fútbol español.
Pero el deporte no solo es cosa de Ernesto y Adrián. También su hermano pequeño Gabriel está haciendo camino. Gabi, desde la pasada campaña jugador del Valladolid Promesas de Segunda RFEF, también tocó la gloria en la 23-24, cuando se proclamó campeón de la Copa del Rey juvenil con el Mallorca tras derrotar en la tanda de penaltis al Espanyol en la final. En aquel equipo que hizo historia para el fútbol balear (nunca antes se había logrado ese título), el hermano de Adrián era uno de los capitanes y pilares básicos.
Como su hermano, Gabi, de 20 años, también es internacional sub-20 con Argentina. Central poderoso y con buena salida de balón, cumple su segunda campaña en el filial del Valladolid, a la espera de dar un salto similar al que acaba de dar su hermano para subrayar que en casa de los Rodríguez, el éxito marca la pauta.