La cruz del Aneto ha vuelto a la cumbre de la cima más alta de los Pirineos dos años después de que fuera retirada para ser restaurada. El herrero encargado de hacer que este símbolo recupere su mejor versión ha sido Miguel Ángel Plaza, propietario junto a su hermano de un taller de herrería en Villanova (Huesca).
Los hermanos Plaza son la cuarta generación de este negocio de herreros, sus antepasados familiares se dedicaron a trabajar el hierro desde el S. XIX. Para Miguel Ángel, fue «todo un orgullo» que contactaran con él para llevar a cabo esta restauración. «Es una satisfacción muy grande. Los trabajos habituales son algo más monótonos, pero esto lo haces con mucha ilusión. Es algo excepcional y extraordinario que solo pasa una vez en la vida», explica el herrero.
Con él contactó el Ayuntamiento de Benasque después de que Chemary Carrera, un guía de alta montaña, notara que la cruz que coronaba el Aneto estaba cada vez en peor estado. «Por su insistencia, al final, la desmontaron y me la trajeron a mí para que llevara a cabo mi trabajo», relata Plaza.
La cruz llevaba en la cumbre del Aneto desde 1951, cuando el Club de Excursionistas de Cataluña quiso hacer algo para celebrar su 75 aniversario. «Lo que decidieron fue colocar una cruz en la cima más alta de los Pirineos y esa es el Aneto», detalla el restaurador. Además, añade que «fue todo un reto subirla para aquellos excursionistas» ya que «la cruz pesa 100 kilos, por lo que tuvieron que llevarla desmontada en piezas de 20 kilos para poder subirla».
La cruz estaba desmejorada
Cuando el símbolo llegó al taller de los hermanos Plaza en septiembre de 2023, Miguel Ángel se encontró con que «estaba bastante desmejorada». Sobre todo, «el gran problema es que se había partido en su base y, por tanto, eso había hecho que su altura se disminuyera permitiendo a muchos de los que llegaban al Aneto que se subieran encima, haciendo que su estado fuera todavía peor». Tras más de 70 años en la cumbre, su deterioro era algo casi esperable. «Está a más de 3.400 metros: lo raro sería que no le hubiera pasado nada. Entre el hielo, la nieve, el viento que a esa altitud pega fuerte, los rayos… No iba a estar impoluta», reconoce.
Tras valorar como de afectada estaba la estructura, Plaza empezó a trabajar en ella. «La parte que sobresale, que es la menos deteriorada, tuve que limpiarla, desabollarla y pulirla. Luego en la parte de abajo sí que tuve que cambiar un trozo de dos metros, que es lo que se había partido. Además, hemos metido unos refuerzos por dentro que no se ven para intentar evitar que se vuelva a romper», detalla.
Aparte tuvo que retocar tanto el escudo como los números que tenía la cruz. «También en una parte donde había letras alguna se había caído o borrado y tuve que volverla a hacer», detalla el restaurador.
Para la restauración, Plaza cuenta que «ha sido una mezcla entre trabajo artesanal y algo más mecánico». «Cualquiera que la vea no notará que hay partes distintas. Alguno que sea más profesional quizás pueda distinguir esa parte que hemos tenido que cambiar porque la chapa es diferente, pero ha quedado muy bien», confiesa Plaza.
Parte de la Cruz del Aneto con el escudo y los años del Centro de Excursionistas de Cataluña / SERVICIO ESPECIAL
La cruz está hecha de chapa y aluminio y, desde un principio, fue sujetada para combatir el viento, la nieve y el hielo, pero Plaza afirma que «nunca ha estado tan bien colocada como ahora». La restauración la terminó hace un año aproximadamente, pero no ha sido hasta ahora, en este verano de 2025, cuando se ha podido colocar. «Estaba hecha en junio de 2024 y se quería haber subido en septiembre, pero empezó a hacer el mal tiempo y luego en invierno era imposible. Además, hay que coordinarse con el helicóptero del GREIM y se necesitan permisos, por lo que no se puede hacer de un día para otro», comenta.
Durante el tiempo que la cruz ya restaurada no podía volver al Aneto, estuvo en Benasque expuesta para que fuera visitada. «La pusieron en el Palacio de los Condes de Ribagorza y tuvo mucho éxito. Mucha gente pasaba a verla», dice el herrero. El momento de la colocación de la cruz se hizo a mano. «La trajo el helicóptero de la Guardia Civil y, cuando la bajaron, apoyamos la cruz y fuimos poniendo piedras para acuñarla. Luego buscamos piedras concretas en la cumbre donde poder sujetar los cables y los anclajes», detalla Plaza.
La cruz del Aneto vuelve a estar en su cumbre, con una altura total de 4 metros, aunque uno de ellos está cubierto. Ahora se ha decidido seguir controlando su estado para evitar desperfectos mayores. «Hemos avisado a guías para que si notan que se está empezando a deteriorar podamos hacer los retoques que hagan falta sin tener que quitarla y sin que vaya a más», concluye el restaurador.