Se acabaron los ensayos, las pruebas y los test. La próxima vez, el fuego será real, el botín tendrá más valor y no habrá marcha atrás. El derbi con el que Real Zaragoza y SD Huesca echaron el cierre a la pretemporada dejó a ambos con la condición de invictos que se habían ganado hasta ahora y vino a confirmar virtudes, carencias y problemas. Los tiene, y bien gordos, un Zaragoza que jugó con centrales improvisados y que dejó patente que de mediocampo hacia delante asusta pero que de mediocampo hacia atrás también. Se llevó, eso sí, el equipo de Gabi el Memorial Carlos Lapetra en los penaltis pero antes no había sido capaz de trasladar al marcador la superioridad numérica que disfrutó durante casi toda la segunda parte ante un Huesca muy serio que volvió a demostrar que defiende como los ángeles.
Pero, sin duda, lo mejor del partido había llegado antes de que Aznar viera la segunda amarilla por un pisotón a Guti. Porque lo de Paulino y el zaragocismo tiene toda la pinta de ser un amor a primera vista. El flechazo fue inmediato. Apenas hizo falta cortejo. Al cuarto de hora de haberse conocido, el brillo en los ojos y la boca abierta de par en par advertían de un romance llamado a durar. Porque el cántabro encarna a la perfección el tipo de futbolista que encandila a una parroquia que no entrega su corazón a cualquiera y que viene de continuos y dolorosos fracasos amorosos que casi le cuestan la vida. Pero Paulino es diferente. Algo más allá, seguramente, de un amor de verano.
La primera parte del extremo sedujo al Ibercaja Estadio, tan sorprendido por el delicioso fútbol de ese chico al que acababa de conocer como de una formación inicial en la que un lateral (Pomares) y un mediocentro del filial (Saidu) ejercían como improvisados centrales ante la carencia de efectivos en una zona que pide auxilio a gritos.
Sobre un 4-2-3-1 en el que Dani Gómez ejercía como hombre más adelantado, el Zaragoza encaró los tres centrales dispuestos por un Huesca dispuesto a llevarse el Memorial Carlos Lapetra de fiestas a la capital altoaragonesa. Al cuello llevaba atado el pañuelo verde Guilló, justo en la parte del cuerpo de Moyano donde Liberto puso la mano a los cinco minutos para hacer dudar al árbitro, que decidió no castigar la acción con penalti.
Pero, tras un tiro desviado de Guti, el Huesca aprovechó un error en el despeje de Juan Sebastián para adelantarse en el marcador. El canterano, que se rehizo del fallo con una notable primera mitad y que en la segunda parte actuó como central, desvió a su portería un centro de Liberto en una de las varias acciones en las que el atacante azulgrana explotó su velocidad ante la defensa local.
El tanto visitante no amilanó al Zaragoza, que volvió a emplearse con acierto en esa presión tras pérdida sobre la que Gabi tiene planeado construir su imperio. Una mala entrega de Hugo Pérez acabó en Guti, que conectó de inmediato con Paulino para que el recién llegado batiera con la derecha a Dani Jiménez para devolver las tablas al marcador y la sonrisa a una grada a la que se había metido en el bolsillo en tiempo récord a base de controles exquisitos, conducciones de altura y fútbol de quilates trufado con una ingente dosis de trabajo.
La lesión de Sielva, que miraba el césped mientras se dolía, confirmó, por un lado, que el terreno de juego sigue lejos de un estado óptimo, y también que el mediocentro es clave en un Huesca que sufrió de lo lindo tras la salida del campo de su referencia. Dani Gómez empalmó alto un saque de esquina, Francho disparó fuera y Paulino rozó el segundo poco después de que Obón se luciera para evitar el gol de Pulido, superior a Pomares en el remate de un córner.
Dejó Gabi a Saidu en la ducha en el descanso para reinventar otra zaga en la que, esta vez, los centrales eran dos laterales (Pomares y Juan Sebastián). Otro, Calero, ejecutó dos buenos disparos que no acabaron lejos de la red de un Huesca que se quedaría con diez antes del cuarto de hora de la reanudación por una doble amarilla a Aznar que, sin embargo, empeoró más al Zaragoza que a un Huesca que, bajo un 5-3-1, maniató al rival a base de ayudas, cierre de espacios y abocándole a jugar por dentro, donde los de Gabi no andan finos.
La entrada de Arribas reforzó aún más a los altoaragoneses, que, incluso, pudieron adelantarse con un ajustado disparo de Manu Rico y un tiro del debutante Ntamack justo antes de que Pulido rozara el tanto a la salida de un córner en los peores minutos de un Zaragoza que rozó el triunfo con un disparo de Moya en el descuento.
Real Zaragoza: Obón; Juan Sebastián, Saidu, Pomares, Tasende; Francho, Raúl Guti; Paulino, Moyano; Pau Sans y Dani Gómez. También jugaron: Soberón, Calero, Bazdar, Cuenca, Pinilla, Toni Moya, Barrachina, Borge, Hugo.
Huesca: Dani Jiménez; Ángel Pérez, Pulido, Carrillo, Hugo Pérez; Alonso; Álvarez, Sielva, Diego González; Kortajarena y Liberto. También jugaron: Manu Rico, Abad, Ntamack, Arribas, Ro Abajas, Piña, Willy.
Árbitro: Manuel Pérez Hernández. Expulsó por doble tarjeta amarilla a Diego Aznar (min.53).
Goles: 0-1. Min.12, Juan Sebastián en propia puerta; 1-1. Min.15, Paulino.
En la tanda de penaltis marcaron por el Zaragoza: Toni Moya, Soberón, Pinilla, Bazdar.
Por el Huesca lo hicieron: Kortajarena, Toni Abad.
Incidencias: partido disputado en el Ibercaja Estadio ante 9.235 espectadores. El nuevo terreno de juego zaragocista acogió su segundo y último partido amistoso antes de comenzar la LaLiga Hypermotion sin estar todavía en condiciones óptimas.