Jorge, el joven de Guadalajara que ha restaurado la capilla donde lo ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento de Cristo: «Una cueva ennegrecida”

Jorge Garaje es
diseñador industrial de profesión. Tiene 34 años. Su vida dio un
giro de 180 grados durante una visita en 2022 al santuario ‘Gloria
in Excelsis Deo’,
ubicado en un pequeño pueblo palestino, a tan
solo tres kilómetros de Belén. En este enclave se encuentra el
‘Campo de los Pastores’,
donde según la tradición cristiana los
ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento de Jesús.

“La verdad es que este lugar tiene una humildad apabullante.
Sabiendo que es uno de los lugares santos donde la tradición
cristiana ubica este episodio tan importante del Evangelio, la
humildad que lo recubre es inmensa.

El santuario se halla “dentro de una cueva ennegrecida” que
precisaba de una restauración. “No me parecía que ese lugar
reflejase la importancia que merecía”, ha explicado Garaje en una
entrevista en ‘Fin de Semana’.

El diseñador industrial sentía que podía aportar más que una
simple ayuda económica. “Yo quería ir un pasito más allá, yo
quería poner mi piedrecita, digamos, en el mantenimiento de esos
Santos Lugares
, aportando algo más personal, alguno de mis
conocimientos, mi creatividad, y lo veía necesario y sencillamente
me ofrecí”.

El reto de unir tradición y sensibilidad
local

Fray Marcelo, uno de los frailes custodios de Tierra Santa que
acompañaba a Jorge Garaje en la peregrinación por Tierra Santa,
tomó su palabra al pie de la letra y le encomendó una misión muy
concreta: diseñar el tabernáculo (sagrario) que custodiaría la
Eucaristía de todo el santuario del ‘Campo de los Pastores’.

La pieza estaría destinada a la capilla de la comunidad católica
árabe local, un grupo que, pese a su arraigo cristiano, no comparte
toda la iconografía grecolatina habitual en Occidente.

“A la hora de concebirlo, había que hacer una propuesta con la
que la comunidad católica árabe
, no confundir árabe con musulmán,
se identificase. Entonces, había que tirar de algún punto donde
pudiera conseguir ese objetivo”, ha precisado.

Garaje se sumergió en un año entero de investigación y
propuestas. La solución llegó recuperando una figura
paleocristiana, ‘Sol Invictus’.
“Los paleocristianos, durante su persecución por los romanos,
disfrazaban la figura de Cristo dentro del disco solar de Apolo
tirando el carro solar.
La figura de ‘Sol Invictus’ era una
adoración al sol que vencía la noche, una celebración que había
cada 25 de diciembre, el solsticio de invierno. Es, sencillamente, la
continuación de la tradición hebrea de que los profetas nacían y
morían el mismo día”, ha continuado explicando.

La idea, sencilla pero cargada de simbolismo, fue aprobada por la
comisión de arte sacra de los frailes custodios de Tierra Santa.
“Ese era el concepto de sencillez que ellos buscaban, que también
se correspondía con la naturaleza del lugar”
, ha comentado.

Dos años de trabajo y una despedida
difícil

El proyecto requirió no solo creatividad y documentación, sino
también una ejecución técnica minuciosa que tomó otro año de
trabajo. Entre problemas de escala en los planos, desencuentros con
orfebres y pérdida de piezas, Garaje enfrentó lo que describe como
“el proyecto más difícil” de toda su carrera.

Finalmente, en una breve tregua de la guerra a principios de este
año, el tabernáculo fue trasladado al ‘Campo de los Pastores’,
aunque aún no ha sido inaugurado oficialmente
. “Se prevé una
inauguración cuando los trabajos de decoración finalicen, que van a
estar elaborados por artistas árabes de la zona”, ha indicado.

La entrega de la pieza a Fray Luis Quintana, representante legal
del custodio de Tierra Santa en España, fue un momento cargado de
emociones. “La noche en que se lo entregué, me costó despedirme
sinceramente de esta pieza. Sé que no es mía, no es mía porque no
lo es. Es del mundo, es de la humanidad y para ello fue concebida.

Pero me costó muchísimo separarme”.

Para Garaje, el tabernáculo no es solo una obra de arte sacro,
sino también un puente entre culturas y tradiciones. Una pieza que,
en sus propias palabras, “pone una piedrecita más” en la
preservación y embellecimiento de uno de los lugares más sagrados
de la cristiandad.

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