A sus casi 83 años, Francisco de la Torre, el alcalde de capital de provincia más longevo de España en activo, afronta uno de los momentos más tensos de sus 25 años al frente del Ayuntamiento de Málaga. El veterano regidor, reconocido por su habitual templanza incluso en plenos crispados, perdió recientemente el control en una sesión marcada por protestas vecinales por la suciedad en los barrios. Gritos, expulsiones y un tono inusualmente bronco lo convirtieron en protagonista de una escena que ha dado la vuelta a las redes.
En su defensa, De la Torre alega que actuó movido por la indignación ante lo que consideró un intento de silenciar a quienes defendían la gestión municipal. “Me indigné y tuve que usar un tono muy fuerte”, explicó en un vídeo publicado en Instagram. Sin embargo, para buena parte de la oposición y de la ciudadanía, el incidente es síntoma de algo más profundo. Podría ser señales de un desgaste físico y político acumulado en medio de una tormenta perfecta de críticas, acusaciones y un debate que trasciende la limpieza para convertirse en una batalla por el relato.
La presión es múltiple. Por un lado, vecinos de barrios como Miraflores y Palma-Palmilla organizan limpiezas simbólicas y denuncian abandono institucional. Por otro, sindicatos de Limasam advierten de carencias de personal y medios, pese a que el presupuesto y la plantilla han crecido. La oposición, especialmente el PSOE, acusa al alcalde de “desconectado” y de no pisar los barrios, mientras el PP defiende que hay una campaña de manipulación orquestada para reventar los plenos.
Signos de agotamiento
Todo ello en pleno verano, con la agenda municipal marcada por la Feria y un regidor que, aunque siempre ha presumido de resistencia y entrega al cargo, empieza a mostrar signos de agotamiento. Sus más cercanos recuerdan que ha superado problemas de salud en el pasado y que su ritmo de trabajo es el mismo de hace décadas, pero reconocen que el actual clima de enfrentamiento es de los más duros que ha vivido.
La pregunta que muchos se hacen en Málaga no es si la ciudad está limpia o sucia, sino si De la Torre, tras un cuarto de siglo de mandato, mantiene la energía y la serenidad necesarias para afrontar el desgaste que conlleva el cargo. El pleno de la limpieza ha dejado, más allá de la suciedad, una imagen inédita como ha sido la de un alcalde superado por el momento.
Súmate a
Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.
hazte socio