En Galicia trabajaban en régimen de autónomo en junio pasado 204.736 personas, según datos de la Unión de Trabajadores Autónomos (UPTA). De ese total, tal como apuntan los últimos números de la Seguridad Social, 10.350 son extranjeros, es decir, aproximadamente el 5%.
«Más del 80% de los extranjeros que ponen en marcha su negocio en Galicia superan los cinco años de vida con la empresa, de manera que vienen para quedarse», dijo en septiembre de 2024 el presidente de la UPTA, Eduardo Abad, en una rueda de prensa en la que se dijo que los autónomos foráneos habían crecido casi un 9% el año pasado en la comunidad.
EL CORREO GALLEGO habló con cuatro de esos más de 10.000 extranjeros que han hecho de Galicia su hogar y el lugar donde, como autónomos, pudieron abrir sus negocios en Santiago de Compostela.
«Acá no hay cultura de pizza»
Alex Digiovani, oriundo de la ciudad argentina de Quilmes (como dos de los equipos cuyas camisetas engalanan la sala), llegó a Galicia hace 25 años y abrió la pizzería La Fugazzeta junto a su esposa hace 2 años y medio. «Vine en el 2000 a Santiago, trabajé de panadero y en el 2014 pusimos una frutería que era muy conocida en la ciudad, Entre Naranjos», cuenta, señalando que por un breve tiempo en 2023 tuvieron los dos negocios operativos, con Alex al frente de la pizzería y su esposa en la frutería, pero luego decidieron concentrar esfuerzos en el nuevo proyecto, en el que también trabaja uno de sus hijos y que buscó replicar la pizzería que tuvo en Argentina.
Su familia pudo venir a Galicia gracias a sus antiguos jefes de la panadería, lo que señala al remarcar cómo los gallegos le «abrieron los brazos» desde el inicio. «Un día el jefe me llama a la oficina, me da 3.000 euros y me dice ‘tomá, traé a tu familia’; me quedé helado», narra Digiovani, al contar cómo fue que se cerraron los nueve meses iniciales que estuvo en España sin su esposa y sus dos hijos.
Alex Digiovani, en La Fugazzeta / F.P.G
La Fugazzeta nació una vez que dieron con la pieza clave, el queso: «Conseguimos la mozzarella que hace un argentino; tenía unos amigos que pusieron una pizzería en Ourense y por ellos lo conocí». Al ser consultado sobre las dificultades de abrir su negocio en Santiago, destaca una. «Acá no hay cultura de pizza», afirma, al remarcar que cuesta que el público local elija el popular plato italiano adoptado como propio en el Río de la Plata. Sin embargo, agrega esperanzado: «No hay, pero la vamos a imponer».
La pizza favorita del público es la que da nombre al local, la más foránea a ojos locales, la fugazzeta. De origen genovés y nacida en Buenos Aires, se trata de una masa con queso y cebolla, sin salsa. «Pensaba que no se iba a vender y es la que más la pegó», sentencia Digiovani.
Menú vegano y trotamundos
De padre galés y madre esrilanquesa, nacida en Gales y criada en Hong Kong, la británica Shanta Ranee es una trotamundos. Llegó a la ciudad como turista, se enamoró de Santiago y se quedó. Tres años después, buscando una fuente de ingresos y tras hablar con varios peregrinos sobre lo difícil que era conseguir comida vegana en Compostela, decidió abrir un restaurante que ofreciera ese menú, inspirada por la cocina asiática y africana. Así, una semana antes de la llegada del covid a España, hace cinco años, nació The Greenhouse, que lleva adelante junto a su hija.

Shanta Ranee, en The Greenhouse / F.P.G.
La pandemia fue un gran obstáculo a sortear, que llegó a obligarla a cerrar su novel comercio por casi 11 meses. «Tuve que esperar a que los peregrinos volvieran y las restricciones se redujeran», dice, al señalar a su vez que la cuarentena y los aforos no fueron el único escollo al que se debió enfrentar. «Para cada pequeña cosa hay una regulación distinta, y a su vez, todo eso fue en tiempo de covid, cuando nadie sabía qué reglas aplicaban; así que muchos procesos tomaban tres meses, otros seis. Ahora es un poco más fácil porque llevo un tiempo con el negocio, pero aún hay cosas sobre las que no sé y me dicen ‘no hiciste esto hace cuatro años’, y yo respondo, ‘nadie me dijo que lo hiciera’», apunta.
Otro desafío es la clientela. Al estar compuesta en «un 90% por peregrinos», que, sean veganos o vegetarianos buscan opciones que se adecúen a su dieta y dan así con The Greenhouse en Google Maps, el público local es reducido. «En el invierno casi no tengo clientes, salvo algunos músicos, artistas o miembros de la comunidad LGTBI, algunos que son vegetarianos pero no necesariamente cuentan con mucho dinero, así que vienen para algún cumpleaños o cada tanto. En invierno no tengo suficiente para mantener el negocio, por lo que el dinero que gano en verano tengo que guardarlo para pagar tres o cuatro meses de renta y electricidad en temporada baja», comparte Ranee.
Barbero autónomo a los 22
Luis Manuel Vargas Suñaga vino hace tres años desde Puerto La Cruz, Venezuela, directo a Santiago, donde ya vivía parte de su familia. Con 21 años, el verano pasado, pudo establecer Makey Barbershop, luego de trabajar en el rubro aquí y en Venezuela.

Luis Manuel Vargas Suñaga, en Makey Barbershop / F.P.G.
«La barbería es un negocio que en el 2025 tiene mucha demanda, se está poniendo de moda», dice Vargas sobre el oficio que aprendió de su abuela, -también peluquera-, y que ejerce desde los 16.
«De mi clientela, el 80% son extranjeros: colombianos, venezolanos, peruanos. Creo que por un tema de estilo. Los mismos latinos nos buscamos, al igual que los españoles se buscan entre sí», afirma Vargas, que, sobre la dificultad de ser autónomo en España, señala la falta de «estabilidad» frente a los impuestos, dado que el Estado «a veces te cobra mucho y otras veces menos».
Competir con los colosos web
La tienda Focus Import se dedica a la venta de accesorios para móviles y otros insumos electrónicos. Detrás de su mostrador se encuentra usualmente César Xu, uno de sus dueños, que estableció el negocio hace siete años, cuando vino a la ciudad desde Guangzhou (Cantón), China. «Vine porque un amigo estaba aquí y conocí Santiago, una ciudad muy buena», comenta Xu. Pese a eso, aquí «es un poquito duro» para su tipo de comercio, según dice el comerciante.
«Mucha gente compra online, porque nuestra mercancía, la mayoría, se consigue ahora por Ali Express o Temu. El tipo de mercancía que tenemos es diferente a la de un bazar, porque en los bazares hay cualquier cosa, es más seguro (para que se venda)», enfatiza, aunque advierte que aun así cuentan con clientes fieles que ya «son conocidos». Pese a que no la ve como un lugar fácil para su tipo de negocio, destaca que Santiago es una gran ciudad para vivir. «Por todo, por los niños, porque tiene muy buena educación, muy buenas escuelas», apunta Xu y agrega: «Galicia es un encanto, me encanta para vivir».