Con un panorama alentador visto el crecimiento del gasto turístico con el que ha cerrado Baleares el primer semestre del año, más de un 6 %, los lamentos que se oyen este verano —entre la restauración, chiringuitos y concesionarios de playas o algunas zonas de Mallorca— podrían ser «más quejas de carácter puntual», observa el economista Carles Manera. «Tal vez en algunos emplazamientos o en pequeñas zonas pueda haber algún tipo de recesión motivado por un incremento de los precios que probablemente hace que el turista sea más reacio a sentarse en una terraza o ir a un restaurante». Sin embargo, en la temporada 2025 no se verá que el turismo «afloje su capacidad de motor económico», ni que por la turismofobia los turistas den la espalda al archipiélago.
Baleares ha recibido en junio 2,7 millones de viajeros nacionales y extranjeros (+2,4 %) que han dejado en las islas 3.130 millones de euros (+3 %). Ahora bien, el gasto medio por turista (1.159 euros) apenas crece un 0,64 % respecto a junio de 2024. Además, aumenta entre los turistas nacionales y disminuye entre los extranjeros, destaca el Instituto de Estadística de les Illes Balears (Ibestat).
Hasta que finalice la temporada, en noviembre, la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) no hará su valoración. De los primeros seis meses su vicepresidenta ejecutiva, María José Aguiló, destaca que «se consolida la tendencia en la que venimos insistiendo y que se centra en aportar y distribuir valor antes y después de los meses centrales para equilibrar los picos de la demanda gracias al reposicionamiento de la planta hotelera».
La Federación Hotelera valora que la actividad se distribuye para «equilibrar los picos»
Así las cosas, la FEHM apunta a que el mercado británico «mejora considerablemente» fuera de la temporada alta «aunque este año ha habido más contención», mientras que el alemán ha sido «más regular».
La radiografía turística del primer semestre de este 2025 muestra que el gasto en Baleares crece el doble que el número de visitantes, siguiendo la tendencia de los últimos años y cumpliéndose el objetivo que se pregona desde el sector y la administración. De enero a junio nos han visitado casi 8 millones de turistas nacionales e internacionales, un 3,3 % más, y han dejado en el archipiélago cerca de 8.744 millones de euros, con un alza en su desembolso del 6,1 %, según el Ibestat.
«Cóctel» de factores
Con este escenario desde la turoperación se confirma un ligero descenso en julio en Mallorca y en Menorca (-3 %) y «un desastre en Eivissa (-8 %)». Las fuentes consultadas apuntan a un «cóctel» de factores, enumerando en primer lugar que «los precios de las vacaciones y en el destino son muy altos —casi es más barato ir al Caribe—. Si los restaurantes se quejan es que tienen que revisar sus precios. No pueden seguir los crecimientos espectaculares, es una burbuja».
«Si los restaurantes se quejan es que tienen que revisar sus precios», avisan las mayoristas
También desde la intermediación turística se menciona que hay «sobrecapacidad en el mercado. Pasa lo mismo en Turquía. Cada vez hay más aviones, low cost y rutas y viajan los mismos turistas e igual tienen menos dinero». Tampoco «las protestas contra el turismo están ayudando, ni las huelgas y el estado vergonzoso del aeropuerto de Palma por las obras o la inestabilidad política en general». «Todos hemos sido cómplices de la subida de precios en los últimos años», reconocen desde la mayorista.
«Hace años todo el mundo suspiraba por desestacionalizar el turismo. Ahora incluso algunos de los defensores se quejan de una excesiva congestión»
Por su parte, Manera es categórico: «Yo no creo que la gente deje de venir a Baleares por la turismofobia. Si deja de venir será porque puedan tener información de comparativa de precios de otros destinos del Mediterráneo». El catedrático de Historia Económica en la UIB y consejero del Banco de España advierte del «incremento enorme en dos o tres temporadas que han disparado los precios de las pernoctaciones y de los consumos».
Controlar impactos
Sobre el reparto de la llegada de visitantes, el economista refiere cómo «hace años todo el mundo suspiraba por desestacionalizar el turismo. Ahora incluso algunos de los defensores se quejan de una excesiva congestión del turismo durante todo el año». Ante esta tesitura, defiende «intentar que sus impactos sean más controlables y menos lesivos para el entorno, entre ellos el consumo de agua y la ocupación de territorio», toda vez que «la oferta turística no hotelera» se ha disparado y «ha hecho engrosar el número de turistas». «El turismo es una actividad en ascenso y de hecho justifica en buena parte el crecimiento económico en Baleares y también en España», concluye.
Ante el dispar desempeño por islas, recuerda que a Menorca llegó el turismo de masas a partir de 1985. «Con 25 años de retraso, lo digo en el mejor sentido, entra en la vorágine del turismo de masas» y ahora «está conociendo una fase de crecimiento más importante» en el archipiélago que aparece siempre como el de mayor intensidad turística del mundo».
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