El precio del oro ha marcado un nuevo máximo histórico en el mercado de futuros después de un informe en el que se señalaba que Estados Unidos impondrá aranceles a las importaciones de lingotes de 1 kilo. La cotización de futuros del metal precioso ha llegado a superar el nivel de los 3.500 dólares.
La información ha sido publicada por ‘Financial Times’ citando una carta de Aduanas y Protección de Fronteras fechada el pasado 31 de julio. En ella, se expone que los lingotes de oro de 1 kilo y 100 onzas debían clasificarse en un código aduanero sujeto a aranceles más elevados, una medida que podría afectar a Suiza, el mayor centro de refinado de oro del mundo.
Además, el oro al contado se encamina a su segunda subida semanal consecutiva ante la agitación comercial por la entrada en vigor de los aranceles impuestos por Donald Trump y las esperanzas de una próxima rebaja de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed) ante los débiles datos estadounidenses.
De esta manera, el oro vuelve a utilizarse como un valor refugio en tiempos de incertidumbre política y financiera.
En opinión de Stephen Innes, gestor de SPI Asset Management, «esto no es solo un aumento repentino, sino una sacudida estructural«. Como explica, «los aranceles al oro refinado en Suiza no estaban en la agenda de nadie. El oro, tradicionalmente considerado apolítico y a prueba de aranceles, simplemente se vio arrastrado al campo de batalla. Es una línea muy difícil de cruzar. Los operadores se apresuran a revalorizar no solo los flujos, sino también el riesgo jurisdiccional».
«Suiza, la potencia mundial en refinerías, se encuentra ahora frente a un muro aduanero. No se trata solo de la prima física ni de las cadenas de suministro. Esto ha avivado la demanda de activos refugio. De repente, el lingote ya no es solo una cobertura contra la inflación o una estrategia para aprovechar las bajadas de tipos, sino que ahora es una protesta contra un régimen comercial en desintegración«, añade.
Por su parte, Linh Tran, analista de mercado en XS.com, comenta que el repunte del oro no se debe únicamente a factores técnicos, «sino a una confluencia de riesgos macroeconómicos, la escalada de tensiones geopolíticas, la intensificación de las presiones comerciales y las crecientes expectativas de que la política monetaria mundial pueda comenzar a flexibilizarse».
Señala que las expectativas de que los tipos de interés se acerquen a su máximo, combinadas con la persistente incertidumbre macroeconómica, «brindan actualmente un sólido soporte para los precios del oro a corto plazo. Por naturaleza, el oro tiende a beneficiarse significativamente en entornos donde la política monetaria se inclina hacia una flexibilización».
A corto plazo, cree que las perspectivas para el oro son positivas: «Si las incertidumbres actuales persisten o se intensifican, es probable que el oro se consolide como activo refugio. Por el contrario, si las negociaciones geopolíticas o comerciales resultan en avances inesperados, podría resurgir el apetito por el riesgo, lo que podría desviar el capital del oro hacia activos de mayor rendimiento».
Mientras, a medio y largo plazo, «si bien el reciente repunte del precio del oro aumenta el riesgo de una corrección técnica, las perspectivas siguen siendo positivas. Si los factores subyacentes continúan fortaleciéndose, el oro bien podría extender su tendencia alcista actual hacia nuevos máximos«, dice.
Debido a factores como su reputación como activo refugio y la depreciación del dólar en 2025, «este último acontecimiento hará que los inversores en oro tengan la vista puesta en el nivel de los 4.000 dólares«, afirma Danni Hewson, directora de análisis financiero de AJ Bell.