España tampoco está a salvo; Putin hará lo que quiera en el Sahel si no se le para en Europa

Tres pequeñas banderas alineadas sobre una mesa destacan en la habitación semivacía: la de Finlandia, la de España y la de Ucrania. Sari Rautio, que ha ocupado este despacho durante los últimos cuatro años, las observa y sonríe. «Ya no queda casi nada», dice, sugiriendo con un gesto que esas insignias aún permanecen ahí por decisión propia.

La primera representa su país, al que regresa para asumir la dirección general del Departamento Euroatlántico del Ministerio de Exteriores. La segunda, el destino donde ha ejercido como embajadora desde 2021. Y la tercera, azul y amarilla, simboliza su compromiso inquebrantable con una nación a la que Rusia decidió arrastrar a la guerra hace ya tres años.

Pocos conocen tan bien a los rusos como los finlandeses. Conviven desde hace siglos con un vecino con el que comparten 1.340 kilómetros de frontera y una historia marcada por conflictos que les obligaron a ceder el 11% de su territorio. Pero, sobre todo, que les dejó arraigada una profunda desconfianza. «Nunca hemos descartado la posibilidad de una guerra», recuerda Rautio. 


Sari Rautio: «Si dejamos que Rusia haga lo que quiera, también lo hará en el Sahel”

Tras la Segunda Guerra Mundial, Helsinki adoptó una política de no alineamiento militar para evitar nuevas agresiones de la Unión Soviética. Esa estrategia, sin embargo, quedó atrás en 2023, cuando el país nórdico, empujado por la invasión de Ucrania, decidió unirse a la OTAN. «Nadie está a salvo», advierte la embajadora. Ni siquiera España.

Pocos días antes de que finalice su misión, se reúne con EL ESPAÑOL para analizar los desafíos que comparten Finlandia y España en materia de seguridad y defensa. Con un discurso claro y un gesto pragmático, insiste en la necesidad de aumentar el gasto militar, de caminar hacia una Europa capaz de protegerse sola y de saber adaptarse al lenguaje diplomático que impone Donald Trump. «Está en juego el futuro de la UE», sostiene.

Antes de sentarse, Rautio contempla el gran cuadro gris que cuelga sobre el sofá. Varias chimeneas se superponen en tonos apagados. «Hay quien dice que es un poco frío, pero a mí me gusta».

—¿Echará de menos estas vistas?

—Echaré de menos muchas otras cosas. Pero es lo que hay, un nuevo reto.

Cuando usted llegó a España, Finlandia aún mantenía una postura de neutralidad. Ahora usted se marcha y Finlandia es miembro de pleno derecho de la OTAN. ¿Qué ha cambiado en la forma en que su país entiende hoy su seguridad y su defensa?

Nosotros conocemos bien a Rusia. Compartimos una larga frontera y una historia de enfrentamientos que dejó una huella profunda y una desconfianza persistente. Esto ha influido siempre en nuestra política de seguridad, a pesar de que intentamos mantener una relación funcional con nuestro vecino. En 2014, sin embargo, con la anexión ilegal de Crimea, vimos que eso sería cada vez más difícil. Cuando comencé mi misión, Rusia ya estaba intentando limitar el margen de maniobra de Ucrania en su toma de decisiones soberanas. Ya había concentrado tropas cerca de la frontera. Era evidente que la situación se estaba deteriorando con rapidez.

Hasta que acabó por estropearse del todo. 

Sí, la invasión a gran escala en Ucrania en febrero de 2022 lo cambió todo. Supuso un giro en nuestras políticas exterior y de defensa. Nos vimos obligados a dar una mayor prioridad al fortalecimiento de nuestra seguridad, a la contención de Rusia y a la búsqueda de mecanismos eficaces para evitar que pueda alcanzar sus objetivos mediante el uso de la fuerza. Hemos dejado atrás nuestra tradicional política de no alineamiento militar, y bueno, estamos en este nuevo camino. Llevamos ya dos años siendo miembros de la OTAN. 

Moscú amenazó con represalias político-militares a Finlandia si se adhería a la OTAN. ¿Ha cumplido con su palabra? 

Ha habido amenazas, directas o veladas. Rusia dijo que tomaría todas las medidas necesarias para su seguridad, y en cierta forma lo ha hecho. Tenemos indicios de un aumento de su presencia militar cerca de la frontera. Por ahora, sus fuerzas siguen muy comprometidas en Ucrania, pero probablemente en el futuro estas aumentarán. Aun así, la respuesta más clara a nuestra adhesión la hemos percibido en el terreno híbrido.

Sari Rautio, embajadora de Finlandia en España (2021-2025) durante su entrevista con EL ESPAÑOL.


Sari Rautio, embajadora de Finlandia en España (2021-2025) durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Rodrigo Mínguez

EE

Imagino que se refiere, entre otros, a los sabotajes de cables submarinos que ha habido en los últimos años en el mar Báltico.

Sí. Rusia lleva décadas llevando a cabo operaciones híbridas: desinformación, ciberataques, sabotajes en infraestructuras críticas. Sabíamos que se manifestaría en ese ámbito. Y así ha sido. Por ejemplo, con las actividades de la llamada flota fantasma rusa, pero también con el aumento de sus actividades de guerra electrónica, con las interferencias con las señales de GPS y representan un riesgo tanto para la aviación civil como para la navegación marítima comercial. 

Decía que Finlandia tiene experiencia enfrentándose a este tipo de tácticas. ¿Qué mecanismos han desarrollado para hacerles frente?

Sobre todo hemos diseñado procesos para hacerlas visibles. Por ejemplo, cuando Rusia anexionó Crimea, también aumentó su actividad militar en el mar Báltico. Incrementó las incursiones de aviones militares rusos. Así que decidimos que cada vez que violara el espacio aéreo finlandés, lo haríamos público y exigiríamos explicaciones.

¿Funcionó?

El número de incursiones disminuyó.

¿Cómo han gestionado el uso instrumentalizado de la migración por parte de Rusia, es decir, la facilitación del paso de inmigrantes ilegales con el objetivo de saturar y desestabilizar las fronteras? El verano pasado, esta táctica provocó el colapso de varios pasos fronterizos en Finlandia.

Desde hace dos años, Rusia ha estado facilitando la llegada de migrantes, no solo desde su propio territorio, sino también desde Oriente Medio. Ante esto, hemos cerrado la frontera terrestre y decidido gestionar la llegada a Finlandia de otra manera. Por ejemplo, ahora se puede pedir asilo en puertos, aeropuertos o puertos marítimos. Como consecuencia, nuestra frontera terrestre con Rusia permanece cerrada y seguirá así por bastante tiempo.

Ha habido muchas críticas respecto al cierre fronterizo por posibles vulneraciones de los derechos humanos de los solicitantes de asilo. 

Rusia es muy hábil en este tipo de operaciones y busca dividir sociedades como la finlandesa. Esa es la esencia de las amenazas híbridas. Este caso plantea muchas preguntas sobre la base legal y posibles vulneraciones de derechos humanos. Nuestro Gobierno ha tenido en cuenta todo esto para tomar decisiones que respeten el derecho internacional y garanticen la seguridad nacional. Pero es crucial entender que, sabiendo que Rusia busca generar estas dudas jurídicas, no podemos quedarnos sin actuar. Si no respondemos ante riesgos serios para nuestra sociedad, Rusia habrá logrado dividirnos.

¿Cómo se ha reforzado el control en 1.340 kilómetros de linde?

Hemos construido vallas en las zonas donde hay más posibilidades de movimiento para poder gestionar posibles flujos de inmigración. No ha sido fácil, porque la frontera es larga y muchas partes están deshabitadas. También se ha incrementado el uso de la vigilancia con tecnologías ópticas y con mayores recursos para los guardias fronterizos. 

«Nosotros nunca hemos descartado la posibilidad de una guerra con Rusia»

Varios servicios de inteligencia occidentales han alertado de que Rusia se prepara para una «confrontación militar» a mayor escala con Occidente en la próxima década. ¿Contempla Finlandia la posibilidad de una agresión directa?

Nosotros nunca hemos descartado la posibilidad de una guerra con Rusia. Por eso no desmantelamos el servicio militar, lo que significa que tenemos una capacidad de guerra de 280.000 soldados y 900.000 reservistas. Creo que solo Ucrania puede decir que tiene más. No vemos una amenaza militar directa en un futuro próximo, pero no la podemos descartar viendo lo que está haciendo Ucrania. En este sentido, la UE es clave desde el punto de vista de poder económico, porque las sanciones van a afectar de verdad a Rusia. Pero sobre todo la OTAN desde el punto de vista de la defensa común y el Artículo 5, que es importantísimo.

¿Confía en que si ahora Rusia les ataca EEUU saldría en su defensa? Trump se ha mostrado bastante escéptico al respecto.

Sí, confío en eso. EEUU sigue siendo miembro de la OTAN, y sus mensajes han sido claros en dos sentidos. Primero, en que todos los aliados deben invertir en defensa. Y, segundo, que la OTAN es importante para Washington y que desea que siga siendo una alianza fuerte.

En la última cumbre, los aliados acordaron elevar el objetivo de gasto en Defensa del 2% del PIB al 5% para 2035. ¿Cuál es la postura de Finlandia, que está en torno al 3%, respecto a este nuevo compromiso? 

Finlandia está totalmente de acuerdo con esto, porque, con las capacidades que tenemos actualmente —y ahora me refiero a la OTAN en su conjunto—, no estamos preparados para una guerra ni para defender adecuadamente nuestros territorios. 

¿Y esa cifra hará que estemos preparados?

Está claro que un simple número no es suficiente: el gasto debe ser inteligente. Tenemos diferentes sistemas terrestres y marítimos, todos distintos entre sí. Debemos alcanzar un mejor nivel de sinergia entre los miembros. Pero eso no significa que no debamos gastar o que no necesitemos también volumen. Ambos son necesarios.

Sari Rautio, embajadora de Finlandia en España (2021-2025) durante su entrevista con EL ESPAÑOL.


Sari Rautio, embajadora de Finlandia en España (2021-2025) durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Rodrigo Mínguez

EE

Hay quienes argumentan que este incremento es un «capricho» de Trump, que fue el primero en ponerlo sobre la mesa. ¿Cómo valora usted esta percepción? 

No tengo ninguna razón para dudar de las cifras que proceden de las estructuras militares de la OTAN. Ahora bien, tampoco niego que haya una presión por parte de la Administración Trump, pero creo que por buenas razones. Durante décadas, los europeos hemos confiado en que no hace falta tener capacidades militares para defendernos porque siempre pueden venir los estadounidenses en nuestra ayuda. No podemos continuar con un modelo en que los europeos pagamos menos que EEUU por nuestra propia seguridad. Yo no hablaría de capricho. 

¿Cómo lo definiría entonces? 

Como un mensaje muy claro. Mire, la OTAN ya tenía el objetivo común de aumentar el gasto militar a 2% del PIB hasta el año 2024 después de que Rusia anexionara a Crimea. No todos han llegado a ese 2%. Y eso no fue un capricho; fue un cálculo basado en lo que, en aquel momento, se comprendía sobre las capacidades de Rusia, sus objetivos y su forma de actuar. No me gustaría que nadie utilice esta retórica —bastante contundente por parte de Washington— como una excusa para no actuar.

El Gobierno de España ha expresado su reticencia a un aumento tan significativo del gasto en Defensa, ya que, argumenta, tendría un impacto negativo en la economía. ¿Qué opina sobre esa dicotomía de o tanques o mantequilla?

Entendemos el argumento de España de que si gastas en algo tienes que recortar en otro lado. Pero ese dilema sobre dónde priorizamos el gasto lo tenemos todos, no solo España. Para Finlandia decidir es más fácil porque Rusia es nuestro vecino. La amenaza es muchísimo más clara. No podemos permitirnos el lujo de no invertir en Defensa. Ahora bien, es importante recordar que aunque esté geográficamente lejos, nadie está a salvo. Rusia está también en el Sahel, que es una cuestión de seguridad altísima para España. Y si le dejamos hacer todo lo que quiera en Europa, también lo hará en el Sahel. 

«Con las capacidades actuales, los aliados no estamos preparados para defender bien nuestros territorios»

Finlandia es un ejemplo de cómo un modelo de defensa robusto puede ser compatible con una fuerte inversión social, ya que se ha posicionado reiteradamente como «el país más feliz del mundo» y lidera numerosos rankings sociales. ¿Algún consejo? 

Uy, es muy arriesgado dar consejos. [ríe]

Dígame entonces, ¿cuál es la «fórmula finlandesa» para lograr este equilibrio? 

Lo fundamental es analizar el entorno para priorizar la seguridad de los ciudadanos, y esto abarca muchos aspectos. Hace diez años, nuestro gasto en defensa era del 1,7%; ahora es del 2,6%. Esta decisión se basa en un análisis cuidadoso sobre dónde debemos asignar nuestros recursos. Pero la seguridad no solo se mide en términos militares: la confianza de los ciudadanos en las autoridades y entre ellos mismos es también un pilar esencial. En un país pequeño, sin cohesión ni confianza, es muy fácil que nos influencien. Por eso, siempre hemos buscado soluciones que fortalezcan la confianza y la resiliencia nacional.

¿Por ejemplo?

Nuestro sistema educativo tiene un valor fundamental: es gratuito para todos, con igualdad de calidad, para que cada persona pueda encontrar su camino en la vida. Hoy también lo consideramos un pilar de la seguridad porque fortalece el sentido de comunidad y garantiza que todos tengan las mismas oportunidades. Por eso podemos hablar abiertamente del servicio militar o de invertir en defensa, y al mismo tiempo ser el país más feliz del mundo. No vemos la seguridad social ni la educación en conflicto con la defensa. Al contrario, buscamos cómo fortalecer ambos.

Habla de la cohesión social como un arma de de disuasión.

Efectivamente, el ejemplo más concreto lo vemos en las escuelas, donde enseñamos a nuestros niños a distinguir entre noticias verdaderas y desinformación, para que no se vean afectados. Esto forma parte de lo que llamamos seguridad comprensiva, en la que todos los sectores de la sociedad pueden contribuir a nuestra seguridad.

Sari Rautio durante su entrevista con EL ESPAÑOL.


Sari Rautio durante su entrevista con EL ESPAÑOL.

Rodrigo Mínguez

EE

A veces resulta difícil distinguir lo real de lo falso. Pienso, por ejemplo, en ese mensaje donde se percibía una actitud aduladora y poco habitual del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, hacia Trump. ¿Cuánto hubo de estrategia política y cuánto convicción genuina en ese trato?

Rutte, con su larga trayectoria, sabe exactamente lo que hace. También creo que los mensajes responden a cómo han cambiado el lenguaje y la retórica en la sociedad. La diplomacia no está fuera del mundo actual, ni puede estarlo, porque si queremos que tenga influencia, debe estar arraigada en la sociedad. Por eso, lo que hemos visto tiene más que ver con un cambio global en la forma de comunicar. Y, claro, Trump no es un presidente convencional, y mantener con él una interlocución muy formal —que nada tiene que ver con su propio estilo— no sería eficiente.

¿Funcionaría con él la diplomacia de la sauna, tan típica en Finlandia?

Nunca se sabe, pero me parece que él entiende mejor la diplomacia de golf. En ese sentido, tenemos suerte, porque nuestro presidente [Alexander Stubb] es posiblemente el mejor activo en ese terreno. Las conversaciones o decisiones importantes no siempre tienen que tomarse en un despacho, en una cumbre o en una sala de reuniones. Al final, la confianza entre personas es la mejor base para el entendimiento. Y la diplomacia de golf, la diplomacia de sauna o incluso la diplomacia de WhatsApp forman parte de esta construcción —o reconstrucción— de confianza entre personas. Para cada ocasión hay un lenguaje apropiado.

¿Cuál cree que es el lenguaje que debería adoptar la UE con Trump?

Europa siempre ha sido un continente de diversidad y cada país tiene su estilo. Lo que hay que tener claro el objetivo: ¿qué es lo que intentamos lograr? ¿Qué es importante en las relaciones de la Unión Europea y Estados Unidos? 

Se lo pregunto porque, recientemente, en las negociaciones económicas con Trump, la UE inició con una línea dura, incluso contemplando represalias si no se lograba un acuerdo. Sin embargo, la presidenta Ursula von der Leyen acabó aceptando un arancel del 15%, dejándonos en una posición delicada. ¿Cuál es su opinión? Dentro del bloque, las reacciones han sido variadas.

Mi país defiende el libre comercio al 100%. No creemos en los aranceles ni los consideramos beneficiosos para nadie. Pero, dado que el Gobierno estadounidense sí los aplica pensando en sus ventajas, debemos negociar lo mejor posible. La Comisión Europea y Ursula von der Leyen han hecho un buen trabajo porque logrado reducir los aranceles previstos, que eran del 30%, a un nivel mucho más bajo. No es lo ideal, pero confío en que es lo máximo que pudimos obtener. Además, debemos estar atentos a posibles cambios a corto plazo y fomentar más colaboración internacional y nuevos socios.

«Podemos y debemos seguir apoyando a Ucrania; está en juego el futuro de Europa»

¿No cree que es una manera de capitular ante Trump? ¿Que debilita la imagen de la Unión Europea como actor geopolítico?

La Unión Europea no nació ayer; es un proyecto de décadas desde la Segunda Guerra Mundial, ya casi 80 años. Nuestros socios en el mundo saben quiénes somos y qué representamos. No somos un continente que sólo negocia con Estados Unidos ni su «hermano menor». Tenemos nuestro propio perfil y presencia internacional. Lo que realmente importa es lo que hagamos ahora, cuál sea nuestro próximo paso.

El apoyo estadounidense a Kiev ha mostrado varios vaivenes en comparación con el constante de la Unión Europea. ¿Cree que la UE podrá mantener a Ucrania sin el respaldo de EEUU?

Podemos y debemos. No tenemos otra opción que seguir apoyando a Ucrania. Si no lo hacemos, no solo estará en riesgo el futuro de Ucrania, sino el de toda Europa. La guerra de defensa que libra Ucrania es también una defensa de toda Europa. No está en juego únicamente su territorio, sino el proyecto europeo, nuestras libertades y la democracia. Durante estos tres años desde que Rusia inició la invasión, la Unión Europea ha demostrado que sabe actuar con unidad, tomar decisiones firmes y ofrecer una ayuda significativa. Estoy convencida de que aún somos capaces de hacer mucho más. 

¿Confía en que Ucrania acabe por formar parte de la UE? 

Sí, ya tenemos el compromiso de que si cumple los pasos requisitos para su membresía, Ucrania será miembro de la Unión Europea.

Las sucesivas rondas de negociaciones entre Ucrania y Rusia no han sido fructíferas. ¿Hay una verdadera intención por parte del presidente Vladímir Putin de negociar un alto el fuego? 

 No. [Silencio]

Y lo lleva demostrando desde hace meses, desde el inicio de este conflicto. Los ataques contra civiles en Ucrania han aumentado, y el mensaje es claro: no está dispuesto a negociar, no le interesa un alto al fuego, solo busca imponer su voluntad. Rusia sigue una política basada en la fuerza y en las declaraciones de fuerza. No está dispuesta y no hay una intención seria de negociar un alto al fuego.

¿Hay alguna manera de presionarle para que se siente de una vez por todas a la mesa de negociación?

Sí, aplicando más sanciones. Muchísimas más sanciones. Y ahora mismo. Por parte de la Unión Europea y por parte de Estados Unidos. Podemos hablar de la resiliencia de la economía y la ciudadanía rusa, pero tampoco son inmunes. Las sanciones están teniendo efectos, aunque limitados, y hay planes  para endurecerlas aún más. Sin embargo, necesitamos con nosotros a Washington. Al mismo tiempo, debemos ejercer mayor influencia sobre los países que están ayudando a Rusia a eludir las sanciones. Es ahí donde tenemos que atacar. 

Sari Rautio, antes de finalizar su misión como embajadora de Finlandia en España.


Sari Rautio, antes de finalizar su misión como embajadora de Finlandia en España.

Rodrigo Mínguez

EE

¿Por qué cree que Washington aún no ha adoptado medidas más firmes? Por el momento sólo ha sancionado a India por comprar petróleo ruso. 

Entiendo que quiere darle más tiempo a Rusia, pero creo que ya se le ha mostrado demasiada flexibilidad. Rusia nunca ha respondido con pasos responsables hacia negociaciones reales, sino siempre con más violencia y ataques contra civiles. Esto demuestra que ya es hora de ser más contundentes.

Para terminar, embajadora, me gustaría volver al inicio de la entrevista. Cuando usted llegó, España y Finlandia compartían lazos como miembros de la UE; ahora, como miembros también de la OTAN, esos vínculos se han duplicado. ¿Cómo han evolucionado las relaciones bilaterales en estos años?

Las relaciones siempre han sido buenas. Estamos muy alineados en políticas, especialmente en libre comercio, seguridad y defensa europea. Además, entendemos la seguridad desde una perspectiva amplia —como se dice en España, de 360 grados—. En Finlandia también consideramos que la frontera sur entre España y África es, a su vez, una frontera de la UE. Sin embargo, creo que en este tiempo hemos encontrado nuevos campos de colaboración, como la agenda de transición digital y verde. 



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