Las terrazas de los bares y restaurantes llevan en el ojo del huracán durante los últimos años. Su expansión sin límites desde la pandemia ha provocado infinidad de polémicas entre los ciudadanos en la gran mayoría de localidades de España. Muchos vecinos se quejan de la falta de control por parte de las autoridades del número de mesas o la hora de cierre de las terrazas, hecho que dificulta el sueño de los habitantes de los pisos cercanos que abren la ventana para refrescar la casa en plena ola de calor.
La hostelería es una pieza fundamental de la economía en España. Un experto económico como Niño Becerra también ha querido dar opinión sobre un tema que tiene dividida a la ciudadanía. Hay muchas personas a favor de las terrazas porque son fieles usuarios mientras que otras se oponen a ellas con dureza por el ruido que generan o la invasión de la acera que dificulta el paso de los peatones.
Un grupo de turistas y visitantes en una de las terrazas del centro de Huesca / DAVID CHIC
Además, hay personas que están a favor de que se pueda fumar en las terrazas de los bares y restaurantes mientras que otras están en contra porque no quieren tragarse el humo de los otros. Se trata de una batalla feroz entre la ciudadanía que los ayuntamientos deben regular una confrontación que está lejos de apaciguarse.
Sabedor de la importancia económica que tiene en nuestro país, Niño Becerra ha explotado contra la situación que viven algunos ciudadanos cuando tienen que pasar por una acera llena de terrazas. El catedrático de la Universidad Ramón Llull de Barcelona ha publicado una foto de una acera en la que hay muy poco espacio entre la terraza y el bar.
«Se rozan»
«Desde el virus, el crecimiento y extensión de las terrazas de bares y restaurantes parece no tener límites. El resultado es el que muestra la imagen tomada en una localidad de España donde se puede observar una acera. Les aseguro que dos personas caminando en sentido contrario se rozan cuando pasan por la zona señalada«, explica Becerra que estuvo un rato mirando cómo caminaban por ahí las personas.
«Una persona empujando un cochecito de bebé y otra persona no pueden pasar y una de las dos tiene que esperar a que pase la otra. Y si sale de uno de los bares alguien portando una bandeja con el pedido de una mesa y pasa alguien por la acera, la espera de una de las dos es inevitable«, concluye el experto económico antes de pedir a los ayuntamientos que tomen medidas efectivas al respecto.