El expresidente Mariano Rajoy (Santiago de Compostela, La Coruña, 1955) presentó en Avilés sus «Discursos parlamentarios», una colección de alguno de los suyos en su época al frente del Gobierno de España: entre 2011 y 2018.
-Vamos a hablar de su anterior trabajo.
-Para eso estamos.
-En su libro de “Discursos parlamentarios” recoge el de la moción de censura.
-El Congreso nos invitó a todos los que fuimos presidentes del Gobierno a escribir un libro. Este libro, originariamente, consistía en publicar todos los discursos que hubiéramos pronunciado en el cargo. Yo mismo les dije que me parecía un disparate porque los discursos eran infinitos y que lo mejor era elegir unos cuantos, los que a los presidentes nos hubieran parecido más importantes y luego hacer un prólogo, que en mi caso lo hizo Benigno Pendás, y hacer un epílogo que lo hice yo, ¿no? Entonces elegí, yo creo que son doce, trece discursos. El primero, el de investidura y el último, el de la moción de censura. Bueno, el criterio fue por la importancia de los temas. Es evidente que la investidura en la que fui elegido Presidente era importante y también la moción de censura en la que fui cesado por el Parlamento. Y luego, pues, introduje en el libro otros discursos sobre los temas claves, sobre todo la economía, el no rescate, la recuperación económica, el problema catalán, la sucesión de la corona. Digamos que en ese libro van los discursos importantes.
-Le preguntaba por el de la moción de censura porque usted ha sido el único presidente cesado.
-Sí, hubo otras mociones que no salieron adelante. Yo mismo tuve una, que fue de Podemos, que no salió adelante. Efectivamente, bueno, la elegí porque me parecía que era un tema importante y porque ahí está el origen del Frankenstein. Yo no tenía mayoría, pero aprobé los presupuestos sin mayoría, conseguí llegar a entendimientos. Ahí se hizo el Frankenstein, que el PSOE no quiso hacer en su momento. Fíjese usted, yo en las elecciones del 16, en las del 15 se repitieron, en el 16, en el pacto con Ciudadanos tenía 170 escaños y tenía 180 en contra. Pero yo salí porque el PSOE se abstuvo, no quería ya una tercera repetición de elecciones. Pero luego el PSOE sustituyó a su secretario general, llegó Sánchez y no se abstuvo. Hizo el Frankenstein y ahí está el origen de todo lo que está pasando en España.
-Usted se ha llevado muy bien con Javier Fernández y con Alfredo Rubalcaba, ¿no?
-Desde luego, la relación mía con Rubalcaba y con Javier Fernández, dentro de las discrepancias y del hecho que pertenecíamos a partidos distintos, eran unas relaciones institucionales y muy buenas, se podía hablar y había confianza y se decía, oye, este tema a ver qué podemos hacer. Yo, por ejemplo, el tema de sucesión en la Corona, que era un tema complejo porque lo era, tengo que decir que el comportamiento de aquella dirección del PSOE fue impecable, impecable. Luego ya Javier Fernández y Rubalcaba acabaron cambiándolos y pasó lo que pasó.
-En 2018 estaba la condena de la Gurtel, ahora Cerdán y Ábalos. ¿Vivimos tiempos paralelos?
-Sí, vamos a ver, yo creo que la situación en este momento es mala en España porque antes había una interlocución, como hubo siempre entre los dos grandes partidos. De hecho, las grandes decisiones en España se tomaron por consenso. Mire, la Constitución, la entrada en la Unión Europea, la entrada en el euro, los estatutos de autonomía, la política exterior, la política de defensa, eran grandes temas. Ahora es inviable, desde el punto y hora en que tú pactas con gente que se quiere ir de España o con el brazo político de lo que era una organización terrorista o con extremistas de todo tipo, pues es inviable el acuerdo. Y entonces la situación en este momento es de máxima polarización, lo cual es muy malo para España.
-¿Y las corrupciones?
-Bueno, las corrupciones, yo siempre digo, la corrupción hace mucho daño. La corrupción ha dado lugar en muchos países hasta la desaparición de los partidos tradicionales y la aparición del populismo, que es siempre el que se apunta desde la oposición tras no haber gobernado nunca los temas. Y yo creo que en esto de la corrupción nadie puede presumir de que no pueda tener problemas, porque nadie lo puede garantizar. Entonces yo creo que es muy importante que este tema se denuncie, pero que se trate con equilibrio. Es decir, hay un tema que a mí me ha ocurrido, y no digo nada, pero si el mismo tema le ocurre al otro, entonces ya empiezo a criticar. Lo estamos viendo ahora con la falsificación de los currículos de los diputados. Si es mío, nada. Y si es otro, sí. Y luego hay un tema en materia de corrupción que, sin duda alguna, yo siempre digo, contra la corrupción hay que estar atento siempre, que es que hay que procurar conciliar la lucha contra la corrupción, que es un deber ético, con la presunción de inocencia, que también está recogida en nuestra Constitución y que también es un deber ético el rescatarla.
-¿Ha bajado el nivel de los políticos?
-Yo estuve más de 30 años de diputado en el Congreso y, por tanto, he visto cómo evolucionaba esto. Aquí tenemos un problema que nadie quiere ver. Y el problema es que es muy difícil que personas, como ocurría en la transición, que había que ver qué grupos parlamentarios tenían el PSOE o la UCD, incluso el Partido Comunista. ¿Y cuál es el problema? Que es muy difícil que gente que ya con su profesión y con su trabajo, gente formal, se dedique a la política, porque lo primero que te ocurre al llegar es que te desnudan. Y tienes que enseñar tu patrimonio y tu renta. Y claro, si encima tienes mucho patrimonio y mucha renta, encima te arrean de lo lindo, lo cual es algo absolutamente disparatado. Yo sinceramente creo que en este momento hay algunas cosas que ayudarían a arreglar la política. La primera es menos incompatibilidades. Es decir, no puedes ser incompatible para todo. Eso no tiene ningún sentido. Te aleja del mundo. La segunda, que a mí también me parece importante, es que no salgas de la política con un estigma. Porque ahora alguien se ha inventado esa famosa expresión de las puertas giratorias. ¿Pero qué pasa? Que el que se dedica a la política no puede trabajar. Luego tendrá que trabajar de algo. Y luego la tercera, que es un esfuerzo que tenemos que hacer políticos. Fíjate, le voy a decir hasta usuarios de Internet, tertulianos. Oiga, hay que volver a la buena educación. Esto no puede funcionar a estacazos, a palabrotas, a atacar al de enfrente. Hay debates que no son debates, son monólogos y bastante subidos de tono.
-Me va a decir que la aplicación del Artículo 155 en Cataluña fue mejor idea que la ley de Amnistía. Seguro.
-Bueno, vamos a ver, la ley de Amnistía es un disparate, pero ya no voy a hablar porque ya… Pero el 155, claro… el problema es qué tiene que hacer un gobernante cuando el gobernante de una parte de tu país declaran la independencia. Es que no te dejan alternativa. Entonces yo no tenía ningún interés en esa bronca, pero es evidente que si te lo plantean lo que no puedo es mirar y no darme por enterado. Para mí había dos asuntos muy preocupantes. Uno, que ningún país del mundo reconociera esa declaración de independencia y otro, que el PSOE viniera con el PP. Porque esto de defender la unidad nacional no es un tema de un partido. Esto se supone que es de la mayoría de españoles. Y estuve un tiempo trabajando ese asunto y al final, después de intentar decirle a Puigdemont, oye, no te vuelvas loco, no podemos estar así. No quisieron y hubo que hacer el 155.
-Fue mejor idea que la ley de Amnistía, entonces.
-Absolutamente. Con el artículo 155 se aplicó la ley y con la Amnistía se pasó por encima de la ley. Ese sería el resumen.
-Hicieron ustedes y el PSOE el tránsito de la abdicación de don Juan Carlos.
-Mira, fue una de las operaciones de las que yo creo que los españoles podemos sentirnos más orgullosos. Porque se preparó sin filtrarse ni una sola palabra. Es verdad que no estábamos muchas personas en el ajo. Se enteró el pueblo español por un comunicado que hice yo como presidente del Gobierno y una intervención del Rey. Ya le digo, Rubalcaba tuvo un papel estupendo y en 17 días, desde que se anunció hasta que fue proclamado Felipe VI, se cumplieron todos los trámites, incluido la aprobación por el Congreso, el Senado y la toma de posesión. Y eso que demuestra que la Constitución y las instituciones en España funcionan, sobre todo cuando los grandes partidos se comportan como lo que se supone que deben ser grandes partidos.
-Una curiosidad, ¿tuvieron alguna debilidad republicana?
-No, no. En absoluto, no. Vamos, ahí hubo manifestaciones de Podemos, del que pasaba por allí y tal. Y no pasa nada.
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