A 640 metros sobre el nivel del mar, entre campos de olivos y sierras que se pierden en el horizonte, se alza una joya blanca que brilla con luz propia: Olvera. La revista National Geographic ha reconocido su encanto posicionándola en el puesto número 11 de su ranking de los pueblos más bonitos de España en 2025. Una mención que no sorprende a quienes ya conocen este enclave gaditano, donde historia, arquitectura y paisaje se funden en una estampa difícil de olvidar.
“Un excelente mirador de la Sierra de Cádiz”, así define la publicación a esta localidad que parece emerger entre los pliegues de la sierra gaditana. Desde el primitivo barrio de la Villa hasta su monumental castillo nazarí, Olvera no deja indiferente a quien se adentra por sus calles empinadas y blancas, envueltas en la calma que solo ofrecen los pueblos con alma.
Historia y luz en equilibrio perfecto
Castillo Árabe de Olvera
El paisaje urbano de Olvera lo preside su castillo del siglo XII, testigo de su pasado musulmán, junto a la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Ambos edificios se elevan imponentes sobre una amplia plaza que domina el mar de sierras y olivares que rodean la localidad. En palabras de la revista, “el monumental castillo de Olvera y la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación emergen” sobre el corazón histórico del municipio.
Desde el mirador de la iglesia, que se alza justo sobre la construcción neoclásica, la vista es aún más impresionante. Esta atalaya natural permite observar el paisaje de la Sierra de Cádiz con una amplitud que atrapa a los visitantes. “Es un lugar donde reina la luz, no solo por la cal de sus paredes, sino porque a sus pies podemos ver grandes extensiones de la sierra gaditana”, asegura un viajero citado en redes por la publicación.
Un casco histórico con sabor andalusí

Iglesia Parroquial de Olvera
Pero Olvera no se limita a su postal desde las alturas. En su casco antiguo late la historia con fuerza, especialmente en el barrio de la Villa, una zona con trazado laberíntico que conserva lienzos de muralla y huellas de su pasado andalusí. Desde la plaza del Ayuntamiento, una pequeña rampa escalonada conduce al visitante hasta la iglesia y el castillo, atravesando rincones donde se respira autenticidad.
En ese mismo entorno se encuentra el edificio de la Cilla, un antiguo granero que también sirvió de cárcel y que hoy alberga el Museo la Frontera y los Castillos. Todo, a pocos pasos de la fortaleza nazarí, que conserva la torre del homenaje y el aljibe como símbolos de su esplendor defensivo. Subir al castillo, como apuntan algunos usuarios, “es indispensable para disfrutar de este maravilloso lugar”.
La belleza gaditana que arrasa en los rankings

Olvera
La elección de Olvera por parte de National Geographic no solo la sitúa en el top 15 nacional, sino que la convierte en el pueblo más bonito de Andalucía según la publicación. “Esa blancura tan andaluza dominada por un castillo y una iglesia me impactaron”, asegura otro visitante anónimo, dando voz a una impresión que parece compartida por todos los que llegan hasta esta localidad.
No es la primera vez que la provincia de Cádiz destaca en este tipo de clasificaciones, pero Olvera se ha ganado por derecho propio su lugar entre los más bellos del país. Su combinación de patrimonio, paisaje y autenticidad lo convierten en un destino irresistible. La luz, la piedra y el blanco de sus fachadas parecen contar una historia que no se olvida fácilmente.
Compañía gaditana en el listado de 2025
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Aunque Olvera lidera el listado andaluz de National Geographic, no es el único municipio gaditano que figura entre los 100 más bonitos del país. Zahara de la Sierra, Setenil de las Bodegas y Vejer de la Frontera también forman parte de este selecto grupo. Todos ellos representan distintas caras de una provincia que conjuga mar, montaña, historia y una gastronomía arraigada en la tierra.
Olvera, sin embargo, destaca por esa capacidad única de “robarte el corazón”, como menciona el reportaje. Su silueta, donde la piedra y la cal se funden con el cielo andaluz, se clava en la memoria de quienes se dejan llevar por sus callejuelas, sus vistas y ese carácter inconfundible que la convierte en algo más que un destino turístico: un lugar para volver.