El vídeo de una camarera del bar
barcelonés @anubis.barcelona, donde expresa su frustración ante
clientes que preguntan «¿Tenéis sitio?» en un local vacío
o «¿Dónde está el baño?» pese a la señalización
clara, ha superado el millón de reproducciones en TikTok y destapado
un debate sobre las tensiones cotidianas en hostelería. Según datos
de la Federación Española de Hostelería (FEHR), el 68% de los
trabajadores del sector considera que estas interacciones «evitables»
aumentan su estrés laboral, ya de por sí elevado en un sector con
un 32% más de bajas por ansiedad que la media nacional.
«¿Tenéis sitio?»: la pregunta que descoloca
La escena recreada en el vídeo,
clientes preguntando por disponibilidad cuando las mesas están
vacías, refleja un fenómeno documentado por la Organización de
Consumidores y Usuarios (OCU). En su informe Conflictos en
hostelería 2024, señalan que el 41% de las quejas de trabajadores
se relacionan con «falta de atención básica» por parte de
clientes, siendo esta pregunta redundante la tercera más mencionada.
Expertos en atención al público como
Carla Roca, autora de Hostelería sin filtros, explican que el
problema radica en la «desconexión cognitiva»: «Muchos
entran en modo automático, sin observar el entorno. Es como si su
cerebro activara un ‘script’ predeterminado al cruzar la puerta de un
bar».
La odisea del baño: señales invisibles
El segundo momento viral (la ubicación
del baño) tiene base estadística. Un estudio de la Universidad de
Barcelona analizó 100 establecimientos y halló que, pese a carteles
visibles, el 73% de los clientes preguntaba su ubicación. «La
saturación sensorial en bares ruidosos y la costumbre de priorizar
el móvil sobre el entorno explican parte del fenómeno», indica
el psicólogo Marc Vilalta.
Algunos locales han tomado medidas
creativas. El bar El Rincón de Madrid instaló flechas
luminosas en el suelo tras comprobar que reducían las preguntas un
60%. «Invertimos 200€ en señalética y recuperamos 20 horas
mensuales de productividad«, explica su dueño, Javier Montes.
Un grupo de personas disfrutando en la terraza de un bar
El coste oculto del «solo agua»
La petición final del vídeo, un vaso
de agua sin consumo adicional, toca otra fibra sensible. Aunque la
Ley 17/2011 garantiza agua del grifo gratuita, la FEHR alerta de que
el 18% de los establecimientos catalanes cobran entre 0,50€ y 1€
por ella para desincentivar el «ocupación abusiva». «No
es el agua, sino la mesa ocupada dos horas en hora punta«,
aclara el hostelero Lluís García.
Y es que, ante este escenario, surgen
iniciativas como la campaña ‘Mirar antes de preguntar’ de
Aehcos (Asociación Española de Hostelería), que promueve
señalética universal con pictogramas. «Queremos recuperar la
atención al entorno, no solo reducir conflictos», afirma su
portavoz.
Mientras, el vídeo sigue generando
reacciones polarizadas. «Si molesta servir, ¿para qué abren?«,
critica un usuario. «Ojalá todos fueran clientes como yo, que
leo hasta la letra pequeña del menú», ironiza otro. Lo cierto
es que, tras la anécdota, subyace un sector al límite: el 54% de
los camareros barceloneses admite haber pensado en dejarlo por el
desgaste emocional.