BBVA eleva los riesgos de la opa a Sabadell tras el bloqueo del Gobierno y la venta de TSB y se reserva la opción de retirarla

El BBVA ha revisado los riesgos a los que se enfrenta con la opa sobre el Sabadell, tanto por el bloqueo del Gobierno durante tres años a la fusión como por la venta de TSB aprobada esta semana.

Desde la entidad se admite que con la venta de la filial las ventajas de la operación se han recortado más, de forma que, «con la conformidad de la CNMV, podrá desistir de la Oferta o mantenerla».

Así lo contempla un suplemento al documento de Registro Universal enviado este jueves a la CNMV. En él, señala claramente que ahora mismo «no puede asegurar que se alcancen algunos o todos los beneficios esperados con la operación, incluidos la reducción de costes y las sinergias de financiación».

Es la primera vez que en un documento mercantil oficial el banco vasco admite la opción de retirarse de la opa. Lo hace un día después de que Sabadell haya aprobado la venta de su filial británica TSB y el reparto de un dividendo de 2.500 millones con el apoyo de la abrumadora mayoría de sus accionistas.

El banco centra los grandes problemas para la operación en la condición del Gobierno. Aunque pasara el periodo de tres años de bloqueo exigido y se pudiera llevar a cabo la fusión «en ocho meses», la opción que después tiene Carlos Cuerpo de frenarlo dos años más si no se cumplen los criterios de interés general es un riesgo muy alto para el banco.

Ya en el documento de riesgos enviado a la CNMV en el pasado mes de abril se admitían las complicaciones que la decisión del Consejo de Ministros añadía a la operación.

Entonces se cuantificaban en 850 millones de euros las sinergias que se podrían lograr con la integración de los dos bancos. Tras la irrupción del Gobierno, desde el mercado se reduce ese ahorro a apenas la mitad, con la incertidumbre de que después de los tres años de bloqueo sigue sin haber nada garantizado.

«En este caso, es posible que resultase más difícil integrar las operaciones de BBVA y Banco Sabadell, pudiendo derivar en un proceso de integración complejo con un mayor consumo de tiempo y recursos del inicialmente previsto», explica el documento.

«En el caso de que la fusión no se completara por cualquier motivo, podría dar lugar a la imposibilidad de materializar gran parte de los beneficios esperados de la oferta, incluidos los ahorros de costes y otras eficiencias operativas», señala el folleto revisado.

Como ya hicieran hace cuatro meses, los responsables del banco enumeran un largo número de posibilidades de que todo se complique más, desde fallos en la integración operativa hasta datos que no tengan del Sabadell todavía y que puedan recortar los beneficios esperados de la fusión.

Una vez confirmada la salida de TSB, el banco vasco insiste en que la integración operativa de Banco Sabadell (una vez que deje de estar en vigor la condición del Gobierno) podría resultar «difícil
y compleja».

A su entender «podría desviar sustancialmente el tiempo, la atención y los recursos de la dirección, y podría suponer más costes, requerir más tiempo y recursos de lo previsto». Concretamente, podrían surgir dificultades en relación con la integración del personal, las operaciones y los sistemas, entre otras muchas cuestiones.

Advertencia de Genç

El banco vasco ya señaló durante la presentación de resultados semestrales que se va a centrar en una hoja de ruta que contempla unos beneficios atribuibles de 48.000 millones de euros en cuatro años (hasta 2028). Eso le permitirá repartir 36.000 millones entre sus accionistas, todo ello sin contar con el Sabadell.

Fue en ese contexto donde el consejero delegado del banco, Onur Genç, mostró los primeros mensajes de advertencia sobre lo complicada que se estaba poniendo la operación. «No hay garantía de nada», dijo, antes de conocer el apoyo casi unánime de los accionistas de Sabadell a la venta de TSB.

Si finalmente se deciden a mantener la opa sobre Sabadell a pesar de todos los riesgos que se han acumulado, la previsión es que el folleto definitivo se publique a primeros de septiembre y todo se decida ese mismo mes.

Si la decisión que toman es una retirada a tiempo, el banco evitará una batalla contra el mercado y contra el Gobierno. Pero su cúpula quedará muy tocada por el fracaso de un proceso con el que quería convertir a la entidad en uno de los grandes bancos sistémicos de Europa, ante los retos que se avecinan.

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