Con la precisión de un cronómetro y la energía que caracteriza a una startup con alma de pionera, Zero Motorcycles ha comenzado la distribución de las esperadas Zero XB y Zero XE, las primeras unidades de su flamante gama X. Clientes de todo el mundo, incluidos los primeros afortunados en España, ya tienen en su garaje estas motos que prometen sacudir los cimientos del trail eléctrico. Y lo hacen dentro del marco de la iniciativa All Access, que busca democratizar el acceso a la movilidad eléctrica de alto rendimiento.
“La entrega de las primeras motos de la gama X supone un hito clave para Zero y para el futuro del rendimiento eléctrico fuera del asfalto”, ha declarado Sam Paschel, CEO de Zero Motorcycles. “Es el inicio de un nuevo capítulo en la forma en que se vive la aventura sobre dos ruedas. Con los modelos XB y XE, estamos haciendo que las motocicletas eléctricas sean más accesibles y atractivas para motoristas de todo el mundo”.
Las palabras de Paschel no son solo marketing; están respaldadas por un producto con argumentos sólidos. Tanto la Zero XB como la Zero XE han sido desarrolladas desde cero para ofrecer un equilibrio entre potencia, autonomía, accesibilidad y peso, cuatro variables clave en el universo trail y off-road. Con ellas, Zero se propone derribar uno de los últimos bastiones de la combustión interna: el campo.
Zero inicia la revolución eléctrica off-road con la entrega de las nuevas XB y XE / Zero
Plataforma trail sin compromisos
La gama X nace con una clara vocación: conquistar los caminos menos transitados, sin emisiones, sin ruido y sin sacrificar la emoción. Ambos modelos comparten una arquitectura ligera, optimizada para ofrecer maniobrabilidad en terrenos técnicos y una sensación de control propia de una moto de competición.
La Zero XB es la opción más accesible —tanto en prestaciones como en precio pues es el equivalente a un ciclomotor— dentro de esta nueva línea. Por 4.680 euros, ofrece una puerta de entrada ideal para quienes quieren dar el salto al off-road eléctrico sin vaciar la cuenta corriente. Monta un motor compacto pero enérgico, con una entrega de par instantánea que se convierte en una aliada perfecta para sortear obstáculos y ascensos exigentes. La batería, intercambiable, se puede extraer fácilmente para recargarla en casa o en un punto de carga, lo que simplifica enormemente el día a día del usuario.
En el otro extremo se encuentra la Zero XE, el equivalente a un 125cc orientada a los motoristas más exigentes. Su precio de 6.715 euros sigue siendo competitivo si lo comparamos con alternativas equivalentes de combustión, pero su equipamiento y prestaciones apuntan claramente a un uso más intensivo. Aquí encontramos una suspensión de largo recorrido ajustable y una batería de mayor capacidad, que permite ampliar considerablemente la autonomía sin comprometer el peso total. Además, la XE incorpora modos de conducción configurables y una gestión electrónica más sofisticada que adapta el rendimiento al terreno y al estilo del conductor.

La batería, intercambiable, se puede extraer fácilmente para recargarla en casa o en un punto de carga / Zero
Baterías intercambiables y conectividad
Uno de los grandes avances de la gama X —y especialmente relevante para el uso off-road— es la incorporación de baterías modulares. A diferencia de modelos anteriores, que obligaban a recargar la moto en su totalidad, la gama XB/XE permite extraer las baterías en cuestión de segundos, un guiño a la practicidad que facilitará su uso incluso en rutas de varios días sin acceso directo a puntos de carga.
Ambas motos incorporan también conectividad Bluetooth y una app desde la que se puede monitorizar la autonomía, configurar modos de conducción o actualizar el firmware. Todo ello desde el teléfono móvil, y con una interfaz sencilla e intuitiva.

La gama X nace con una clara vocación: conquistar los caminos menos transitados / Aaron Brimhall
Apuesta por el precio y la accesibilidad
Zero ha sido muy clara en su estrategia con estos modelos: poner en la calle motos eléctricas que puedan competir en precio con las de gasolina. Y lo ha logrado. En un mercado donde muchas eléctricas siguen costando el doble que sus equivalentes térmicas, ver etiquetas por debajo de los 7.000 euros —y en el caso de la XB, por debajo incluso de los 5.000— es una declaración de intenciones. Una jugada inteligente que puede acelerar la transición energética en el segmento trail.
Porque una moto eléctrica no solo implica menos ruido y cero emisiones: también supone menos mantenimiento, adiós a los filtros de aceite, bujías, embragues o problemas de carburación. Y en el caso de Zero, con más de una década de experiencia en el sector, el soporte técnico y la fiabilidad están más que contrastados.
La gama X no solo marca el inicio de una nueva etapa para Zero, sino también una ruptura con los tópicos que rodean a las motos eléctricas. Porque sí, pueden ser ligeras. Sí, pueden ser divertidas. Y sí, pueden llevarnos lejos. Tan lejos como queramos.