Una mujer atacó la semana pasada a una jueza de Palma después de que le notificaran que había sido condenada en un asunto civil por una reclamación económica. La sospechosa, tras conocer el fallo desfavorable, se dirigió fuera de sí a un área restringida para jueces y letrados de la administración de justicia en la sede de sa Gerreria e irrumpió en el despacho de la magistrada. Tras abrir la puerta de forma violenta, reaccionó con agresividad ante la jueza a la que increpó a gritos, descalificó y le arrojó unos papeles a la cara.
La afectada, estupefacta ya que no sabía quién era la exaltada ni lo que quería, llamó por teléfono a la oficina de su juzgado pidiendo ayuda y que alertaran al servicio de seguridad del edificio. Nadie acudió en su auxilio, excepto otra jueza que se hallaba muy cerca e intervino de inmediato alarmada por los gritos. Minutos después, se personó un vigilante de seguridad, que acompañó a la mujer hasta el exterior.
La situación fue muy violenta y la magistrada se sintió intimidada al quedar prácticamente acorralada dentro de su despacho. Esta misma semana los hechos fueron denunciados en el juzgado de guardia de Palma, en Vía Alemania. Fuentes jurídicas consultadas han apuntado que como mínimo podrían ser constitutivos de un delito de atentado contra la autoridad.
Ahora, el juzgado encargado del caso abrirá diligencias e iniciará una investigación contra esta ciudadana, que está plenamente identificada.
El ataque se produjo el pasado jueves 31 de julio al mediodía en las dependencias de sa Gerreria, en Palma. La ciudadana había acudido a un juzgado de la ciudad para que le notificaran una sentencia relativa a un procedimiento verbal, una reclamación económica de unos 1.500 euros. El fallo resultó desfavorable a ella, ya que acabó condenada.
No fue al juzgado, pese a ser citada
Se da la circunstancia de que la mujer había sido citada legalmente para comparecer tres días antes, es decir, el lunes 28 de julio a las diez de la mañana al juicio por este asunto civil en el que ella figuraba como demandante y demandada. Sin embargo, pese a la citación judicial, no acudió a los juzgados ese día.
Al poco tiempo, fue dictado el fallo en este procedimiento. El jueves al mediodía una funcionaria le comunicó la sentencia condenatoria y, entonces, la mujer reaccionó de forma violenta y accedió a una zona restringida donde se encuentran los despachos de los magistrados y de los letrados de la administración de justicia, sin que se sepa de quién recibió las indicaciones, según se desprende de la denuncia interpuesta.
La sospechosa buscó el despacho exacto de la jueza que la había condenado y, sin pedir cita previa, irrumpió en él. Abrió la puerta de forma repentina, sin llamar, y se introdujo en el lugar en el que en ese momento estaba trabajando la magistrada.
Una vez dentro del despacho, le tiró unos papeles a la cara a la jueza de forma muy agresiva mientras vociferaba y lanzaba todo tipo de improperios contra ella. Los gritos pudieron escucharse en varias plantas del edificio de sa Gerreria.
La perjudicada, asustada por la irrupción de la intrusa, no sabía quién era ni lo que quería porque días antes no había acudido al procedimiento que tenía en curso. Muy nerviosa, cogió el teléfono y llamó a su juzgado para que un funcionario acudiera de inmediato, así como que llamaran también al servicio de seguridad.
La magistrada le indicó en repetidas ocasiones a la mujer que abandonara su despacho, pero ella hizo caso omiso. La desobedeció y no dejó de gritar y de descalificarla. Según la denuncia presentada en Vía Alemania, le decía que no era una señora, que no era nada, que no era justa, además de otros improperios.
Grapadora y unas tijeras
La exaltada miraba sobre la mesa de la jueza, como si estuviera buscando algo. La afectada se alarmó porque allí había una grapadora y unas tijeras, lo que le hizo pensar que la sospechosa hubiera podido coger alguno de estos objetos y haberla agredido.
La jueza afirma en su denuncia que sintió miedo, porque la sospechosa estaba completamente fuera de sí.
Pese a que los gritos se escuchaban en varias plantas del edificio de sa Gerreria, nadie acudió en su ayuda, salvo otra jueza que se hallaba próxima y que no dudó en intervenir y ayudarla. Ni siquiera otros profesionales que tenían los despachos muy cerca de donde se produjo el incidente se acercaron, aunque el alboroto era más que evidente.
Minutos después, se personó un vigilante de seguridad, si bien la denunciada ya estaba en el pasillo, a unos dos metros del despacho de la magistrada. La mujer no dejó de chillar y lanzar improperios contra la jueza y el trabajo que ella desempeña.
La situación que se vivió en la sede judicial fue de gran tensión. La jueza perjudicada se sintió intimidada en todo momento por la presencia y actitud de la sospechosa, quien se apostó delante de ella y le impidió hacer cualquier tipo de movimiento que no fuese quedarse quieta. Debido al ataque padecido, esta semana denunció lo ocurrido, ya que estos hechos podrían ser constitutivos de delito.
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