¿Qué efectos psicológicos puede causar la exposición prolongada al ruido de obras en las comunidades de vecinos?
El impacto de los ruidos depende de varios factores. Entre ellos, destacan sobre todo la duración, la intensidad, la impredecibilidad y la vulnerabilidad individual que tiene cada persona. Aquellas que han padecido trastornos previos de la salud mental, por ejemplo, sufrirán un impacto mucho mayor y pueden experimentar cefaleas tensionales, inestabilidad, irritabilidad, agresividad y una intensa sensación de indefensión. Los estudios que se han hecho sobre los efectos psicológicos del ruido hablan de una sensación de indefensión aprendida, que se caracteriza por la manifestación de irritabilidad, una baja tolerancia al malestar y una disminución de la concentración. Todo esto deriva en un bucle que tiene consecuencias psicológicas nefastas.
¿Cómo afecta al estado de ánimo y al nivel de estrés?
Su efecto sobre el estado de ánimo va a depender mucho de la evaluación que se haga sobre la situación. Esto hace referencia a cómo se percibe. Hay estudios sobre modelos de estrés ambiental que sostienen que, si las personas perciben el ruido en general como innecesario y perjudicial, o lo asocian a emociones negativas, y además ese ruido lo experimentan como impredecible e intermitente, aumenta la irritabilidad y la frustración. Esto se extrapola a las molestias que puedan ocasionar las reformas que hagan los vecinos y a las obras que se puedan realizar en la calle o en nuestra propia casa. Hay que tener en cuenta que estas situaciones generan muchísimo cortisol, lo que provoca estrés y, a su vez, un bajo estado de ánimo.
Además de las personas con trastornos previos de la salud mental, ¿cuáles son los perfiles más vulnerables?
Más allá de los pacientes con antecedentes de ansiedad, depresión o algún tipo de patología previa, los ruidos afectan significativamente a las personas mayores, especialmente a aquellas con demencia, deterioro cognitivo o en riesgo de desarrollarlo, ya que pueden generar mucha confusión. El ruido actúa como un distractor, y las personas mayores tienden al aislamiento, lo cual se relaciona directamente con el aislamiento social. También impacta de forma considerable en las personas con discapacidad o con patologías previas como la epilepsia. A la lista se suman los niños y las niñas. De hecho, pueden presentar dificultades de atención, concentración, memoria, rendimiento y en el desarrollo del lenguaje.
Cuando coinciden varias reformas al mismo tiempo en una comunidad, ¿la situación puede derivar en problemas más serios como ansiedad crónica o depresión?
Sí. Estar sometidos de forma continua a un agente estresor puede llegar a predisponer al desarrollo de un problema más grave y, si aún no lo hemos desarrollado, puede actuar como un desencadenante.
«Esta situación genera mucho cortisol, lo que provoca estrés y un bajo estado de ánimo»
¿Qué consecuencias pueden tener estos ruidos en las personas que teletrabajan o estudian en casa?
En estos casos, el ruido afecta principalmente a la concentración. Se convierte en un distractor constante que genera fatiga tensional, lo que repercute directamente en la calidad el trabajo y en el rendimiento académico.
¿Pueden llegar a deteriorarse las relaciones con los vecinos de forma permanente?
Por supuesto. Esto ocurre, sobre todo, cuando no ha habido una comunicación previa y se percibe que no se ha informado sobre la obra que se está realizando. También influye la sensación de falta de empatía o la creencia de que existe una intención de molestar. Los conflictos se agravan cuando, a pesar de haber presentado quejas o de haber intentado llegar a un acuerdo, no se logra una solución. Todo esto crea un caldo de cultivo para que surjan numerosos conflictos. La persona que se queja puede sentirse estigmatizada, frustrada e indefensa, lo que, a su vez, puede provocar hostilidad en la otra parte implicada. Esta dinámica afecta directamente a la convivencia vecinal y puede dar lugar a más discusiones, e incluso, a disputas legales.
A pesar de que los trabajos se realicen de día, ¿es posible que el ruido constante de las reformas altere la calidad del sueño?
Las investigaciones hablan de un efecto acumulativo. Aunque el ruido se produzca durante el día, genera una fatiga tensional que se va acumulando. Cuando el ruido es persistente, se pierde la sensación de control y aparecen el cansancio, la fatiga, la hipervigilancia, el estado de alerta constante y las cefaleas. Esto va a hacer que cuando llegue la hora de ir a dormir resulte mucho más difícil conciliar el sueño, dando lugar a insomnio de conciliación e insomnio de mantenimiento, es decir, dificultad tanto para quedarse dormido como para mantener el sueño. Como consecuencia, el descanso se vuelve más fragmentado y las fases del sueño pueden quedar incompletas, lo que repercute directamente en el estado de ánimo.
Como psicóloga, ¿qué estrategias recomienda para manejar el estrés por estas causas?
Desde mi punto de vista, las estrategias deben dividirse en varias áreas. Por un lado, se encuentran las estrategias asertivo-comunitarias, que apelan a las técnicas de asertividad y comunicación entre los vecinos para intentar llegar a acuerdos y mejorar la convivencia. Por otro, las estrategias internas de cada persona. Y es que en esos momentos es fundamental trabajar la gestión emocional, fomentar el autocuidado y aplicar técnicas de relajación, que pueden incluir pasar tiempo fuera de casa y realizar ejercicio físico. Además, es importante contar con elementos de aislamiento acústico y dispositivos de cancelación de ruido para minimizar el impacto sonoro.
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