Advierten a la NASA de qué significa que caigan rocas en la Luna y no tiene que ver con meteoritos: cuidado con instalar bases

La Luna, ese mundo silencioso y
aparentemente inmóvil que ha fascinado a la humanidad durante
siglos, guarda secretos que podrían complicar los ambiciosos planes
de la NASA para establecer bases permanentes en su superficie. Un
estudio publicado en Science Advances por investigadores
del Instituto Smithsonian y la Universidad de Maryland
ha revelado
que las caídas de rocas y los deslizamientos observados en la Luna
no son producto de impactos de meteoritos, como se creía hasta
ahora, sino de moonquakes o terremotos lunares generados
por fallas geológicas activas.

Este hallazgo obliga a repensar la
seguridad de las futuras misiones del programa Artemis, que pretenden
llevar astronautas al polo sur lunar a partir de 2027.

Un peligro oculto bajo el valle Taurus-Littrow

El equipo liderado por Thomas R.
Watters, científico emérito del Smithsonian, y Nicholas Schmerr,
geofísico de la Universidad de Maryland, analizó el valle
Taurus-Littrow, donde aterrizó el Apolo 17 en 1972. Allí, los
astronautas documentaron desprendimientos de rocas y grietas que,
según este nuevo estudio, fueron causados por actividad sísmica en
la falla Lee-Lincoln, una fractura geológica que atraviesa la
región. «No tenemos instrumentos avanzados en la Luna como los
sismógrafos terrestres
, así que tuvimos que buscar otras pistas,
como los deslizamientos de rocas movilizados por estos eventos»,
explicó Schmerr en declaraciones recogidas por Phys.org.

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Centro de control de la NASA

Lo más preocupante es que esta falla
no es una excepción
. Miles de estructuras similares se extienden por
la superficie lunar, producto de un proceso de enfriamiento y
contracción del interior del satélite que genera tensiones en su
corteza. Aunque los moonquakes son más débiles que los
terremotos terrestres, con magnitudes alrededor de 3.0, su proximidad
a la superficie los hace potencialmente peligrosos para
infraestructuras humanas.

Un riesgo que aumenta con el tiempo

Los cálculos de los investigadores son
contundentes: aunque la probabilidad de un sismo lunar dañino en un
día cualquiera es baja (1 entre 20 millones), esta se dispara a 1
entre 5.500 en el caso de una base permanente operando durante una
década. «Si los astronautas están allí solo un día, sería
mala suerte que ocurriera algo grave
. Pero con una misión de años,
el riesgo se multiplica», advirtió Schmerr, quien comparó el
aumento de probabilidades con pasar de «ganar la lotería a
recibir una escalera real en el póker».

El peligro es especialmente crítico
para los módulos de alunizaje de gran altura, como el Starship
Human Landing System de SpaceX, previsto para la misión Artemis
III. Su diseño alto y estrecho lo hace vulnerable a las sacudidas
del terreno, un detalle que la NASA deberá considerar al elegir
ubicaciones seguras para sus hábitats.

Lunar Rover del Apollo 17

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Lunar Rover del Apollo 17

La Luna se encoge, y eso es un problema

Este estudio no es el primero en
señalar la actividad tectónica lunar. Datos del Orbitador de
Reconocimiento Lunar (LRO) ya habían identificado miles de fallas
jóvenes, algunas cerca del polo sur, zona clave para Artemis debido
a sus reservas de hielo. «La contracción global de la Luna,
combinada con las fuerzas de marea de la Tierra, está generando
nuevos escarpes, acantilados en forma de escalón, y reactivando
fallas antiguas
«, detalló Watters en un artículo previo
publicado en Planetary Science Journal.

De hecho, el terremoto lunar más
fuerte registrado por las misiones Apolo tuvo su epicentro cerca del
polo sur, justo donde la NASA planea establecer su Artemis Base
Camp. «No construyas justo encima de una falla reciente. Cuanto
más lejos, menor el peligro», resumió Schmerr.

Paleosismología lunar: una ciencia en desarrollo

Sin sismómetros modernos en la Luna,
los científicos recurrieron a la paleosismología, una
disciplina que estudia terremotos antiguos mediante evidencias
geológicas. «Analizamos las rocas desplazadas y las fracturas
en el valle Taurus-Littrow para estimar la intensidad de los sismos
pasados», señaló Watters. Este método, aunque ingenioso,
tiene limitaciones. Por eso, el programa Artemis incluirá el
despliegue de nuevos sismómetros de alta precisión, 50 años más
avanzados que los usados en las misiones Apolo.

La misión Farside Seismic Suite,
por ejemplo, ampliará el conocimiento sobre la sismicidad global de
la Luna. «Necesitamos datos no solo del polo sur, sino de todo
el satélite», subrayó Renee Weber, coautora del estudio y
científica del Centro Marshall de la NASA.

¿Un revés para la colonización lunar?

La NASA ha insistido en que Artemis
sentará las bases para una presencia humana sostenida en la Luna,
con vistas a futuras misiones a Marte. Sin embargo, este estudio
plantea desafíos inesperados. «La distribución global de
fallas activas debe considerarse al planificar la ubicación y
estabilidad de los puestos avanzados
«, insistió Watters.

Aun así, la agencia espacial ya está
tomando medidas. Además de los sismómetros, se evalúan técnicas
de construcción resilientes, como estructuras antisísmicas y
sistemas de alerta temprana. «Queremos asegurarnos de que la
exploración lunar sea segura y las inversiones estén bien
planificadas», concluyó Schmerr.

Mientras la humanidad se prepara para
regresar a la Luna, este estudio sirve como recordatorio: nuestro
satélite no es un mundo muerto, sino un lugar geológicamente
dinámico cuyos secretos aún develar. Y, como en la Tierra, ignorar
sus temblores podría tener consecuencias costosas.

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