El calor extremo mata. En casos contados, porque provoca golpes de calor repentino que pueden derivar en una muerte súbita. Pero en la inmensa mayoría de casos, lejos de ser algo repentino, las altas temperaturas actúan como un «disparador» de enfermedades preexistentes y provocan un empeoramiento radical de personas con, por ejemplo, problemas cardiovasculares, respiratorios y autoinmunes. Y esto, en muchos casos, puede derivar en la muerte prematura del paciente. Según el el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto Carlos III, este mes de julio se han producido al menos 1.060 decesos relacionados con el calor extremo en España, un 57% que lo registrado en este mismo periodo durante el año pasado. En total, según apuntan las estadísticas, en lo que llevamos de verano, y a falta de que pase el mes más caluroso del año, ya serían al menos 1.504 las vidas perdidas antes de tiempo a causa de las altas temperaturas.
Estas cifras de muertes atribuibles al calor no se basan en un recuento directo de fallecimientos con causa clínica asociada a las altas temperaturas sino en una estimación estadística. Cada día, este sistema compara cuántas personas han muerto realmente en España con cuántas se esperaba que murieran según patrones históricos (desde 2008). Si se detecta un repunte de muertes respecto a lo previsto y, además, esto coincide con picos de altas temperatura, el modelo atribuye parte de ese exceso a las condiciones calor. Es decir, no se trata de certificados médicos con nombre y apellido que digan que estas personas han muerto por golpe de calor o insolación, sino de una estadística poblacional que señala un problema de fondo. Y es que según demuestran innumerables estudios, el exceso de temperaturas se asocia con un aumento de la mortalidad. Sobre todo entre personas mayores y con patologías previas.
Un 95% de las muertes atribuibles al calor extremo se han dado en personas de más de 65 años
Este verano, por ejemplo, un 95% de las muertes atribuibles al calor extremo se han dado en personas de más de 65 años, uno de los principales colectivos de riesgo durante los episodios de altas temperaturas. Solo entre los mayores de 85 ya se suman más de 970 decesos prematuros durante los últimos dos meses. Aún así, según el recuento del MoMo, este verano también habrían fallecido al menos 5 menores de 14 años, una veintena de personas entre 15 y 44 años así como 95 de la franja entre 45 y 64 años debido a las altas temperaturas. Estadísticamente, los datos apuntan a que las mujeres, al ser un grupo más envejecido y con mayor esperanza de vida, destacan como las más afectadas por el calor extremo y, de hecho, suman un total de 890 decesos por esta causa en lo que llevamos de año. Y los hombres, por su parte, unos 615 más.
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