Se están haciendo amputaciones a niños sin anestesia

La situación sanitaria en Gaza ha traspasado cualquier límite humanitario. Los hospitales están colapsados, el personal médico desbordado y los recursos básicos prácticamente extinguidos. En medio del caos, emergen testimonios que hielan la sangre, como el que ha compartido en COPE Chema Vera, director ejecutivo de UNICEF España: “Se están haciendo amputaciones a niños sin anestesia”. El horror ha dejado de ser una cifra para convertirse en una rutina diaria en quirófanos improvisados, sin electricidad estable, sin agua potable y con los medicamentos agotados.

La desolación en hospitales colapsados

“La mayoría de centros de salud, tanto primarios como hospitales, han sido dañados”, explicaba Vera en los micrófonos de COPE, advirtiendo de que la infraestructura sanitaria de Gaza está al borde de la desaparición. En este contexto, la entrada de ayuda humanitaria se presenta como la única vía de alivio, pero incluso eso está lastrado por restricciones, obstáculos logísticos y un mercado negro que se ha adueñado de los suministros.

Desde el 7 de octubre de 2023, con el inicio de la ofensiva israelí tras los ataques de Hamás, al menos 175 personas han muerto por hambre o desnutrición, incluidos 93 menores, según datos de las autoridades sanitarias locales. Las cifras empeoran cada semana. “La ayuda entra con cuentagotas y, cuando lo hace, muchas veces acaba revendida”, advierte el periodista David Casado.

Mercado negro, fuego cruzado y desesperación

La ayuda humanitaria entra en Gaza por tierra, aire y mar, pero muy poca llega a manos de quienes la necesitan. España ha participado en lanzamientos aéreos junto a países como Alemania, Bélgica o Egipto, pero incluso estos esfuerzos acaban muchas veces siendo simbólicos, como cuestionaba el doctor Zabalgoazcoa en COPE: “Es un gesto político que sirve de poco si no se garantiza una distribución efectiva”.

EFE

Salim Asfour, un anciano palestino desplazado internamente, entra en la tienda de campaña de su familia en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza.

Los datos son devastadores. Entre marzo y julio, 1.373 palestinos murieron mientras trataban de recoger comida: 859 fallecieron en los centros de reparto de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF) y 514 esperando el paso de camiones. Solo este domingo, al menos 44 gazatíes murieron, 22 de ellos cuando acudían a buscar alimento en distintos puntos del enclave. Muchos recibieron disparos mientras esperaban raciones de arroz o lentejas.

Está habiendo restricciones a la poca ayuda que dejan entrar, que pueda llegar de forma segura y masiva”, insiste Chema Vera. Es un callejón sin salida que también reconoce la ONU, que ha denunciado que uno de cada tres habitantes de Gaza pasa días sin comer. A esa desnutrición se suma la deshidratación, la propagación de enfermedades y el colapso absoluto de los sistemas de salud.

Ayuda humanitaria lanzada desde el aire por un avión militar sobre el norte de la Franja de Gaza, vista desde el lado israelí de la frontera con Gaza, en el sur de Israel, este domingo

EFE

Ayuda humanitaria lanzada desde el aire por un avión militar sobre el norte de la Franja de Gaza, vista desde el lado israelí de la frontera con Gaza, en el sur de Israel, este domingo

Mientras tanto, Israel responde a las acusaciones de provocar una hambruna deliberada con declaraciones como la del primer ministro Benjamín Netanyahu, que ha solicitado a la Cruz Roja atención médica para los rehenes retenidos por Hamás, advirtiendo que “la hambruna sistemática se dirige contra nuestros rehenes”. Pero las imágenes difundidas por Hamás de rehenes famélicos han devuelto el foco al desastre humanitario: incluso ellos piden que se deje entrar alimento.

La presión internacional no cesa, pero los efectos son escasos. La ayuda lanzada desde el aire por países aliados ha sido coordinada por el COGAT, el organismo israelí que gestiona los asuntos civiles en los territorios palestinos ocupados. Sin embargo, su efectividad real está en entredicho. Como recuerda COPE en sus análisis, los paquetes lanzados a zonas de guerra no siempre llegan a destino, y cuando lo hacen, muchos acaban revendidos.

En Gaza, los niños mueren por falta de leche. Las amputaciones se hacen sin anestesia. Se dispara contra los hambrientos. Y los médicos, como los de UNICEF, hacen un llamamiento urgente al mundo para que mire, actúe y no se convierta en cómplice de un silencio mortal.

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