Lo barato sale caro. El equipaje de mano eleva una media de 56 euros el precio final del billete en las aerolíneas de bajo coste. Así lo revela una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que recoge la experiencia de más de un millar de personas que han realizado algún vuelo en los últimos dos años. El informe destapa una situación de «grave falta de transparencia» en la que se penaliza un servicio que «no es un lujo, sino una necesidad». Eso sí, como toda acción da lugar a una reacción, los viajeros ya han encontrado una fórmula para driblar a las aerolíneas: las mochilas de viaje.
Elegir destino y fechas, comparar horarios en busca del más económico y un último paso antes de introducir la tarjeta de crédito: la selección del equipaje. La OCU explica que nueve de cada diez viajeros afirman prestar atención a las tarifas adicionales. Sin embargo, los datos no se ajustan con el 36% de los pasajeros que abona el suplemento durante el check-in y el 20% que lo hace en la propia puerta de embarque. En total, casi seis de cada diez pasajeros terminan su reserva con un precio mucho mayor.
Una vez pagado el importe, se desconocen las condiciones en las que viajará el equipaje. En este sentido, la OCU denuncia que una de cada cuatro veces el viajero debe entregar las maletas en la puerta por falta de espacio en la cabina, lo que obliga a recogerlas posteriormente en la cinta del aeropuerto de destino. Todo ello incluso cuando se ha abonado el precio por las maletas.
Al respecto, la opinión de los pasajeros es negativa. El 77% de los encuestados considera que las compañías aéreas utilizan el suplemento sobre el equipaje de mano para «engañar al consumidor y aumentar sus beneficios».
Sanción a las aerolíneas de bajo coste
La Organización de Consumidores y Usuarios insta al Parlamento Europeo a prohibir definitivamente el cobro de estas tarifas bajo el argumento de que el equipaje de mano es un elemento imprescindible para viajar y no un capricho del que se pueda prescindir. Al respecto, la OCU recuerda en su informe que la Comisión de Transportes ya ha propuesto reconocer el derecho del pasajero a llevar una pieza pequeña sin coste adicional –con proporción de 40x30x15 centímetros– y un equipaje de mano de hasta 120 centímetros de volumen y siete kilos de peso. Una medida que respalda el 92% de los encuestados, que considera que el precio de las maletas de cabina debe estar incluido en el precio del billete.
La OCU respalda también la decisión del Ministerio de Consumo, que en noviembre sancionó con 179 millones de euros a cinco aerolíneas low cost por «abusos reiterados» contra los pasajeros.
Además, anima a los consumidores que hayan pagado por el equipaje de mano o por la asignación de asientos a menores que se habían adquirido en el momento de la reserva, incluso a aquellos que hayan sufrido la negativa a pagar en efectivo, a reclamar a las compañías, conservar los justificantes y sumarse a su campaña informativa.
Mochilas de viaje
Pero pese al cobro de tarifas extras por el equipaje, la ciudadanía ya ha encontrado una solución: la compra de mochilas de viaje. Su demanda ha aumentado un 222% en los últimos seis meses en comparación con el mismo periodo del año anterior. Una tendencia de compra que no solo coincide con la llegada de la época estival, sino que respalda el informe de la OCU sobre el incremento de las restricciones y tarifas adicionales impuestas por algunas compañías aéreas.
En este contexto, las mochilas se consolidan como la opción preferida de quienes buscan evitar cargos por facturación o exceso de equipaje. Sus dimensiones son acordes a las exigidas por las aerolíneas, cuentan con numerosos bolsillos –que optimizan el espacio disponible–, una cremallera que permite abrirla por completo a modo de maleta convencional, un espacio separado para zapatos y una espalda acolchada para mayor comodidad. Así han elaborado la receta perfecta para combatir los costes adicionales a la hora de viajar.
La descripción corresponde con el modelo más buscado en los últimos meses: Take2Cabin de American Tourister. Su precio oscila entre los 15 y los 30 euros, dependiendo del comercio en el que se adquiera. Su costo económico y su funcionalidad —además de la existencia de variedad de colores— han hecho a esta pieza de equipaje un accesorio imprescindible para irse de viaje.
Además del auge de las mochilas, los trolleys de cabina también mantienen su fortaleza, hasta el punto de que han incrementado un 52% su demanda con respecto a datos de 2024. Esta alternativa continúa siendo una de las preferidas para aquellos viajeros que buscan capacidad y resistencia sin necesidad de facturar, pues sus medidas están consideradas para poder llevarse como equipaje de mano y su resistencia y facilidad para transportar –sin necesidad de cargarlos a las espaldas– siguen presentando una ventaja frente a las mochilas de moda.
Así, las maletas rígidas también experimentan una evolución positiva en búsquedas, con un aumento del 55%. Unos datos que evidencian que, a pesar de las nuevas limitaciones, siguen siendo una opción valorada por su durabilidad y protección del contenido.
Kike Aganzo, responsable de comunicación del sitio web y aplicación de comparación de precios idealo.es, señala que «el aumento en la demanda de mochilas y trolleys de cabina demuestra que los viajeros se ven obligados a cambiar sus hábitos de compra debido a las políticas de equipaje de las aerolíneas de bajo coste. Ya no se trata solo de encontrar un vuelo barato, sino de entender qué maleta escoger para no pagar suplementos y evitar así los cargos adicionales que pueden disparar el coste final del viaje».
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