Una joven pareja recién casada pospone su viaje nupcial para vivir el Jubileo de los Jóvenes en Roma: "Lo primero que hicimos fue darle gracias a Dios"

Jesús y Melania se casaron el pasado 25 de julio, día de Santiago, pero en lugar de iniciar su luna de miel en un destino paradisíaco, decidieron viajar a Roma para participar en el Jubileo de los Jóvenes, un evento eclesial que reúne a miles de jóvenes de todo el mundo en torno al Papa León XIV. Su historia, marcada por la fe, el compromiso comunitario y el deseo de poner a Dios en el centro de su vida matrimonial, se ha convertido en uno de los testimonios más entrañables de este gran encuentro.

Miembros activos del movimiento juvenil de la congregación Amor de Dios, Jesús y Melania no llegaron solos a Roma: los acompañan más de 80 jóvenes procedentes de distintas partes de España y Portugal. «Queríamos agradecer todo lo que Dios nos ha regalado en nuestra relación, y no había mejor forma que empezar nuestro matrimonio aquí, rodeados de la gente que nos ha acompañado durante años», explican. Para ellos, este viaje no es una renuncia, sino una afirmación: su luna de miel comienza en comunidad, con la Iglesia universal.

La historia de esta pareja se forjó dentro del entorno educativo y misionero de la congregación Amor de Dios. Él, antiguo alumno y voluntario del grupo juvenil; ella, profesora en uno de sus colegios. «Nos conocimos en el colegio, y desde entonces el carisma de la congregación nos ha ido formando también como pareja», cuenta Melania. Durante cinco años de noviazgo, ambos crecieron juntos espiritualmente, sostenidos por el acompañamiento de las hermanas y el apoyo de su comunidad.

La boda no fue solo una celebración familiar, sino una afirmación pública de su fe. «Nos casamos para decirle sí a Dios», repiten con convicción. Incluso la fuerte tormenta que cayó el día de su enlace no consiguió nublar lo esencial: «Lo importante ya lo habíamos hecho: habíamos dicho sí en el altar».

Su vocación al matrimonio se consolidó durante la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Fue allí, en una adoración eucarística al aire libre, donde Jesús sintió con claridad que quería casarse con Melania. «Estaba ella arrodillada sobre las piedras, llorando, y yo solo podía pensar: me quiero casar con ella», recuerda emocionado. Melania, por su parte, sintió que Dios confirmaba su deseo de formar una familia con Jesús.

Desde entonces, ambos han entendido que su testimonio puede inspirar a otros. «Nos dicen que somos ejemplo, que somos esperanza», comparten. Una esperanza que se alimenta de la alegría de servir, del carisma de su congregación y del deseo de poner su proyecto familiar bajo la guía de Dios.

A pesar del cansancio, el calor, o las largas esperas, ambos coinciden en que todo merece la pena cuando se vive con alegría y fe. «El católico no se puede permitir vivir en la queja. Tenemos la gracia de Dios, y eso nos sostiene», concluyen. 

El lema de este Jubileo es «la esperanza», un mensaje necesario para una generación que, muchas veces, se siente desorientada. Jesús y Melania lo tienen claro: «El mundo necesita ver jóvenes felices, comprometidos, que no tienen miedo de decir que creen en Dios». Su fórmula es sencilla, pero poderosa: predicar con el ejemplo.

 

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