El secreto de Todo por ti está en el casting. Este concurso espectáculo de Telecinco funciona porque el departamento de casting se aplica para elegir a unos participantes con carisma. Hay efecto sorpresa: el que se llevan los elegidos por el programa para poder llevarse una elevada suma de dinero si aciertan una serie de preguntas.
Pero el efecto de la sorpresa se ve elevado a la enésima potencia cuando se enteran que han sido la familia y los amigos los que han decidido llevarlos hasta allí. Todo por ti, en definitiva, no es más que una gran prueba de afecto.
Ahora bien, para que funcione como formato televisivo debe conectar con el público, y este requisito lo cumple perfectamente con su mecánica. El elegido deberá elegir quiénes de los congregados en la grada de amigos y familiares le ayudarán a contestar las preguntas, mediante un curioso proceso de eliminación que provoca la complicidad con el espectador.
Me atrevo a decir que tal como están las cosas Todo por ti podría ser perfectamente un programa de la televisión pública, un programa de entretenimiento de La 1, del mismo modo que digo que Algo que declarar, se mire por donde se mire, es un programa de televisión privada, y no hay coartada que valga. Todo por la audiencia.
Todo por ti cuenta con el acicate de ver en acción a Carlos Sobera. No nos cansamos. El profesor universitario que dejó las clases para dedicarse al entertainment continúa dando lecciones magistrales. Sea en el teatro, en los programas de entretenimiento o en los concursos. En First dates, que ya lleva una década de travesía, lo borda. Pero estábamos en Todo por ti. Una buena opción para las noches estivales.
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