Hace años de la última vez que fui a Sanlúcar. De aquello tengo el recuerdo borroso de una adolescencia inocente con mis amigas del colegio. Arena fina, marea alta y alguna que otra ola revoltosa. El viernes 25 de julio volví a ese lugar. Esta vez, con el micrófono a cuestas y acompañada por mis magníficos compañeros de COPE Cádiz, que me van haciendo un pequeño tour narrado de un lugar desconocido hasta entonces para mí: la playa de Bajo de Guía. «Eso que ves es Doñana, lo que hueles, la unión del Guadalquivir con el Atlántico», me dice Fernando Cabrales.
La estampa es de cuadro: una marea baja donde se posan numerosas barquitas pesqueras. El espacio natural protegido de Doñana adorna de fondo la fotografía. A los pies, sobre la arena, el chiringuito ‘Inesperado’, donde montamos el SET de COPE Andalucía.
A los pocos minutos, después de un café que ayuda a disfrazar el madrugón (y el último día de una semana frenética), aparece la invitada a la que esperábamos: la alcaldesa de Sanlúcar de Barrameda, Carmen Álvarez. «Las puestas de sol y la gente, además de la gastronomía, nos hacen ser una ciudad distinta al resto. Aquí hay amabilidad, que es lo viene buscando la gente», nos dice. Ahora, la regidora confiesa que persigue el objetivo de industrializar esta ciudad de algo más de 70.000 habitantes.
Magallanes y Elcano partieron de Sanlúcar. «Esto también es patrimonio», argumenta. Y el patrimonio sanluqueño está muy ligado, precisamente, a sus carreras de caballos, una tradición que se remonta al año 1845. «Solo ha sufrido interrupciones en momentos concretos ligados a los avatares de la historia: durante la Guerra Civil española, la Guerra de Marruecos o en la pandemia de la Covid-19», nos explica Rafael Hidalgo, presidente de la Real Sociedad de Caballos de Sanlúcar. Es Fiesta de Interés Turístico Internacional y Medalla de Oro de Andalucía. Este año, se celebrarán en seis jornadas: el 5, 6 y 7 de agosto; y del 19 al 21.
la marca gastronómica «arena fina»
Es única en el mundo y está en Sanlúcar. La marca «arena fina» identifica a las hortalizas de este municipio por razones histórico que aún permanecen en el tiempo y le dan aún más sentido a aquello de «somos lo que comemos». La desembocadura del río Guadalquivir, como ocurre, por ejemplo, en El Cairo, es sinónimo de riqueza en la tierra. «A principios de Siglo XX, la colonia de Montalgaida enarenó una parte del terreno con arena de playa.
Comenzaron entonces a criarse las la patata y las hortalizas en ese tipo de arena, donde crecían tranquila, sin erosión en su piel. Y todavía hoy se hace», explica Martínez, y añade: «hay países de África que están tratando de imitar este tipo de cultivo con la arena del desierto, parecida a la nuestra». A la marca gastronómica hay que añadirle la técnica árabe del «navazo», que busca la humedad de la tierra y que planta en niveles muy bajos de su sustrato, con mucha riqueza mineral.
«La tierra es vida», dice la alcaldesa. Y, como tal, se ha configurado Sanlúcar: como el lugar donde acuden quienes buscan alcanzar en verano la vitalidad perdida.