La Iglesia tomó esta semana una decisión inusual, a la par que contundente: la Archidiócesis de Madrid destituyó al equipo directivo de la asociación Hijas de Amor Misericordioso, conocidas como HAM y con presencia en varias partes de España, e impuso una suerte de gestora. La decisión se basa en que ha dado “verosimilitud” a las denuncias presentadas por una veintena de familias que acusan a las religiosas de actuar como una secta. Asimismo, existe una denuncia de abusos sexuales contra su líder, María Milagrosa Pérez Caballero, por parte de un joven ‘seminarista’.
La decisión fue acogida con alegría por las familias denunciantes, que ya ascienden a unas 30, dado que a la veintena inicial se han sumado una decena que corroboran las acusaciones, según ha podido confirmar EL PERIÓDICO. Pero, al mismo tiempo, entre los afectados crece el temor a que la superiora destituida y sus seguidores monten una especie de congregación rebelde frente a las órdenes de la Iglesia y que sus hijas, que no han vuelto con sus padres y un centenar continúan en las sedes de la HAM, sigan fielmente a la que consideran su líder espiritual.
Los denunciantes temen que, en caso de rebeldía, sus hijas sigan fielmente a la que consideran su líder espiritual
De hecho, María Milagrosa Pérez Caballero, alias Marimí, no ha dado muestras de quedarse de brazos cruzados. El jueves, tres días después de ser apartada por el Arzobispado de Madrid de la dirección de las HAM, en una de las sedes de la asociación organizó una celebración en honor al fundador de las Hijas del Amor Misericordioso, el jesuita Antonio Mansilla, que falleció antes de que sus discípulas se constituyeran, en 2007, como Asociación Pública de Fieles.
De hecho, la comunidad se encontraba en proceso de subir de grado y ser bendecidas como Instituto de Vida Consagrada, pero aún no lo han conseguido, por lo que, como no son congregación ni orden religiosa oficial, sus integrantes no son monjas regladas, aunque vivan y se definan como tales.
Según el comunicado de un grupo de laicos que apoya a las religiosas, la comunidad acompaña «espiritualmente» a más de 1.000 personas y colabora en diversas parroquias
Apoyo laico
En este contexto, en las últimas horas, un grupo de «laicos cercanos a la comunidad Hijas del Amor Misericordioso” ha emitido un comunicado en el que defienden a las HAM, rechazan las denuncias que acusan al grupo de comportarse como una secta y de “retener, manipular o aislar de forma injustificada a personas”, y estudian habilitar “canales oficiales” para compartir “aclaraciones, testimonios y contenidos que ayuden a comprender mejor el carisma y la labor de esta comunidad”.
Aunque precisan que están dispuestos “a colaborar en las decisiones de la autoridad eclesiástica”, también dejan claro que consideran que la decisión de la Archidiócesis de Madrid es “temporal” y subrayan que Marimí, como “medida cautelar”, ha sido separada “de la convivencia con las hermanas, sin que ello signifique su expulsión de la vida religiosa”.
Las familias han recibido el comunicado de los “laicos cercanos a la comunidad” como una amenaza, dado que temen que se “manipule” de nuevo a sus hijas para que defiendan al antiguo equipo directivo
Según el comunicado, las HAM cuentan actualmente con 99 ‘hermanas’, 31 ‘novicias’ y 9 ‘postulantes’ (es decir, en su primer año de formación), distribuidas en tres ‘conventos’. Asimismo, según su versión, “acompañan espiritualmente a más de 1.000 personas y colaboran en la formación catequética y pastoral en diversas parroquias”. Cuentan, por tanto, con un numeroso grupo de fieles que aún las apoyan. Y también han formado una sección masculina, a la que pertenecía el joven denunciante de abusos sexuales.
«Amenaza»
Las familias que acusan a HAM de comportamientos sectarios han recibido el comunicado de los “laicos cercanos a la comunidad” como una amenaza, dado que temen que se “manipule” de nuevo a sus hijas para que escriban testimonios o graben vídeos en defensa del antiguo equipo directivo de las HAM. Asimismo, tienen miedo de que sus hijas sean distribuidas por casas de familias laicas que apoyan a Marimí, de forma que la nueva dirección pierda el control sobre ellas y constituyan un grupo al margen de la Iglesia.
Los próximos pasos de Marimí y sus ‘discípulos’ serán, por tanto, claves, para saber si acatan las órdenes de jerarquía católica o se declaran en rebeldía, como han hecho otros grupos intervenidos en el pasado. De ser así, quizá la Iglesia tenga que tomar decisiones más drásticas, como disolver la comunidad.
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