El que es probablemente el actor más famoso de España, Santiago Segura, fue invitado recientemente a Herrera en COPE y allí desveló la fórmula que ha adoptado para sortear el primer gran dilema digital de cualquier padre: ¿a qué edad entregar un móvil?
El director y protagonista de las sagas de Torrente y Padre no hay más que uno admitió que su hija menor, de once años, lleva un iPhone “sin tarjeta, con WhatsApp limitado al wifi doméstico”, una salida intermedia que, según el actor, evita la presión del grupo sin poner en sus manos un teléfono plenamente operativo.
«Los científicos dicen que hasta los 16 no deberían tener móvil, pero si no se lo das, se siente marginada», explicó Segura, reconociendo que la decisión «es muy complicada».
Móvil sí, pero capado
El intérprete detalló que el aparato funciona como un terminal “sin gasolina”: llamadas y datos bloqueados, sólo mensajería en casa o en la red del colegio. De esa forma, la niña puede estar en los chats de clase y compartir tareas, pero no recibe estímulos constantes en la calle ni tiene acceso ilimitado a redes sociales. «Le das autonomía controlada», resumió.
En una entrevista posterior recogida por 20 Minutos, el cineasta reiteró la metáfora: «Es como darle un coche sin combustible. Sabes que no va a arrancar a solas».
Un debate que se extiende
Las palabras de Segura coinciden con la campaña de psicólogos y pediatras que aconsejan retrasar la entrega del smartphone hasta los 16 años, edad a la que el cerebro adolescente gestiona mejor la dopamina ligada a las notificaciones.
Un informe de la Asociación Española de Pediatría indica que el 70% de los menores recibe su primer móvil antes de los 12, y advierte de un aumento de problemas de sueño y ansiedad vinculados al uso nocturno de pantallas.
Al poner el dispositivo “en modo wifi”, Segura intenta blindar a su hija de esa vorágine mientras le evita quedar fuera de la conversación escolar.
Reacción de las redes
El corte de audio emitido por COPE superó las 300.000 reproducciones en menos de 24 horas y abrió un hilo de comentarios entre padres que buscan alternativas.
Algunos aplauden la “solución puente”, otros temen que el acceso a wifi público desbarate el control.
Segura, por su parte, defiende la medida como provisional: «Cuando madure lo suficiente, tendrá su línea. Antes, prefiero esto a prohibir, porque la prohibición total acaba generando clandestinidad».
Sin aportar recetas universales, el actor pone sobre la mesa una estrategia a medio camino entre la abstinencia y la carta blanca, respaldada por expertos que recomiendan uso supervisado frente a veto absoluto. En palabras del propio Segura, “es la única forma de que no vaya contracorriente sin que la tecnología se la lleve por delante”.