No pudo ser. Carles Coll afrontó con valentía la final de 200 metros braza de los Mundiales de Singapur y terminó pagando cara esa osadía en los dos últimos largos para caer a la séptima posición con 1:09.44, la segunda mejor marca de su vida. Ni su gran récord nacional en ‘semis’ (2:08.49) le habría dado medalla.
Fue de largo la mejor actuación de la natación española en piscina en una cita en la que se han vuelto a encumbrar la natación artística a lomos de Iris Tió con tres oros y el waterpolo, con el oro masculino y el bronce femenino. Y, salvo milagro (no existen), ningún nadador español lo superará el sábado ni el domingo.
Coll pasó el 50 tres décimas por debajo del récord mundial (28:35) y seguía mandando en la final al paso por el 100 con cuatro centésimas de renta sobre la plusmarca universal (1:00.68). Sin embargo, el tercer largo fue muy duro y acabó último con 1:09.44, aunque la descalificación del ruso Zhigalov lo dejó séptimo.
La victoria fue para el genial chino Quin Haiyang, quien salía por la calle ocho y volvió a exhibir su perfecto dominio del estilo en todas las distancias. Oro con 2:07.41, plata para el nipon Watababe con 1:07.70 y el neerlandés Corbeau dejó sin medalla al ruso Prigoda por 26 centésimas con 2:07.73.
Carles Coll, tras ganar el oro en piscina corta en Budapest / EFE
El tarraconense ha vivido emociones contrapuestas en los últimos meses. Tras hacer historia con su título mundial en piscina corta en Budapest, no pudo disputar el Campeonato de España a comienzos de julio por problemas con el visado que le impidieron viajar desde Estados Unidos.
La Federación Española (RFEN) es muy estricta y exige siempre a los nadadores que demuestren un buen momento de forma en los Nacionales más allá de que tengan la mínima acreditada, pero esta vez hizo una excepción con Coll en una decisión muy acertada y difícil.
Los dos únicos españoles en categoría masculina que habían nadado una final en el doble hectómetro a braza en un Mundial en piscina larga eran Joaquín Fernández (dos veces) y su entrenador, un Sergi López que fue bronce en los Juegos de Seúl’88. Y la única presea española en esta prueba la logró otra catalana como Jessica Vall en Kazán en 2015 con otra de sus habituales remontadas.
Precisamente Sergi López es el gran forjador de Carles Coll en Estados Unidos en la Universidad de Virginia Tech, ubicada en Blacksburg (Virginia). El medallista olímpico ha pulido el talento del tarraconense, con los virajes y el nado submarino como principales argumentos, pero con mucha natación también.