No se toque, le está sangrando la nariz. El combate de Aitana ha sido cruento, desmelenado. Nunca había peleado así de empoderada y, claro, sin querer, el gancho se lo ha llevado usted. No se preocupe, cicatrizará pronto. En cambio, ella lleva años soportando un dolor que, este miércoles, en un Metropolitano acaloradísimo, ha vomitado con furia. Un concierto convertido en ring que, pese a las hostias y lágrimas, la ha hecho brillar como nunca. “Vivo bailando para no llorar más”, ha confesado en 6 de febrero, el pelotazo que la ha terminado de coronar. Es el enésimo himno que ha alumbrado y que, otra vez, no será la última, la ha investido diva de España. Basta con echar un vistazo a los datos: 130.000 entradas vendidas en las dos fechas que ha llenado en Madrid. Un hito. Lleva ocho veranos recibiendo golpes a destajo… ahora le toca propinarlos.
De blanco, impoluta, pisando fuerte, se ha plantado frente a una multitud en enajenación transitoria. Mirando al frente, desafiante, ha arrancado un cancionero tan personal que dolía escucharlo por minutos. Es su vida la que aparece en estos versos y, a pesar de su luz, casi cegadora, es inevitable no empatizar con su historia. Quizá, por ello, tantas almas la sigan con devoción. No hay trampa ni cartón: Aitana relata los miedos, amores y triunfos de una joven de 26 años que, como cualquier otra, por su edad, no tiene las herramientas para afrontarlos. Sonarán banales o no, más o menos caprichosos, pero siempre auténticos: de la honesta Superestrella a la sinuosa Vas a quedarte.
Aitana ha arrancado sus conciertos de Madrid y Barcelona con ‘6 de febrero’. / JORDI OTIX
“Me hace gran ilusión estar aquí, aún no soy consciente. Mi familia dice que no me ve demasiado nerviosa, pero lo estoy. Han pasado muchas cosas hasta llegar aquí, no podéis ser mejores fans”, ha dicho emocionada. Con la mano en el pecho, ha repasado unas gradas salpicadas de pancartas y linternas. En silencio, mientras la masa coreaba su nombre, la Aitana que debutó con Teléfono en 2017 ha reaparecido por un instante: una niña que, aunque frágil e inexperta, gracias a un carisma hipnótico, ha arrasado a escala internacional. Abrumada, ha balbuceado palabras que la acercan a la tierra. Sigue siendo la chica que hacía bromas en la Academia donde se curtió junto a Alfred García, Ana Guerra y Lola Índigo. Aún no tiene un discurso elaborado, pero su ausencia no le ha hecho mella por ahora: cuando canta, conecta al instante. Y eso, ojito, hoy, le funciona. Un pelín de espontaneidad tampoco le vendría mal, la verdad.
Cantar sus rupturas
Flanqueada por 20 bailarines y seis músicos, ha organizado su discografía por eras: al igual que Taylor Swift ha desmenuzado las píldoras de Spoiler, 11 razones, Alpha y Cuarto azul. Este último con especial hincapié: lo editó en junio y, rápidamente, con 7,5 millones de reproducciones, se posicionó como el tercer álbum más escuchado en Spotify. De él ha extraído las ya populares Con la miel en los labios, Sentimiento natural, Cuando hables con él y Segundo intento, entre otras. Cuatro temas en los que se intuye una madurez hasta entonces desconocida en ella. De hecho, hay quien asegura que en ellos ha recogido sus rupturas con Miguel Bernardeau y Sebastián Yatra.

Aitana debutó con ‘Spoiler’, su primer álbum tras el pelotazo de ‘Lo malo’. / JORDI OTIX
El espectáculo, diseñado al milímetro con pantallas, luces y cámaras, ha transformado el Metropolitano en un videoclip viviente: plataformas móviles, fuegos artificiales y elevaciones hidráulicas para poner el lacito perfecto a su propuesta. “No he podido incluir todas las canciones del repertorio, he seleccionado las que más disfruto”, ha comentado Aitana, que ha sufrido algún que otro problema técnico. El sonido ha ido y venido según la canción, sin olvidar ciertas imperfecciones vocales que ha logrado suplir con una actitud retadora. Aunque ha tenido difícil mantener el pulso en La foto del DNI, Mon amour y Los Ángeles, levantando el micrófono al aire en numerosas ocasiones, Aitana ha sido implacable: hay aspectos que limar, pero tiene toda su carrera por delante.
Nadie le hace sombra
De público adolescente y paternofilial, la artista ha ido ganando adeptos con el paso del tiempo. Sus últimos títulos ya no suenan a Disney, al contrario: lo que explicaría que buena parte del aforo lo hayan tomado treintañeros. Casi nadie se ha asustado por el baile de Mi amor que, en su anterior gira, en 2023, levantó tantas ampollas. Síntoma de que, paso a paso, ha ido ganando autoridad en la industria. Entonces, se le cuestionó como mujer. Hoy, por contra, pocos le hacen sombra. Tal vez, en el futuro, quién sabe, se arrepienta de algunas canciones. Suele pasar, no sería la primera. Es lo que tiene hacerse mayor.

El último álbum que ha publicado Aitana es ‘Cuarto azul’. / JORDI OTIX
La euforia se ha desatado con la entrada de David Bisbal (Si tú la quieres), Hombres G (Devuélveme a mi chica) y Amaia Romero (La canción que no quiero cantarte) al escenario. Dos colaboraciones que, aunque esperadas, han añadido la dosis justa de adrenalina a un concierto que, salvado distancias, ha sido un calco del ofrecido en Barcelona el pasado 19 de julio. Para entonces, el Metropolitano parecía una discoteca en efervescencia: En el coche, Gran Vía, Formentera, Las babys, Conexión psíquica… Una detrás de otra, sin parar. Directa al pómulo. Un guantazo en plena pista que aún sigue supurando. Aunque no tardará en sanar, le dejará un marquita. Pequeña, no se asuste. Pero lo suficientemente visible para recordar esta hazaña. Pues lo que ha logrado Aitana, puño arriba, puño abajo, es difícil de olvidar. Este combate ha marcado un punto de inflexión en su trayectoria. Nada será como antes.