Nacho Duato.
No quiero caer en el edadismo, pero me parece muy curioso ese fenómeno que afecta a ciertas personas que, a partir de cierta edad, pierden todo tipo de reservas para decir lo que piensan. Sin ningún tipo de complejo ni miedo al qué dirán. Se acabó. En un momento dado, sacan la patita, esa noche duermen de maravilla y ya no hay quién los pare.
Desconozco la fecha exacta, pero hace no mucho tiempo algo hizo clic en la cabeza de Juan Ignacio Duato (Valencia, 1957), Nacho Duato para el común de los mortales. Bailarín y coreógrafo de éxito internacional, arrastra la pena de que fuera de su país se le reconocen más sus méritos. Premio Nacional de Danza, Caballero de las Artes y las Letras, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes… Siempre eclipsado en España por el último ganador de Gran Hermano.
Desde 2019 es director artístico del ballet del Teatro Mijáilovski de San Petersburgo. En una entrevista reciente desveló que el personaje más malo de nuestros tiempos, Vladimir Putin (con permiso de Benjamín Netanyahu), ha ido a ver cuatro de sus estrenos, cosa que «no hizo ningún presidente español». Se les ha visto más en estadios de fútbol, eso es verdad. Pero esta columna no va de eso.
Como decía, hace relativamente poco, sus publicaciones en Instagram comenzaron a hacerse virales. Duato —primo de la actriz Ana Duato, por cierto— empezó a combinar sus sobrias publicaciones de sus cuadros (también pinta) y fotos de su juventud con vídeos de su propia cosecha, que se graba con el móvil, criticando al político de turno que se la ha cruzado esa mañana. Y será por falta de clase política a la que hincarle el diente…
«Algunos me odiaréis por lo que digo», comenzó diciendo un día frío de febrero de 2024. Al menos, estaba avisando: «Hay unos animales que se llaman cacófagos, que son los que se encuentran bien en medio de la suciedad, del detrimento, de la putrefacción: cucarachas, ratas, lombrices… se alimentan de la basura. La ultraderecha y los que pactan con ella, como el Partido Popular, me recuerdan a esos animales». Mucho ha despotricado mucho desde entonces, pero, especialmente en los últimos meses, está cogiendo carrerilla.
La presidenta de la Comunidad de Madrid está siendo objetivo de buena parte de sus vídeos. Mirando a cámara, recostado sobre su cama, Duato simula una conversación telefónica en la que está buscando contratar a alguien para una vacante: «¿En qué trabajabas antes? ¿Llevando las redes sociales de un perro? Muy bien. ¿4.000 euros al mes? No está nada mal. Buscábamos a una para que fuese presidenta de una comunidad, ¿te apetece?». Termina diciéndole a la persona del otro lado del teléfono que para el puesto «hay que decir muchas barbaridades, mentir mucho» y «robar, sobre todo, robar«. No nombra a Isabel Díaz Ayuso, pero tampoco hace falta.
El chalé, propiedad de la Comunidad, en el que pasó la presidenta un fin de semana con su familia ocupa otra de las conversaciones telefónicas de Duato antes de irse a la cama. Y para la ‘ayuser’ de Fuenlabrada, Noelia Núñez, también ha repartido el coreógrafo en los últimos días. Rocío de Meer y su obsesión con vaciar España de migrantes es otro de los grandes éxitos de la saga.
Precisamente, otro que le cogió el gusto a polemizar en las redes fue su ex, Miguel Bosé. Se puso tan pesado con su vena negacionista que Duato le dejó de hablar. «No me gustó el tema de la pandemia», reconoció en otra entrevista con Sonsoles Ónega.
El bailarín no solo le ha dedicado vídeos a la derecha de este país. Melody y su eurodrama también tuvieron su momento. «‘Esa diva’ es una canción muy antigua. Te pareces a Beyoncé, pero Beyoncé es Beyoncé. Ella iba con ese ‘body’, esas botas, esa melena hace 20 años. ¿Qué quieres que te diga? Me caes fenomenal y tienes una voz maravillosa. No te enfades y acepta que no funcionó». Ahí no acabó, puesto que le afeó que no quisiera posicionarse ante la barbarie que se está viviendo en Gaza: «Un artista debe de posicionarse. Un genocidio es un genocidio y hay que decirlo».
Si ahora mismo están cogiendo el móvil y abriendo Instagram para averiguar de lo que les hablo, deténgase. Duato es muy cuco. Él publica un vídeo explosivo por la noche y a la mañana siguiente ya ha desaparecido. Es como si llegara a casa después de un día horrible, pegara cuatro gritos y luego se le pasara. Para mí que es una técnica de marketing: crea expectativas en el público, incomoda al poder y, de paso, da un aire a sus publicaciones de ‘performance’ efímera. No hay nada como un personaje público saliéndose del guion establecido para sobrellevar los calores del verano.