La inflación de Alemania se mantiene en el 2% en julio y facilita el trabajo al BCE

El Índice de Precios de Consumo (IPC) de Alemania se sitúa en julio en el 2% interanual, estable respecto el mes anterior, según la lectura adelantada de la Oficina Federal de Estadística (Destatis). En tasa intermensual, la inflación ha avanzado un 0,3%.

Asimismo, la tasa de inflación subyacente, que excluye los efectos de la comida y la energía, se mantuvo en el 2,7% tras bajar una décima en junio. En cuanto a la tasa armonizada (IPCA), empleado por Eurostat en sus registros, se registró una moderación de dos décimas, hasta el 1,8%.

Ambos registros se sitúan en línea con el 2% que el Banco Central Europeo (BCE) se marca como objetivo de estabilidad a medio plazo.

La moderación se debe a un menor precio de la energía, que ha caído un 3,4% en julio frente al descenso del 3,5% del mes anterior. En cuanto a los alimentos, el coste se incrementó un 2,2%, dos décimas más que en el mes de junio.

Por otro lado, el coste de los servicios se incrementó un 3,1% en julio, dos décimas menos que hace un mes. En esa misma proporción aumentó el coste de los bienes, cuyos precios pasaron de crecer a un ritmo del 0,8% al 1% registrado en julio.

Según los expertos de ING, los datos disponibles confirman que Alemania, junto con la economía de la eurozona en general, está experimentando «un proceso de desinflación, no de deflación».

Esto se debe a que, «en realidad, solo los precios mensuales de la ropa y del aceite para calefacción cayeron», mientras que casi todas las demás categorías mostraron aumentos de precios, aunque a menudo a un ritmo más lento que el del mes anterior.

De cara al futuro, el banco neerlandés espera que, al menos en el corto plazo, es probable que la inflación en Alemania se mantenga en línea con el objetivo del BCE, pues los efectos base favorables en los precios de la energía están desapareciendo, mientras que la inflación subyacente debería disminuir «algo».

No obstante, queda por ver cómo reaccionarán las empresas europeas (y estadounidenses) a los aranceles impuestos por EEUU. «Un escenario podría implicar una caída de precios en la eurozona debido a sobrecapacidades y ventas más débiles en EEUU; pero también es posible que las empresas globales intenten subir precios en Europa para compensar la presión sobre los márgenes de beneficio en EEUU», advierte la firma neerlandesa.

Un factor más interno será la desaceleración del mercado laboral alemán, lo que debería reducir las presiones salariales y, por ende, las presiones inflacionarias. Por otro lado, agrega ING, el estímulo fiscal del Gobierno de Friedrich Merz «probablemente impulsará la inflación hacia finales de año y más allá».

Según estos expertos, el acuerdo alcanzado entre Europa y EEUU ha aliviado la presión sobre el BCE para seguir recortando las tasas con el fin de apoyar el crecimiento de la eurozona. «A esto se suma el reciente debilitamiento del euro y un crecimiento del PIB débil pero positivo en el segundo trimestre, lo que eleva claramente el umbral para otro recorte de tasas este año», subrayan.

El argumento principal para defender una bajada más es que las proyecciones del BCE de junio incluían una tasa terminal del 1,75 %. «No cumplir con las expectativas del mercado reduciría automáticamente las proyecciones de inflación y crecimiento del propio BCE», sentencian estos expertos.

«Con todo, hay que admitir que los recientes acontecimientos han reducido también nuestro grado de convicción respecto a nuestra propia previsión. De hecho, si la relajación de las tensiones comerciales reduce la incertidumbre y fortalece la resiliencia de la economía de la eurozona, el debate dentro del BCE podría cambiar rápidamente: de si se necesitan más recortes de tasas, a cuándo será necesario subirlas para hacer frente a las presiones inflacionarias derivadas del estímulo fiscal», concluye ING.

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