El verano puede alterar la microbiota

En verano, son más habituales las comidas copiosas, altas en grasas o ultraprocesadas, así como la ingesta de bebidas alcohólicas o gaseosas. Esto, unido a las altas temperaturas, puede favorecer la deshidratación, la cual a su vez puede afectar al tránsito intestinal y alterar el equilibrio de la microbiota, que necesita un entorno hidratado para funcionar correctamente. Si esta alteración se produce, aumenta la probabilidad de sufrir molestias digestivas frecuentes, como acidez, inflamación abdominal, gases y estreñimiento. Asimismo, la reducción de actividad física y los cambios en los horarios habituales también pueden contribuir a modificar el equilibrio intestinal y a agravar estos problemas.

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