La mayoría de los adultos en Estados Unidos tienen una “edad cardíaca” superior a su edad cronológica, a veces con diferencias de más de una década. Esta brecha es especialmente pronunciada en hombres, personas con menor nivel educativo y socioeconómico y quienes se identifican como negros o hispanos.
Un equipo de la Universidad Northwestern, en Estados Unidos, presentó una herramienta gratuita en línea que traduce datos de chequeos rutinarios, como presión arterial, niveles de colesterol, hábito de fumar y control de la diabetes, en una edad cardíaca diferente de la edad biológica, aportando una renovada herramienta para la prevención cardiovascular.
La brecha entre edad cardíaca y edad real
Según una nota de prensa, la calculadora basa sus estimaciones en las ecuaciones PREVENT de la American Heart Association, que predicen el riesgo de eventos cardiovasculares a 10 años. ¿Cómo funciona? El usuario ingresa datos como presión sistólica, niveles de colesterol, función renal, diabetes, tabaquismo y tratamientos actuales.
El sistema compara ese riesgo con un perfil óptimo, en cuanto a niveles de colesterol, presión, ausencia de diabetes y tabaquismo, para generar la edad cardíaca equivalente. Los especialistas aclaran que el sistema no reemplaza la consulta médica y debe usarse como complemento en decisiones de prevención primaria.
De acuerdo a un estudio publicado en la revista JAMA Cardiology, los resultados en la población adulta, a partir de datos de 14.140 personas de 30 a 79 años de edad y sin enfermedad cardiovascular, mostraron que en las mujeres la edad cardíaca media es de 55,4 años, frente a 51,3 años de edad cronológica.
Diferencias entre subgrupos
En los hombres, la edad cardíaca media es de 56,7 años, frente a 49,7 años cronológicos. De esta manera, el 26% de los hombres y el 16% de las mujeres tenían una edad cardíaca como mínimo 10 años mayor que su edad real. Además, el estudio documenta disparidades claras según el origen: los mayores desfases se observaron en personas que se definen de raza negra o hispana, frente a blancos y asiáticos.
Referencia
PREVENT Risk Age Equations and Population Distribution in US Adults. Vaishnavi Krishnan et al. JAMA Cardiology (2025). DOI:https://www.doi.org/10.1001/jamacardio.2025.2427
Al mismo tiempo, quienes tienen un menor nivel educativo presentan brechas mayores, al igual que sucede con un índice bajo de ingreso familiar. Ahora, el siguiente paso es evaluar si presentar el riesgo como edad cardíaca mejora los resultados clínicos a mediano y largo plazo.
Según los científicos, comunicar el riesgo como una edad en lugar de un porcentaje mejora la comprensión y puede motivar cambios en el estilo de vida, como así también una mayor adhesión a terapias preventivas.