La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos inició este martes una reunión de dos días sobre los tipos de interés. Este cónclave se produce en medio de grandes presiones por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, para que el líder de la institución, Jerome Powell, baje el precio del dinero. El anterior encuentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Fed tuvo lugar el 17 y 18 de junio y, como lleva haciendo desde principios de año, en esa fecha decidió mantener los tipos en su rango del 4,25 al 4,5%. La última bajada se produjo en diciembre de 2024, con el demócrata Joe Biden (2021-2024) en el poder. El mercado descarta que Powell anuncie este miércoles un recorte de los tipos ante el incremento de la inflación y la incertidumbre que está generando la política comercial del mandatario republicano.
Desde que Trump asumió el cargo en enero ha insistido a Powell para que los baje y aunque al principio amenazó con despedirle, ahora parece dispuesto a dejar que termine su mandato en mayo de 2026. El presidente no puede echarle por mero desacuerdo en materia de política monetaria, pero sí por causa justificada, y las obras de renovación de la sede de la Fed, con un sobrecoste de unos 700 millones de dólares, ha puesto en el punto de mira a Powell, a quien los republicanos reprochan una supuesta mala gestión. Trump incrementó la presión contra él al visitar la pasada semana dichas obras. Al final de su recorrido, consideró que su conversación había sido «productiva» y se mostró convencido de que Powell iba a hacer «lo correcto».
Para Mauro Valle, responsable de renta fija en la sociedad de gestión de activos Generali AM, «la incertidumbre sobre el escenario económico y el impacto de los aranceles es alta y la Fed probablemente seguirá tomándose su tiempo». Este próximo viernes se cumple el plazo dado por Trump a sus socios comerciales para negociar nuevos gravámenes que sustituyan a los considerados «recíprocos» por Estados Unidos. A falta de pacto, Washington les impondrá porcentajes fijados de manera unilateral y que pueden oscilar entre el 15 y el 50%.
«La próxima reunión de la Reserva Federal se afronta con elevada presión política para bajar tipos por parte de Donald Trump hacia su presidente, Jerome Powell, cuestionándose incluso su continuidad antes de que finalice su mandato en mayo de 2026. Sin embargo, ni nuestras expectativas ni las del mercado apuntan a un recorte de tipos en esta reunión«, afirma Luis Merino, responsable de Renta Fija, Mixtos y Fondos de Fondos de la gestora Santalucía AM. La justificación para esta nueva pausa estaría en la persistente incertidumbre respecto al impacto que los aranceles que se impondrán a partir de agosto pueda tener sobre la inflación (2,7%) en Estados Unidos, que todavía no está en el objetivo del 2%.
Debilitamiento de las perspectivas económicas
David Kohl, economista jefe de la entidad Julius Baer, no espera tampoco un recorte en la cita de esta semana. Las dudas en torno a la inflación tras el aumento de aranceles impide en su opinión una bajada en julio y la presión política de Trump para reducirlos también supone un lastre, aunque el debilitamiento de las perspectivas económicas de EE.UU. sugiere que es probable que se aplique una política monetaria más flexible en el segundo semestre, según recoge la agencia EFE.
Erik Weisman, economista jefe de MFS Investment Management, augura igualmente que la Fed va a mantener su cautela a la espera del impacto de la política arancelaria del líder republicano. «La Fed querrá más tiempo para evaluar las consecuencias. El mercado laboral sigue resistiendo, con riesgos quizás mayores de limitaciones de la oferta de mano de obra que de escasez de demanda de mano de obra. Y aunque los datos de inflación han sido más débiles de lo esperado, hay pruebas muy visibles de que la política arancelaria está empezando a repercutir en los precios al consumo y al productor de EE.UU.» estima.
Según Michael Krautzberger, director de inversiones (CIO) de mercado público de Allianz Global Investors, la Fed puede permitirse esperar este julio. «Sin embargo, a menos que se produzca una sorpresa inflacionaria significativa, la reunión de septiembre podría convertirse en un punto de inflexión ‘activo’ para retomar los recortes, especialmente si los indicadores de actividad económica se debilitan y la presión política se intensifica hasta un nivel que obligue a la Fed a actuar», concluye.