La institución presidida por Jerome Powell deja las tasas de referencia en el mismo nivel en el que se encuentran desde el pasado diciembre a pesar de la fuerte presión ejercida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para reducirlas.
Esta pausa prolongada se produce tras tres recortes seguidos. La Fed inició este ciclo de descensos en septiembre de 2024, cuando redujo el precio del dinero 50 puntos básicos.
La bajada llegó tras casi catorce meses en los que los tipos de interés se mantuvieron sin cambios en el rango de entre el 5,25% y el 5,5%, máximos desde enero de 2001.
El banco central estadounidense volvió a recortar el precio del dinero en noviembre —justo dos días después de que se celebrasen las elecciones presidenciales en Estados Unidos— y también en diciembre. En ambos casos, los movimientos fueron de 25 puntos básicos.
Trump, distintos miembros de su Administración y varios senadores republicanos han criticado ferozmente la postura de la Fed, de esperar y ver cuál es el impacto de las políticas de Trump —especialmente los aranceles— antes de retomar las bajadas de las tasas.
El republicano ha llegado a llamar a Powell «idiota» y «lento» por no recortar los tipos de interés. El inquilino de la Casa Blanca, quien ha solicitado una bajada del precio del dinero de 300 puntos básicos, incluso ha puesto sobre la mesa el despido del banquero central.
El último arma de presión ha sido la reforma de la sede de la Fed en Washington. El coste de la renovación, de unos 2.500 millones de euros, ha sido utilizado por los detractores de Powell como un argumento para poder cesar al banquero central antes de que su mandato termine el próximo mayo.
El propio Trump visitó la semana pasada las obras de la sede del banco central como parte de su campaña contra Powell. Este mismo miércoles ha vuelto a la carga.
El presidente estadounidense ha usado la publicación del producto interior bruto (PIB) para volver a la carga. «El PIB del segundo trimestre se acaba de publicar: ¡3%, MUCHO MEJOR DE LO ESPERADO!», ha escrito el mandatario en su red Truth Social.
«‘Tardón’ ¡HAY QUE BAJAR LA TASA YA! ¡No hay inflación! ¡Dejen que la gente compre y refinancie la compra de sus casas!», ha insistido.
Estados Unidos creció un 3% en el segundo trimestre de 2025 respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. La expansión contrasta con la contracción del 0,5% registrada entre enero y marzo.
Pero la fortaleza, al menos aparente, de la economía estadounidense da más razones a la Fed para no tocar el precio del dinero. A su vez, la inflación se mantiene por encima del 2% fijado por la autoridad monetaria como objetivo.
El índice de precios de consumo (IPC) de Estados Unidos se situó en junio en el 2,7%, lo que implica una aceleración de tres décimas respecto de la subida del coste de la vida en mayo.
La inflación subyacente, que excluye de su cálculo los precios de los alimentos y la energía por su mayor volatilidad, cerró junio en el 2,9%, una décima más.
El índice de precios de gasto de consumo personal de Estados Unidos, la estadística favorita de la Fed para monitorizar la inflación, subió en mayo una décima, al 2,3% interanual. La variable subyacente se incrementó una décima, al 2,7%.
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Fed ha subrayado que «la inflación se mantiene algo elevada». Asimismo, «la tasa de desempleo se mantiene baja y las condiciones del mercado laboral se mantienen sólidas» y «la incertidumbre sobre las perspectivas económicas sigue siendo elevada».
Sin embargo, en el comunicado posterior al encuentro, los miembros del Comité han subrayado que «los indicadores recientes sugieren que el crecimiento de la actividad económica se moderó en el primer semestre».
Como es habitual, el documento también incluye que «al considerar el alcance y el momento de los ajustes adicionales al rango objetivo para la tasa de los fondos federales, el Comité evaluará cuidadosamente los datos entrantes, la evolución de las perspectivas y el balance de riesgos».
Y reitera que «al evaluar la orientación adecuada de la política monetaria, el Comité seguirá de cerca las implicaciones de la información que se reciba para las perspectivas económicas».
Los miembros de la Fed estarán dispuestos «a ajustar la orientación de la política monetaria según corresponda si surgen riesgos que puedan obstaculizar el logro de sus objetivos», el pleno empleo y estabilidad de precios en torno al 2%.
Sin unanimidad
Tampoco ha habido sorpresas respecto a la división que existe en el seno de la Fed. Tal y como se esperaba, los gobernadores Christopher Waller y Michelle Bowman han votado en contra de mantener los tipos de interés.
Ambos han preferido reducir las tasas de referencia 25 puntos básicos. En los próximos días, ambos publicarán algún tipo de documento en el que argumenten el sentido de su voto.
Esta ha sido la primera vez en más de 30 años que dos gobernadores —y no otros miembros— han discrepado en la misma reunión. No ocurría desde 1993.
El escenario es más extraño si se tiene en cuenta que Christopher Waller es uno de los nombres que suenan para sustituir a Powell como próximo presidente de la Fed.
En septiembre
Si bien el mercado descartaba totalmente que a Fed redujera los tipos de interés en este encuentro, marca el 19 de septiembre como la fecha en la que el también supervisor bancario retomará las bajadas.
Según datos de LSEG, los inversores dan una probabilidad de aproximadamente el 50% a que la institución reduzca las tasas entonces. Antes de que diese inicio la rueda de prensa de Powell, las posibilidades eran del 63%.
En su intervención, Powell ha señalado que la Fed «no ha tomado ninguna decisión sobre septiembre». Para ese encuentro, la institución contará con los datos de inflación y de empleo de julio y agosto.
«En los próximos meses recibiremos una cantidad considerable de datos que nos ayudarán a fundamentar nuestra evaluación del balance de riesgos y la fijación adecuada de los tipos de interés», ha subrayado.
En su opinión, todavía «hay un largo camino por recorrer» para determinar exactamente cuál es el impacto de los aranceles en la economía estadounidense.
En cualquier caso, «no va a ser cero». «Los consumidores pagarán parte de esto. Las empresas pagarán parte de esto», ha resaltado.