Nueva crisis diplomática entre Rusia e Italia. El Gobierno italiano ha anunciado este miércoles que llamará a consultas al embajador ruso, Aleksey Paramonov, como forma de protesta. La razón es la decisión del Kremlin de incluir al presidente italiano Sergio Mattarella y a otros funcionarios en una lista de presuntos rusófobos que alientan «el odio contra Rusia».
«El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación Internacional, Antonio Tajani, ha dispuesto la convocatoria del embajador de la Federación Rusa en Italia para protestar por la inclusión del presidente de la República, Sergio Mattarella, y de otras autoridades institucionales de la República Italiana en una lista de supuestos «rusófobos», ha explicado el Gobierno italiano en una nota escrita.
«El ministro Tajani considera que la inclusión del Jefe de Estado en esta lista constituye una provocación contra la República y el pueblo italiano, y expresa su solidaridad institucional y personal con el presidente Mattarella», han añadido. «[Es] la enésima operación de propaganda, destinada a desviar la atención de las graves responsabilidades de Moscú, bien conocidas por la comunidad internacional y que esta ha condenado desde el principio», ha dicho por su parte, la primera ministra, Giorgia Meloni.
Guerra de conquista
La noticia de la inclusión de Mattarella empezó a circular el martes, cuando se supo que el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó en su página web una nueva lista negra de enemigos de Rusia, en la cual también aparecen los nombres del propio Tajani y del ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto. Este último habría sido acusado en particular por unas declaraciones en las que sostuvo que el presidente ruso, Vladimir Putin, «quiere [hacerse con] toda Ucrania, y nada nos da garantías de que parará» en sus operaciones militares.
En cambio, la enemistad con Mattarella se remonta a febrero de este año. Entonces Mattarella, durante un discurso en la Universidad de Aix‑Marseille, comparó la agresión rusa contra Ucrania con el proyecto del Tercer Reich, al afirmar que se trataba de una «guerra de conquista» similar.
Ira de Zajárova
Estas palabras desataron una fuerte condena del Kremlin, especialmente a través de su portavoza, María Zajárova, quien las calificó de «inventos blasfemos», en un mensaje publicado en la red social X y acompañado por una foto del jerarca alemán Adolf Hitler junto al dictador italiano Benito Mussolini. A continuación, Zajárova también declaró ese mismo mes que la postura de Mattarella no quedaría «sin consecuencias».
No obstante, Mattarella no retrocedió. En un mensaje de marzo, durante un viaje a Hiroshima, alertó sobre la «peligrosa narrativa nuclear» de Rusia, por sus amenazas de usar las armas nucleares como herramienta convencional en conflictos. Algo que nuevamente Zakharova tildó de «mentiras, desinformación y fake news«.
La circunstancia supone el enésimo empeoramiento en la relación entre Rusia e Italia, dos países que tenían fuertes vínculos económicos y culturales antes de la invasión rusa a gran escala de Ucrania. Tanto así que incluso después del estallido de esta fase de la guerra ruso-ucraniana, la población italiana ha mantenido una postura más bien neutral sobre el conflicto en curso. En concreto, según un sondeo de marzo, la mayoría absoluta de los electores italianos (57 %) aún hoy no apoyaría ni a Rusia ni a Ucrania en su contienda.