Se acabó lo que se daba. Zaragoza despedía este martes el curso político con su tradicional pleno de gestión, en el que se aprobaban los últimos expedientes y donde las mociones no tenían cabida. Aunque, en el momento político actual, era difícil que el debate no se colase por cualquier rendija que hubiese abierta, por mínima que fuera. Y eso que la sesión apenas duró 40 minutos, en los que los concejales solo se intercambiaron recados en uno de sus puntos.
Fue en el expediente que cambiaba económicamente el destino de tres plurianuales. Uno, para la escuela infantil de Arcosur, que precisa de 850.000 euros más de los contemplados inicialmente. Los otros dos, en base a los proyectos más estratégicos que Chueca ha orientado desde el comienzo de su mandato con vistas a 2027, cuando los zaragozanos volverán a ir a las urnas: La Romareda y el Huerva.
En el primer caso, el recurrente toma y daca de cifras, acusaciones y reproches pasó desapercibido. Aunque, eso sí, el PSOE se encargó de dejar claro que no se olvida de una operación que convence a casi todos en su fondo, no así en sus formas. «Tendremos tiempo para hablar durante el próximo curso», anticipó la concejala Marta Aparicio. Donde sí hubo barro fue en los cambios económicos para afrontar la renaturalización de las riberas del Huerva.
Siete millones tienen la culpa. El ayuntamiento presupuestó «a mano alzada» el proyecto en base a unas primeras estimaciones que se quedaron cortas. La izquierda (y Vox, de pasada) afeó esta cuestión al Gobierno municipal del PP, que se defendió asegurando que el procedimiento había sido el habitual y que esa cifra no es la definitiva, pues la segunda fase aún tiene que adjudicarse, presumiblemente a la baja.
Política exterior desde el Pilar
En cambio, los ediles aprovecharon el que era su último turno de palabra par marcar agenda, más allá de lo que concierne al Huerva. Así lo hizo Elena Tomás, portavoz de ZeC, quien aprovechó que Vox criticaba un expediente que luego terminó apoyando (tónica habitual, por otra parte, en lo que llevamos de legislatura) para lanzar dardos a la ultraderecha por su apoyo implícito al «tito Trump».
«Vox nunca está a favor de la ciudadanía, siempre está con los grandes. No han hecho ni una crítica al acuerdo de la UE con EEUU porque besan la bota de los USA (sic). Y van contra la agricultura y la ganadería aragonesa, pero ustedes están del lado de los que nos pisotean», sentenció la concejala. Y Vox, a través de Eva Torres, no quiso entrar en el juego. «Estamos en el Ayuntamiento de Zaragoza, sitúese», se limitó a responder Torres, portavoz hoy de un partido que, como todos saben, no acostumbra a hablar de lo que no es estrictamente zaragozano.
El concejal socialista Gómez Gámez charla con varios compañeros antes del pleno. / Jaime Galindo
Más comedida fue la responsable de Hacienda y Fondos Europeos del consistorio, Blanca Solans, quien «aceptó» las críticas de la izquierda, aunque interpretó sus abstenciones como un «apoyo». El PSOE, previamente, calificó este expediente como «feo» y ZeC tiró de hemeroteca para hablar de un «ómnibus» que incluía cosas que nada tenían que ver entre sí.
Chueca, como presidenta del salón, intervino para recordar los «sonrojos» que le producen los «ómnibus de Sánchez». «No se pongan nerviosos», continuó, ante los murmuros de la izquierda, para después recriminar las prácticas del Gobierno central cuando quiere sacar adelante sus decretos. «En uno de los últimos, mezclaban las ayudas al transporte, las de la Dana y un palacete para el PNV».
Cuenta atrás para 2027
Y con esto, los 31 concejales de Zaragoza abandonaron el salón de plenos hasta finales de septiembre, cuando la cuenta atrás para 2027 acelerará de verdad. Los corrillos sirvieron para despedirse, desearse felicidad y hablar sobre los temas banales que ocupan a cualquier persona, más allá de sus ideas.
Chueca se despidió con un pequeño lapsus que enseguida corrigió, anticipando las Navidades al Pilar, antes de dar las «gracias» y desear a sus señorías que «pasen un buen verano». En septiembre, la alcaldesa regresará con una cartera de inauguraciones que irán acercándose y con la intención de preparar el terreno para la próxima legislatura, consciente de las enormes posibilidades que le dan todos los sondeos de repetir hasta 2031.
El PSOE, por su parte, deberá decidir quién hará las veces de portavoz adjunto, sin olvidarse de un Gómez Gámez al que nadie quiere descartar. Y Vox y ZeC, cada uno desde su prisma, intentarán marcar terreno ante el bipartidismo. 2027 se acerca. Pero no tanto como agosto.