Feijóo radicaliza el PP en materia migratoria con el fichaje del inventor de Vox

 

Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), está sumamente preocupado por la situación migratoria española. El nuevo desvelo del gallego es algo reciente y no fundando en cifras o estadísticas que, quizás, tenga que ver con el rédito electoralista que sus socios y a la par competencia, Vox, están obteniendo a través del despliegue de tesis xenófobas, apoyadas principalmente en bulos y soluciones tan populistas como facilonas. Pero el líder de los conservadores, emulando el carácter permanente de la ultraderecha, ha activado el piloto electoralista y el sentido de Estado ha pasado a un segundo plano.

El propio Feijóo lo reconocía este lunes, durante su arenga frente a sus fieles, llamando a “electoralizar” el partido. El papel de representatividad de la sociedad, el que les fue encomendado por los ciudadanos en las urnas, pasa a ser prescindible para el PP, que reconoce abiertamente que su cometido ahora es engrosar las encuestas y preparar unos comicios, en detrimento de la defensa de lo que consideran son los intereses de la ciudadanía. Y para ganar terreno han optado por un viraje aún mayor a la extrema derecha, tal y como reconoce el propio Feijóo detrás de las cámaras.

El coqueteo ultra de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, baronesa que presume de tener dominada electoralmente a Vox con la asunción de muchas de sus tesis, marca el camino a Génova 13. Tanto es así que Feijóo le ha levantado a uno de sus responsables, al más puro estilo del mercado de fichajes, para la dirección nacional, pudiendo compaginar esta responsabilidad con sus cargos madrileños. El elegido ha sido Rafael Núñez, otrora figura importante de Vox que dio el salto al PP de Madrid sin notar una gran diferencia.

Núñez no es un cualquiera que por casualidades de la vida se sumó a unas ‘cañas por España’. El portavoz adjunto del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid es el responsable de haber dado el nombre de ‘Vox’ a la extrema derecha española, tal y como ha reconocido en más de una ocasión y refleja en su libro el propio líder de la formación, Santiago Abascal, de quien era íntimo amigo. Núñez se hace cargo de la Coordinación de Migración, a las órdenes de Alma Ezcurra, vicesecretaria de Coordinación Sectorial, tal y como recoge el organigrama aprobado por el Comité Ejecutivo del PP.

Difusión del discurso racista

Feijóo ha pedido dentro del partido, a sus barones y altos cargos, que le sigan el rollo en materia migratoria, tal y como el periódico El Mundo, muy próximo a la formación, ha revelado. El líder ha decidido comprar marcos racistas y todos tienen que ir a una para arrebatar a Vox el máximo de votos posibles. La estrategia pasa por difundir todos los bulos y estereotipos aireados por la extrema derecha con la suma de la coletilla de “ilegal” tras la palabra “inmigrante” o “inmigración”.

Es la única diferencia entre ambos partidos. Esa y que el PP compra el discurso patronal, como haría la ultraderecha si tocase poder, de la necesidad de la inmigración para sostener unas empresas que quieren pagar poco y ofrecer condiciones precarias a los trabajadores. Vox se atreve a reconocer directamente que pretende expulsar a todos los migrantes, se encuentren en España en situación regular o no e incluso habiendo nacido aquí; mientras que el PP disimula dando vueltas en torno a la seguridad ciudadana, la cual relaciona directamente con los inmigrantes.

Es probable que de llegar al poder las políticas migratorias del PP no supusiesen un gran cambio en comparación con la de los socialistas, nunca lo han supuesto, pero lo importante para los conservadores es generar discurso y subirse a la ola reaccionaria que parece estar granjeando voto a su marca verde. “España será un país seguro donde impere la ley” o “tenemos derecho a un país seguro donde impere la ley” fueron algunas de las soflamas que pronunciaba Feijóo hace menos de 24 horas, pese a que el país es considerado uno de los más seguros del mundo.

Una arenga orientada a culpar al Gobierno de “negar” lo que consideran problemas relacionados con la migración. Es más, es el PP considera que es la propia coalición la que da “alas” a quienes “alimentan el odio”, en referencia a Vox y sus último pogromos en Torre Pacheco, no que el principal partido de la oposición asuma prácticamente el mismo discurso. Los migrantes que huyen de las guerras y la hambruna llegan a España de “cualquier manera” y a estar “de cualquier manera”, según Feijóo, lo que significa “sin integrarse y sin respetar”.

Para los conservadores la “convivencia” está en riesgo y “sin criterio y seguridad” es “imposible”. Si bien no se atreven a señalar a un colectivo racializado concreto y se cubren con el clásico “la mayoría son buenos”, como si tuviese el listón de la valoración de los migrantes, difunden un discurso que relaciona directamente a determinada migración, sin explicitar cual para dejar una mayor amplitud a la imaginación del votante que pueda comprar el discurso, con la delincuencia. Sobre algunos presuntos delincuentes marca España, como el novio de Ayuso, Alberto González Amador, o el exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no tuvo tiempo a hablar.  

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