El Gobierno ha puesto freno al fenómeno de los niños ‘youtubers’. España regulará, por primera vez y por real decreto, el trabajo de los menores en redes sociales. «Se acabó el uso de menores como si fueran trabajadores adultos», ha dicho este lunes la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en un acto para presentar esta regulación que actualiza una legislación obsoleta de 1985. «Vemos que hay niños que trabajan desde sus habitaciones, y lo hacen en Instagram y en la publicidad, graban vídeos y hacen directos, son menores que participan en la industria cultural sin tener los derechos del resto de los trabajadores», ha aseverado. «El trabajo infantil disfrazado de libertad no se puede hacer, se acabó el uso de menores como si fueran trabajadores adultos. Vamos a garantizar sus derechos».
Situaciones que se van a acabar, ha asegurado la vicepresidenta segunda del Gobierno, quien, junto con el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, han presentado en la Fundación Ortega-Marañón (Madrid) la propuesta por el que se regula la relación laboral de personas artistas, técnicas y auxiliares en el ámbito de las artes escénicas, audiovisuales y musicales.
Los ministros han explicado que se trata de uno de los avances del Estatuto del Artista y es una norma que entra en consulta pública en un plazo de 30 días «que se abrirá pronto», antes de pasar por el Consejo de Ministros, y que pretende actualizar el Real Decreto 1435/85, según fuentes ministeriales.
Primera regulación
Una normativa que contempla tres ejes principales: la regulación de la inteligencia artificial (IA); se incorpora de manera obligatoria la figura de coordinación de intimidad en las escenas íntimas o sexuales y, destacadísimo, se pone coto al negocio de los niños en las redes sociales.
En el caso del trabajo de los menores, «por primera vez en la historia», resalta este departamento, se regula legalmente el régimen concreto de participación de menores en actividades artísticas y su autorización mejorando sus derechos y estableciendo reglas claras para todo el territorio, evitando abusos o de competencia desleal entre empresas.
Por cuenta ajena
Así, solo se permite el trabajo por cuenta ajena: una empresa ha de responder y garantizar los derechos del niño o niña como la compatibilidad con la vida social y educativa, limitando la jornada y horarios de trabajo, por franja de edad, se refuerza la prevención de riesgos laborales y también se pone en marcha una nueva regulación del procedimiento de autorización única para todo el territorio cuando la actividad se localice en varias comunidades.
Supondrá un control mucho más exhaustivo sobre el trabajo de las y los pequeños famosos ‘influencers’ españoles, como ‘Las Ratitas’, las quintas ‘youtubers’ más seguidas de España, con más de 25,7 millones de seguidores, aunque desde hace casi dos años no publican un nuevo vídeo; o Mikel, un niño de 15 años que se ha hecho famoso gracias a su canal MikelTube, en el que más de 9,62 millones de seguidores disfrutan de sus vídeos jugando a videojuegos o viviendo aventuras con su familia. También es el caso de Arantxa Parreño, una niña alicantina que actualmente reside en Argentina, que cuenta con 4,05 millones de seguidores y se caracteriza por mostrar sus experiencias, trends, desafíos, aventuras con sus amigos, etc.
Reglas ‘claras y únicas’
En el caso del trabajo de estos menores, tan lucrativo para sus familias en muchos casos, la ministra Yolanda Díaz ha explicado que se regula el régimen concreto de participación en actividades artísticas y su autorización mejorando sus derechos y estableciendo reglas «claras y únicas» para toda España.
En España, uno de cada tres jóvenes ve la creación de contenido como una posible carrera profesional, y uno de cada diez, ya está intentando hacerlo
Según una encuesta de Harris Poll/LEGO®, publicada el pasado verano, el 29% de los niños encuestados prefieren ser youtubers, superando al 11% que aspira a ser astronauta. En España, uno de cada tres jóvenes ve la creación de contenido como una posible carrera profesional, y uno de cada diez, ya está intentando hacerlo.
«Los influencers son ídolos, son sus referentes en muchos aspectos, además, son percibidos como personas que, sin apenas esfuerzo o incluso sin hacer más que divertirse, ganan grandes cantidades de dinero. Todo ello aviva el deseo de emularles», explicaba Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), cuando se dio a conocer el trabajo.
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