-¿Pero qué faes con mi móvil?¡Trai acá!
-Flipo.
-¿Por?
-¡Cambiaste la contraseña!
-¿Y? Ye mi móvil. ¡Trai acá!
-Buo.
-¿Qué ye?
-No, nada.
-Dame’l mi móvil, Noe.
-Las parejas sanas saben la contraseña del móvil de la otra persona.
-N’una pareja sana uno nun mira’l móvil del otru.
-¿Pero qué dices, Pelayo?
-Lo que oíste. ¡Trai acá!
-Pero, tío, si yo siempre supe la tu contraseña y tu la mía.
-Yá, pero no…
-¿No qué, Pela? ¿Por qué cambiaste la contraseña?
-¡Coño, porque ye’l mi móvil! ¿Cómo te lo tengo que dicir? ¿Qué ye, que yá no se puede tener nin privacidá digital?
-¡Flipo, tío! Te lo juro.
-Dámelo, anda. Y deja de mirame con esa cara de detective de Netflix.
-¡Cara la tuya, majo, que tienes un gesto culpable que nun puedes con él!
-¿Yo? ¿Culpable de qué?
-Tu sabrás…
-¿Qué dices, ho?
-¿Qué pasó n’El Carmín, Pelayo?
-Dame’l mi móvil, Noe, por favor…
-¡Buo! Cuando se rompe la confianza ábrese una brecha emocional que…
-¡Tas fatal, tia! ¡Tanto ver reels de Instagram…!
-¿Fatal yo? ¿Pero por qué coño nun me dices tu nueva contraseña?
-¡Porque esto de la contraseña, Noe, ye una dinámica de control!
-¿Que qué, ho?
-Me alejas de quien soi.
-¿Perdona?
-Nun puedo ser yo mismu, vida, dientro d’esta relación.
-Flipo. Te lo juro, tío.
-Anda, dame’l mi móvil, cielo. Yá valió.
-Lo único que quiero ye que sías sinceru. ¡Dame la puñetera contraseña!
-Hai que poner límites, Noe.
-¿Qué me tas contando, Pelayo?
-¡Tu, tía, invades mi privacidá!
-Y tu la mía, no te fastidia. Siempre miramos los móviles l’unu al otru y nunca hubo problema. ¡Nunca!
-¡Dame’l mi móvil, Noemí!
-¿Qué pasó n’El Carmín, Pelayo? ¿Qué pasó, Pelayín?
-Na. Non te perdisti na.
-¿Y tú? ¿Te perdisti tú?
-¿Qué dices, ho? No flipes.
-¡Pos, venga, dame la contraseña!
-¿Pero qué contraseña ni qué mi madre? ¡Que ye mi móvil!
-Yes más falsu qu’una patada de culiebra.
-¡Deja en paz mi móvil, por favor! ¿Vale?
-¿Qué pasó n’El Carmín, Pelayín?
www.maxirodriguez.net
Suscríbete para seguir leyendo