Un convoy con ayuda humanitaria a la espera de entrar en la Franja de Gaza. / EP
Desde que existe el derecho internacional humanitario, siempre ha habido reglas y contrapesos durante un conflicto. Durante este tiempo, ha habido cambios e incumplimientos, pero los principios básicos siguen intactos: proteger y salvar vidas desde la neutralidad y la garantía.
Es imposible hablar o pensar en los principios humanitarios y no empezar por Gaza. En Gaza se han cruzado todas las lineas rojas. Fuera y dentro de Gaza toneladas de ayuda humanitaria esencial para sobrevivir como alimentos, agua potable, medicinas y combustible, permanecen bloqueadas mientras las organizaciones humanitarias tienen prohibido acceder a ella o distribuirla. Mucho antes, el gobierno de Israel se ha encargado de desprestigiar a UNRWA. El bloqueo impuesto por el gobierno de Israel provoca sufrimiento, hambre y muerte a la población civil palestina de Gaza. El resultado de este bloqueo se traduce en niveles récord de desnutrición aguda, especialmente entre niños, niñas y personas mayores, y en enfermedades totalmente prevenibles que se propagan rápidamente entre la población, como las diarreas agudas. 2 millones de seres humanos intentan sobrevivir en esta crítica situación.
Hasta el 13 de julio de 2025, la ONU ha confirmado que 875 palestinos fueron asesinados mientras buscaban comida y agua para intentar sobrevivir. Miles han resultado heridos mientras simplemente esperaban recibir alimentos o medicinas. Trabajadores humanitarios y periodistas han sido asesinados deliberadamente. Lo primero impide la protección de la población, lo segundo tener testigos de la masacre.
Según el programa Mundial de Alimentos con cuyos responsables tuvimos la oportunidad de entrevistarnos hace unos días en la sede de Naciones Unidas, en estas condiciones es inviable cualquier operativo humanitario que evite una hambruna mortal y masiva en Gaza. Dejar morir de hambre a la población civil constituye un crimen de guerra. ¿Hay algo más cruel que dejar morir a miles de niños de hambre o sed ? Sí, lo hay, que quede impune.
Es importante recordar que cómo y quién distribuye la ayuda humanitaria es tan o más importante que el cuánta ayuda se distribuye. Distribuir ayuda humanitaria es garantizar – en línea con los principios humanitarios – que esa ayuda llegue a quienes más la necesitan, de forma digna, segura y sin condicionamientos. Es permitir que los actores humanitarios operen con independencia de otras agendas o intereses. Dejar que lo haga una fundación de parte, es sembrar caos, miedo y muerte, y utilizar la ayuda como instrumento de colonización y botín de guerra.
Y mientras toda esta barbarie ocurre ¿Dónde está Europa? ¿Qué está haciendo? La UE lleva meses sin alcanzar un acuerdo en el Consejo para suspender los acuerdos de asociación con Israel a pesar del comprimíso de paises como España. Su Alta Representante supuestamente ha llegado a un acuerdo con Israel para facilitar la entrada de ayuda humanitaria del que a pesar de nuestro requerimiento, no conocemos nada, y a la luz de los resultados, es notoria su ineficacia. Mientras, los palestinos mueren de hambre delante de nuestros propios ojos, y la presidenta de la Comisión guarda un silencio tan atronador como vergonzante.
La UE nació para garantizar la paz y debería ser garante de los principios humanitarios en todo el mundo. Si lo es en Myanmar para defender a la minoría rohinyá musulmana o en Ucrania para garantizar los derechos del pueblo ucraniano, también debería serlo en Gaza.
Estamos en una encrucijada histórica. Lo que hoy permitamos, sentará un precedente que nos acompañará siempre, dejará tocado el liderazgo y la credibilidad de la UE, y sembrará un futuro de inestabilidad e inseguridad del que todavía no somos conscientes. Es urgente e inaplazable una acción diplomática y humanitaria concertada y contundente, exigir un alto el fuego inmediato y la distribución de ayuda sin condiciones.
Decía hace unos días el ex alto representante Josep Borrell que la UE había perdido el alma en Gaza. Es mucho más que eso, en Gaza nos estamos dejando los principios, la credibilidad, y los intereses. Como hemos denunciado muchas veces ante la Comisión, nuestra inadmisible y negligente inacción quedará marcada en la historia, y no podremos perdonarnos ser testigos de un genocidio y haber mirado hacia otro lado.
Por Leire Pajín Iraola, ponente permanente de ayuda humanitaria en el Parlamento Europeo